Artículos de mayo de 2022

¿Y quién controla al controlador?

Se nos viene diciendo desde hace tiempo que los gobiernos estatales, y en principio sólo los gobiernos estatales,  disponen de un sistema de control de sus ciudadanos.

Así las cosas, yo pregunto: ¿y quién controla al controlador y, sobre todo, quién controla al inventor y tenedor del invento?

 

España: ¿Nación-Estado o federación?

Para el que escribe, la historia de España es el relato de gentes que buscaron la unión y se constituyeron en un pueblo y una nación unida y unitaria, tras una guerra que duró ocho siglos. Para mí, que soy él, la Reconquista es nuestra guerra de la Independencia. La victoria total y definitiva sobre los árabes musulmanes determina el fin de la indefinición/dispersión y el nacimiento de España como unidad política y Estado moderno.

¿O no?

Desde entonces, España ha sido y es una Nación-Estado. En su historia no hay  siquiera indicios reales de algo que se parezca al federalismo.

¿O sí?

De acuerdo con lo que él sabe y entiende, la federación es siempre el resultado de un proceso político integrador, de fuera a dentro.

¿O no?

No hay procesos federales, federalizantes o similares, desintegradores; de dentro a fuera.

¿O sí?

Cada nación tiene su genealogía, que es su historia, y esa genealogía, que determina su idiosincrasia y es determinada por ella –en este caso, España como Nación-Estado–, fija el régimen político, unitario o federal.

¿O no?

Preguntas a los cuatro vientos:  ¿ha habido en la historia de Occidente procesos federales y/o federalizantes de dentro a fuera? En caso afirmativo, ¿dónde, cuándo, cómo y por qué? Y, sobre todo, ¿cómo han terminado?

En cualquier caso, como para el que escribe la Reconquista fue nuestra guerra de la Independencia, habida cuenta de que de ella surge España como Nación-Estado unitario, la guerra de 1808 contra los franceses fue en esencia un movimiento popular de liberación.  A lo sumo, una segunda guerra de la Independencia.

Toda vez que los separatistas catalanes llevan años acentuando la delimitación y el blindaje del espacio político de esta región  española (administración propia, territorio propio, lengua y cultura propias, exclusivas y excluyentes), al tiempo que siguen multiplicando su presencia en las instituciones del Estado (Administración, Hacienda, medios de comunicación, etc.), desde una posición presidida por la distancia y la diferencia, se impone la pregunta: ¿cómo es la independencia que quieren conseguir nuestros separatistas?

Por lo que sé, los separatistas catalanes quieren que España financie todo el proyecto, en especial su independencia, en el bien entendido de que a la postre Cataluña será independiente respecto de España, mientras que España, despojada de su estructura estatal mediante la potenciación a finis de autonomías y nacionalidades, quedará sometida a Cataluña para siempre. Ya ahora, los españoles no pueden ocupar cargos de responsabilidad en la administración catalana, mientras que la Administración estatal, abierta a todos los ciudadanos españoles, está siendo ocupada por un número cada vez mayor de catalanes separatistas.

Hoy sabemos y podemos declarar que el proyecto catalanista –independencia de Cataluña y destrucción /colonización de España a cargo de la burguesía catalana– fue concebido y puesto en marcha durante la década de los años sesenta del siglo pasado, o sea, en tiempos del tardofranquismo.

Mientras tanto, el filoterrorista Ibarretxe ha tenido que hacer el petate y dejar la presidencia del gobierno vasco. Resentimiento y pataleo, expresión de la impotencia de alguien que ostentó el poder, no gobernó, gracias a los trabucaires de ETA. Aunque él lo negará, como lo ha negado siempre, ahí están los crímenes de la banda terrorista para demostrarlo. Demostración definitiva e incontrovertible. Ibarretxe es un delincuente en cuanto protector y protegido de quienes matan. Él lo sabe y, como lo sabe, lo niega  para conservar su buena conciencia, falsa buena conciencia.

El caso es que Ibarretxe, protector de trabaucaires y protegido suyo, se ha ido con su  rencor y sus amenazas. Tendremos que esperar para ver cuánto dura ese rencor y hasta dónde llegan las amenazas. ¿Habrá más muertes?

No lo sabemos. Lo que sabemos es que en estas tierras hay personas que pueden seguir tranquilamente con su partida de cartas cuando se enteran de que acaban de matar a un amigo o, al menos, compañero de mesa y juego. Si esas personas son un  exponente real y válido de toda la sociedad vasca podemos afirmar que los trabucaires de ETA ya no tienen nada que hacer, han perdido la batalla, la guerra y la posguerra.