¿Cuánto cuesta montar una naciúncula?

Como, siguiendo las órdenes/directrices impartidas por el Gobierno del Estado, Artur Mas ha empezado, de una parte,  a reducir servicios y prestaciones en Sanidad y Educación, al tiempo que, de otra, declaraba su intención de mantener, incluso aumentar, las embajadas de Cataluña en el mundo, pregunto:

¿Para qué sirve una naciúncula?

¿Cuánto cuesta montar y mantener el aparato burocrático-estatal de una naciúncula?

¿Quién va a pagarlo?

Nota aclaratoria

Todos los cargos de responsabilidad de la naciúncula, con sus correspondientes emolumentos,  están ya asignados y cubiertos. No así los puestos inferiores: conserjes, ascensoristas,  gorrillas y captaires .

 

Zapatero o la resiliencia

Como creo que a estas horas Zapatero  aparece a los ojos de la mayoría de los españoles como un interfecto político a plazo fijo y quiero respetar la norma de los romanos De mortuis nihil nisi bonum,  decido definirlo como personificación destacada, muy rara vez desmentida, de la resiliencia (resilience), esa cualidad que permite a una persona hacer frente a la adversidad y sobreponerse a los fracasos conservando siempre la presencia de ánimo y, a veces, yendo incluso más allá.

El tiempo  nos dará la perspectiva necesaria para poder decir quién fue y quién no fue Zapatero.

Para mí, ya ahora, su personalidad es todo un enigma, precisamente por esa resiliencia suya.

Desde el cuartel, la Chacón a Zapatero:

«He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra».

Nota

A partir de ese momento, nueve meses, hora más, hora menos. Salvo aborto  provocado u otra intervención contra natura, nunca manu militari.

 

Jordi Pujol: ¿Ben Gurión de Catalunya o Avi de la Cigronada?

Por favor, que conteste la Chacona, menistra de Indefensa del antiguo Reino de España.

Aclaraciones

«Avi de la Cigronada» equivale, más o menos, a «Abuelo de los Garbancitos». «Menistra» es «ministra» en el habla de las Batuecas.

Dos lecciones alemanas

Ante la última gran crisis económica del capitalismo, Alemania optó por mantener básicamente  intacta su máquina productiva y repartir la menor  actividad existente entre su población laboral.  En principio no se amputaría ningún sector productivo ni se despediría a nadie; simplemente  se repartiría de manera equilibrada la  actividad perdida. Todos trabajarían menos pero, en la medida de lo posible,  todos seguirían trabajando.

Si en momentos de  máxima actividad  (Hochkonjunktur) se habían repartido entre todos los productores  los excedentes de trabajo y beneficio, ahora, de acuerdo con la  misma lógica,  había que repartir, igualmente entre todos ellos, mermas y pérdidas.

El resultado de  ese tratamiento de la crisis  está a la vista. El país superó  con creces  sus dificultades e inició rápidamente un nuevo período de pujanza. Todo ello sin dañar ni mutilar su máquina productiva.

La operación resulta tanto más meritoria si tenemos en cuenta que en 1989-1990 Alemania tuvo que asumir íntegramente el coste de su Reunificación (Wiedervereinigung) o, lo que es igual, la asimilación  de  toda una máquina estatal tan burocratizada como ineficaz.

La más reciente  lección alemana ha sido en verdad  menos llamativa pero acaso no menos inteligente e instructiva. Angela Merkel, su  Kanzlerin, decidió no sólo  mantenerse al margen de la desafortunada intervención aliada  en Libia, al parecer urdida por Sarkozy como venganza y  conjura,  sino que además, como para rematar la jugada, sacó literalmente sus barcos del Mediterráneo y así  se los hurtó a la OTAN y su mando supremo.

Moraleja. Ante una situación conflictiva,  la inteligencia práctica o, más exactamente, económica se manifiesta como la facultad de simplificar planteamientos y soluciones en beneficio propio.

