Al final se impone la Ley
Quiero pensar que los separatistas catalanes pierden la batalla de la independencia «simbólica» en el mismo momento en el que el Estado español, superado el intento sedicioso de politización con sus incontables argucias, consigue poner en marcha la máquina de la Justicia y empieza a encausar y detener a sus máximos responsables.
En un Estado de derecho, la Justicia es la realidad y, a estas alturas del conflicto, todo parece indicar que la Justicia se va a imponer claramente.
En líneas generales, el plan de los separatistas catalanes se basa esencialmente en ignorar y hacer que se ignore el punto de partida del problema -una infracción gravísima y persistente de la Constitución vigente en España- y hacerlo derivar hacia un contencioso político que se debe afrontar y resolver por la vía del diálogo entre sujetos soberanos de igual rango: el Gobierno del Reino de España y la Generalidad de Cataluña.
A este fin, los sediciosos mentirán, huirán, buscarán refugio en otro país y tratarán de internacionalizar su relato de minoría pacífica y democrática que se ve oprimida por un estado autoritario, pero, así que se descubre el fraude, tendrán que aceptar la realidad y someterse, nolens volens, al imperio de la Ley.
Han perdido la guerra en todos sus frentes.
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