Proyecto español para Cataluña
Después de años de imposición, por una parte, y de opresión, por otra, de acuerdo con una orientación clara y definida, se puede negar pero no ocultar que en Cataluña hay dos comunidades sociolingüísticas: una comunidad opresora y una comunidad oprimida.
La comunidad de lengua catalana, a pesar de ser minoritaria, monopoliza todas los órganos de representación democrática y mantiene a la comunidad de lengua española en una situación de opresión que, en estos momentos, llega al extremo de negar a sus miembros el derecho a recibir enseñanza en su idioma e incluso a usarlo libremente en la vida pública.
Estamos hablando del español, único idioma constitucionalmente oficial en todo el territorio de soberanía española y sus instituciones.
La opresión a la que está sometida la comunidad de lengua española de Cataluña y sus miembros es un atentado a la democracia y, dada la inoperancia del Gobierno de la nación y de sus instituciones jurídicas, empezando por el Tribunal Constitucional, a los miembros de esa comunidad corresponde sublevarse contra tal opresión y exigir la implantación de un régimen realmente democrático.
Para ello, el Insomne considera que los miembros de esa comunidad deben unir sus esfuerzos y crear una fuerza política que, en el marco de la Constitución española y en el ámbito de la soberanía nacional, defienda democráticamente sus derechos democráticos, sin prestar atención a acusaciones de anticatalanismo, pues si hay algo anticatalán es precisamente la opresión que el establishment arracimado en torno a la Generalidad ejerce sobre más de cuatro millones de ciudadanos de Cataluña, cifra equivalente al cincuenta y cinco por ciento de su población.
De acuerdo con la visión del Insomne se trataría, pues, de formar un partido con tres corrientes principales, a saber: una corriente de izquierda en la línea del socialismo histórico, representado en este caso por Ágora Socialista y hombres como Antonio Robles, una corriente de centro izquierda defendida por el partido de Rosa Díez y una corriente de derechas con un PP revitalizado y regenerado. Su dirección correspondería lógicamente a Vidal-Quadras.
En la práctica estas tres corrientes podrían actuar como partidos autónomos pero manteniendo la unión y la lealtad para defender en caso necesario los intereses comunes y generales de toda la comunidad de lengua española.
Pregunta a los cuatro vientos: ¿no sería esa una respuesta mínimamente digna y adecuada a lo que han hecho los representantes políticos de la comunidad de lengua catalana utilizando sistemáticamente medios ilícitos con fines inconfesables?
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