Artículos del día 19 de diciembre de 2020

Prosélitos y subalternos: Rufián y los de su cuerda

Entiendo que, en este predio que fue siempre una región española y ahora es, a mes a mes, una república imposible, el prosélito es por lo común un charnego de suburbio con ocho o más apellidos andaluces y extremeños que, aunque ahora  responde al nombre, pronombre o sobrenombre de Oriol o Pere Jaume y habla catalán -catalán  de suburbio o, si se prefiere, català de rodalies-, aún no ha conseguido  ni integrarse en la comunidad del rovell  de l ‘ ou ni ser conocido y reconocido como igual por sus miembros con  genealogía de sabra.

No obstante, el prosélito procura  medrar y pillar cacho como los que, antes que él,  quisieron cubrir la ruta de Europa y se quedaron aquí, a las puertas.

De hecho, muchos de ellos no tardaron en buscar el amparo de alguno de los partidos políticos adscritos al procés, avant la lettre,  y tutelados por la Generalidad con sus incontables entes asociados.

Los que lo intentaron y consiguieron llevaron a cabo su propia promoción socioprofesional y, sin dejar de ser prosélitos, se convirtieron en subalternos.

Habían resuelto por elevación y para un futuro previsible todos los problemas de la andorga y su condumio.

Uno de ellos es Gabriel Rufián, prosélito convertido en subalterno y ahora erigido en portaveu de un partido independentista en el Congreso de los Diputados.

Eso me lleva a pensar en la posibilidad de que el muy Rufián sea nombrado un día embajador de la República de Cataluña en los Madriles, capital de todas las Españas que es fan i es desfan.

Nota

Considero que mi caso es distinto. Desde que tengo memoria, mi familia se ha dedicado al trapicheo y desde entonces vengo pensando que mi vena intelectual es  un enigma de la mente humana y/o de los designios de la Providencia.