UPyD Cataluña, proyecto fallido

Se veía venir. En realidad,  aquí, en la margen izquierda del Ebro,   UPyD nunca consiguió  ni arraigar ni levantar cabeza.  Error tras  error en un entorno de suyo hostil ha desembocado en  la situación actual, antesala, más que probable, de la  muerte clínica.

No sé qué será de sus dirigentes, si los tuvo o los tiene. Imagino que sus militantes se pasarán mayoritariamente a Ciudadanos, formación que así verá acrecentadas sus posibilidades en los barrios de Barcelona y en el Parlamento de la naciúncula catalana.

Es posible que algún despistado recale en el PP de Camacho, mientras que, como suele ocurrir en estos casos, unas pocas decenas de insumisos, atrapados entre la decepción y la marginación social, optarán por la abstención, que en democracia  es el paro político. Y una especie de muerte civil.

Pero, como no hay mal que por bien no venga,  tenemos derecho a pensar que este  triste avatar va a dar fuerza y cohesión a la charnegada, ahora dirigida y representada por persona interpuesta, ni sabra ni charnego. Es lo máximo que están dispuestos a permitir los censores de la Tanca catalana. De momento.

Justamente por esa y otras razones  nunca he confiado en el ambicioso ciudadano Rivera.  Aun así,  considero que el Noi, además de mostrar maneras, ha demostrado tener más perspicacia  política,  más habilidad dialéctica y más  talento organizador que todos los Robles, Domingos y Villacortas juntos.

Ante este panorama, me pregunto: ¿qué es peor, no tener pastor o tener un pastor probablemente aconductat y a buen seguro en libertad bajo vigilancia?

¿La hora del islam?

Cualquiera que sea el origen inmediato y más visible de los movimientos populares que en estos momentos agitan el mundo árabo-musulmán desde el Magreb hasta Afganistán (1.300 millones de seres humanos), me inclino a pensar  que, una vez más, esos movimientos  van a cristalizar –¡necesariamente!–  en  un recrudecimiento del odio de los hijos de Alá a Occidente,  de manera especial a Israel y Estados Unidos.

Si los estrategas de estos dos países  consideran  que para controlar, aunque sólo sea temporal y parcialmente, a los pueblos de ese mundo hay que  enfrentarlos entre sí para que, después de gastar buena parte del dinero del petróleo en comprar armas a países occidentgales,  se diezmen y se debiliten  unos a otros y, acto seguido,  entregar  su dirección política  a dictadores corruptos y obedientes, tal vez deberían saber asimismo –y de hecho lo saben– que nada une con más fuerza a  los árabes y los musulmanes  que el odio a Israel y todo lo que Israel representa para ellos.

Basta con que aparezca en algún momento y en algún punto del horizonte la sombra de su enemigo ancestral para que los habitantes del desierto olviden sus  atávicas querellas  y se vuelvan  a una  contra el intruso, aunque,  como ocurre desde hace tiempo, éste haya enviado por delante a los marines norteamericanos  con sus tanques y sus aviones.

Recientemente Noam Chomsky ha observado que el núcleo duro del actual conflicto no está ni en Libia ni en Egipto sino en los arsenales del tándem Irán-Pakistán, dos potencias nucleares tanto más peligrosas cuanto que ni Israel ni Estados Unidos están en condiciones de controlarlas y las dos se muestran  dispuestas a actuar en cualquier momento, por sorpresa, sin mensaje  de aviso  por delante.

¿Contra quién, contra quienes, contra qué?

Evidentemente, contra Israel, pero también y, por eso mismo, contra Estados Unidos, sus intereses y  su zona de influencia en el ancho mundo, desde Japón hasta España, pasando, cómo no, por ciertos países árabes.

Eso es lo que, a mi entender, debe tenerse en cuenta más allá de las algaradas  que en los últimos meses vienen protagonizando los habitantes del desierto, donde, conviene saberlo, no hay ni estados ni naciones ni fronteras; sólo tribus,  tribus ahora en una situación límite y, por la misma razón, fanatizadas.

