Salvador Illa, el hombre de Pedro Sánchez en Cataluña
Imagino que los asesores de Pedro Sánchez, nuestro actual jefe de Gobierno, le soplaron hace tiempo que los asuntos de Cataluña debían ser tratados por catalanes, sólo catalanes, y, a lo sumo, controlados a distancia por no catalanes (léase españoles).
Que los catalanes son muy suyos y no permiten intromisiones de gente de fuera en sus asuntos y, menos aún, en sus cuentas.
Resulta poco menos que obligado pensar que Pedro Sánchez, en mi opinión español de tierra adentro con alma de fenicio, se quedó con el soplo y, después de mucho vagar y errar, decidió estudiar a fondo el problema para solucionarlo de una vez por todas.
Aunque no lo parezca, el hombre tiene cabeza y cuenta con recursos.
Entonces, lo primero que se le ocurrió fue buscar un subalterno capaz de hablar y pensar en catalán pero sin pasarse, pues debía estar incondicionalmente a su servicio y seguir sus instrucciones con fidelidad y lealtad.
Tarea difícil, pero no imposible.
¡Eureka! Sánchez había dado con el hombre idóneo: catalán y militante del Partido de los Socialista de Cataluña, pero no un Iceta.
Lo convocó, lo instruyó, lo convenció o eso creyó.
Los días siguientes estuvo hablando con él de tú tú y explicándole las líneas maestras de su futuro cargo, amén de algunos detalles de especial interés para ambos, jefe y subalterno.
Este último debía mostrarse a la vez discreto y cercano, riguroso y cordial, pero por encima de todo debía ser leal a su superior, dada su condición de jefe del Gobierno de España.
Y así fue como Pedro Sánchez dio con Salvador Illa, al que nombró candidato a la presidencia de la Generalidad de Cataluña con la idea de que, tan pronto como se convierta en presidente, los dos juntos puedan poner en práctica el plan para controlar y dirigir Cataluña sin que su burguesía se soliviante a cada momento, pues tendrá poder político, sí, sí, sí, poder político auténtico, sin cortapisas ni intermediarios.
El nuevo presidente de la Generalidad será uno de los suyos y se comportará como uno de los suyos.
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