Alienación y contingencia
Me tengo por una criatura alienada y como tal atrapada en la contingencia.
Estoy alienado y soy contingente.
¿De momento? ¿Para siempre? ¿Como castigo eterno, como purgatorio, como oportunidad y redención?
Alienado y contingente, me hago llamar Ramón Ibero y me considero un patriota español.
Desgracia sobre desgracia.
Aun así, aspiro a dejar de estar y empezar a ser. De momento sigo en mi carcasa, sobre la que el acontecer vierte y acumula a cada instante atributos hechos de escoria matérica que van formando y modelando mi personalidad.
Soy una carcasa con personalidad, tramoya con trampantojo.
Pero me inclino a creer que a la postre me será dado abandonar para siempre el ámbito de lo contingente y empezar a ser.
En ese devenir el pensamiento, en cuanto creación y procreación, es para mí expresión suprema de la criatura liberada de lo contingente para siempre.
¿Dios con Dios o Dios sin Dios?