Política española: diálogo entre separatistas catalanes
El próximo capítulo de la política española está cantado desde hace tiempo. Días pasados, yo mismo lo canté y lo conté en forma de maldición fatal, no en forma de traición evitable y evitanda, en esta página virtual.
Una vez nuestro infame doctor cum plagio abandone el primer plano de la escena, ahora, sí, convertido para siempre en convidado de piedra, los nuevos y futuros protagonistas –Perfidia Iceta y el buen separatista Salvador Illa–, dos catalanes contratados y reservados para la ocasión, se ocuparán en exclusiva de la cosa pública de España y los españoles en base a un diálogo permanente en la línea de la táctica futbolística «tuya, mía; tuya, mía», con remate final y gol por la banda izquierda, táctica conocida y aceptada por todos, actores y espectadores, embaucadores y embaucados.
En mi guión está previsto que el capítulo o, si se quiere, el acto teatral termine con la desaparición paulatina pero definitiva, corpore insepulto, del convidado de piedra y el ascenso de Perfidia Iceta al rango de eminencia gris de la nueva política y la nueva realidad plurinacional, una y otra al servicio de la República de Cataluña, que, a efectos oficiales, probablemente pasará a manos de otro buen separatista por aquello del juego democrático y las buenas maneras.
No creo que en la decisión de pasar página e iniciar una etapa histórica de España sin España se vayan a tener en cuenta las últimas voluntades de los interfectos, pero tengo por cierto que, aun entonces, yo seguiré aferrado, aunque sea sólo en sueños, a la Patria de mi infancia.