Cataluña: Independencia, no; suplantación, sí
Imagino que durante mucho tiempo la independencia de Cataluña se vio lastrada a los ojos de sus cabezas pensantes más realistas en términos económicos por el convencimiento de que ese status, de convertirse en realidad política, significaría el empobrecimiento de un país pequeño incluso para Europa y no precisamente rico en recursos.
Era peor el remedio que la enfermedad. A no ser que a alguien se le ocurriera, por ejemplo, algo parecido a lo que en ajedrez se llama mejorar la variante.
¡Eureka!
En lugar de independizarse separándose de España y, como quien dice, por amputación, suplantarla y quedarse con todas sus estructuras de Estado en exclusiva.
¿Cómo?
Mediante un proceso ejecutado en estas tres fases:
1ª, Del Estado centralizado y unitario al Estado de las autonomías.
2ª, Del estado de las autonomías a las autonomías sin Estado.
3ª, Proclamación de la República de Cataluña como único Estado soberano de la península Ibérica y con capacidad para representar y dirigir el nuevo país con rango de federación o confederación.
En esas están.
E se non è vero, è ben trovato.
Añadir comentario