El ser o no ser de España
Desde hace tiempo vivo bajo la angustia de que España se encamina inexorablemente hacia un momento de su historia en el que tendrá que jugarse su futuro -ser o no ser- a una carta.
En cierto modo estoy preparado, ya que me veo dispuesto a defender mis convicciones -una España única y unida- hasta las últimas consecuencias, pero la actitud de muchos compatriotas, sobre todo de izquierdas, no me infunde ninguna confianza y sí mucha preocupación e incluso desconfianza, pues considero que la situación a la que hemos llegado es sencillamente el resultado de una cadena de claudicaciones y traiciones, y, en el peor de los casos, no quiero estar en el bando de los traidores.