La segunda vida de Manuel Valls
Tras un inicio prometedor y un ascenso incluso fulgurante en Francia, donde llega a ser ministro de Interior y primer ministro con François Hollande, Manuel Valls conoce el ostracismo político en su país de adopción y decide probar suerte en España y concretamente en Barcelona, su ciudad natal.
En septiembre de 2018 anuncia su candidatura a la alcaldía de la ciudad Condal en las elecciones municipales de mayo de 2019.
Aunque ideológicamente Valls se sitúa en una izquierda que mira con insistencia a la derecha, en su nueva singladura política parece huir de toda identificación con un partido convencional y abogar por el lanzamiento de un proyecto transversal que en principio iría de Ciudadanos al sector no independentista o menos independentista de la burguesía catalana.
Pero como Manuel Valls es ante todo un político profesional con un agudo instinto de supervivencia, habrá que esperar a ver cómo le trata la suerte a la hora de repartir las cartas de la baraja para saber qué línea va a adoptar realmente.
De momento, dos cosas parecen ciertas, al menos para mí.
Primera. La activista del catalanismo social Ada Colau es su rival número uno y la candidata auspiciada en este caso por el stablishment catalanista-independentista. Su gran acierto sociopolítico ha consistido en hacer política separatista con los votos de los charnegos de la Ciudad Condal, siguiendo así la línea histórica del PSC de Maragall e Iceta.
Segunda. En mi opinión, tan pronto como el candidato Manuel Valls vea que no tiene los apoyos (políticos, sociales y económicos, sobre todo económicos) necesarios para ganar, abandonará la lucha.
Lo dicho, Manuel Valls es un político profesional, no un mártir.
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