Separatismo catalán: identidad y mesianismo
Puedo imaginar que los separatistas catalanes, cuyo número en términos porcentuales se puede situar entre un treinta y cinco y un sesenta y cinco por ciento de una población total de dos millones y medio de personas, no se sienten ciudadanos de un Estado de derecho cuyas leyes, justas y democráticas, todos deben respetar.
De acuerdo con el relato de estas angelicales criaturas, el Estado español es un Estado opresor y ellos, los catalanes separatistas y no separatistas, viven en condiciones de opresión y marginación esencialmente injustas y lesivas para el pueblo catalán.
Por eso han decidido tratar de recuperar su identidad y sus derechos colectivos e históricos como pueblo por procedimientos siempre legítimos, lícitos, pacíficos y democráticos.
El relato, con todas sus incidencias pero sobre todo con sus últimos capítulos dedicados a la redención, me trae instintivamente a la memoria la biografía colectiva de los hijos de Israel.
Entiendo que en ambos casos los oprimidos se convierten a la postre en opresores pero conservando su (falsa) buena conciencia y su pretendida superioridad moral.