El error más grave del independentismo catalán
A mi entender, hablar de guerra en Cataluña, aunque sea de manera velada y con subterfugios, entre ejércitos extranjeros, con los catalanes como sujeto pasivo de la contienda, es el error más grave que se podía cometer en este momento -error táctico- y en el futuro, en cuanto que hace pensar necesariamente en un enfrentamiento bélico de resultado incierto para alcanzar el objetivo final -error estratégico-, la independencia de Cataluña (1).
Me atrevo a afirmar que tanto el anuncio de la medida como, y sobre todo, su ejecución van contra la historia de una sociedad esencialmente burguesa y, por burguesa, pacífica y formalmente democrática, con el diálogo y el acuerdo como medios propios para alcanzar sus objetivos, grandes y pequeños, actuales y futuros.
Considero que a partir de esa declaración, el plan independentista debería perder gran parte del apoyo de una sociedad que siempre se caracterízó por su aversión a la guerra declarada y en definitiva a todas las formas de violencia.
Supongo que ahora los ideólogos del Proceso a la independencia tratarán de quitar hierro al asunto con estratagemas basadas en el doble juego -política de la puta y la Ramoneta-, pero habrá que ver si el catalán bienhabiente y bienpensante rompe con su historia y actúa en contra de su idiosincrasia o, más exactamente, en contra de lo que aquí y en vernáculo se llama tarannà.
(1) En este contexto, ese puede ser el objetivo final. En otro escenario, con otra perspectiva y con otro plan estratégico, la meta final definitiva puede ser también otra. Pensemos por un momento en Prat de la Riba y su mensaje «De Lisboa al Ródano».
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