La navaja ensangrentada
Puestos a imaginar, creo que, anímicamente, estoy muchísimo más cerca de Ángel Ganivet, con su doliente alma septentrional, que de Lorca y su mujerío gitano.
Con Ganivet y un par de compatriotas más he compartido la angustia de ser español, siempre y sólo español, como destino y condena.
Ganivet encarna para mí el sentimiento trágico de la vida.
Aun así, el título elegido aquí y ahora me lleva evocar de manera instintiva el mundo lorquiano con sus personajes femeninos, que son los que, para mí, en verdad cuentan.
Un mundo que, en cierto modo, me es cercano y distante a un mismo tiempo; conocido y desconocido,
Imagino que una navaja ensangrentada es, incluso en los tiempos actuales con sus códigos encriptados, un mensaje de venganza, acaso de locura o desequilibrio mental, ¿de amor incomprendido, no correspondido?, ¿de despecho?
Yo soy un español condenado a muerte porque he sido condenado a asistir a la muerte de mi patria.