Aunque todo lo que salga de ahí será necesariamente malo para nosotros, sus enemigos históricos y, en cierto modo, naturales,  es conveniente tener en cuenta asimismo que  lo peor y más peligroso no van a ser, ni mucho menos, las oleadas de personas –en su mayoría hombres jóvenes– que van a llegar a las costas europeas en procura de alimento y  trabajo sino las intervenciones por sorpresa que en estos momentos se están fraguando en Irán y Pakistán.

Debemos pensar que no tardarán en aparecer  señales en el cielo. Eso sin contar con que tanto Israel como Estados Unidos pueden verse obligados a intervenir –juntos o por separado, siempre de acuerdo– en cualquier momento.

El espíritu de Mahoma

Un espíritu, no fantasma, recorre, una vez más,  los  desiertos desde el Magreb hasta Afganistán.

Es el espíritu de Mahoma, que vive y sobrevive en sus fieles seguidores y se manifiesta en la sharia y la yihad.

Israel ha empezado a tomar medidas y, con ayuda de Estados Unidos,  ahora  trata de reventar y  hacer saltar por los aires el régimen iraní desde dentro. In-fight!

Afortunadamente sólo queda petróleo para un par de décadas. Y, afortunadamente, para la historia de la humanidad  un par de décadas es algo así como un par de semanas.

Ataraxia

Este sol de pomeriggio

que me calienta el alma

con ronroneo de gato adormecido

es regalo y es torna

a  una vejez sin duelo.

Y ahora, en el atardecer,

el ojo de mi ojo no ve:

ni ve ni ríe, ni ríe ni canta.

Envuelto  en un  silencio fatal,

nunca fatídico,

vuelvo a la nada,

regreso al Uno.


Mourinho y Zapatero: dos figuras y una vara de medir

De acuerdo con mi modo de entender el fútbol y sus agentes, Mourinho es, entre otras muchas cosas,  un especulador, no un estratega.

Trata de mover los jugadores en el campo y fuera del campo como si fueran peones de su particular tablero de ajedrez, pero, tan pronto como empieza a oler a chamusquina,   se busca una salida honrosa, o lo menos deshonrosa posible, para salvar la figura y seguir con vida.

Eso es, en cualquier caso, lo que yo he visto hasta ahora en el  egótico   y luso entrenador de fútbol.

Zapatero, a quien un correligionario suyo ha definido, indulgentemente,  como persona de rostro poco diáfano, actúa de acuerdo con una línea un tanto diferente.  Se mantiene en primer plano, siempre pendiente del desarrollo del juego político y sus vicisitudes, pero sin confesar a nadie sus intenciones.

Simplemente,  está ahí y con cierta probabilidad  ahí se va a mantener hasta que la situación se aclare.  Para salir corriendo siempre habrá tiempo, al menos mientras tenga a su lado  un Rubalcaba dispuesto a sacrificarse en aras de sus altruistas intereses personales.

Ese sí que es críptico, críptico pero con labia y cintura.  Donde esté un Rubalcaba que se quiten todos  los Montillas.

Para mí, lo dicho significa que el vulpino  leonés tiene las espaldas más o menos  cubiertas y va a aguantar en su sitio. Pedirle que se defina y exponga qué piensa hacer, como al parecer osó pedirle, días atrás, el nada osado   presidente extremeño, es sin duda un acto inspirado, a partes iguales,  en la lealtad y la  ingenuidad.

Por lo visto, el extremeño no sabe lo que puede aguantar  su jefe de filas.   Es posible que tenga ocasión de comprobarlo. Sin preguntar.

Yo, con mi propia vara de medir, me permito aconsejar al pacense que esté más atento a la sonrisa del futuro interfecto que a sus palabras.

Si ve que sigue sonriendo, malo. Si ve que deja de sonreír, es que la cosa está tan mal que no merece la pena seguir sonriendo.

Para entonces probablemente ya habrá terminado la liga con todos sus partidos y algunos de sus tejemanejes.