El bien y el mal

Considero -creo y pienso-  que existe el bien y existe el mal. Dios es, para mí, el bien absoluto:  Dios es y existe.  Para mí, el mal absoluto ni es ni existe, ni puede ser ni puede existir (al menos, en tanto en cuanto Dios es y existe). Lo que considero que existe (no es) es una una forma de mal, el mal en la dimensión de lo contingente.  Que sepamos,  mal es una palabra, un concepto humano para humanos. ¿Sólo humano y sólo para humanos?

Mi sagrada Trinidad

Mi madre, Madre

Mi mujer, Margarita

Mi hija, Ana

(¿Proceden las comas que preceden?)

 

Defensa del Estado de derecho

Pregunto: Si España (en este caso, el Reino de España) es un Estado de derecho, ¿por qué los ciudadanos españoles no lo defendemos con los medios previstos en la Constitución vigente?

A mi entender, si infringir la Ley es siempre delito, consentir su infracción reiterada lo es aún más.

¿Responsables? Todos, empezando por mí.

A este paso, en un par de años yo también estaré haciendo la puta i la Ramoneta.

Margarita

¿Soy un niño con ángel que quiso ser poeta

o un poeta que, ya viejo, quiere seguir siendo niño?

No lo sé y no lo entiendo, 

pero juro que estos versos sin rima ni cadencia

fueron escritos para ti.

Palabra de alma agradecida.

Conciencia y desgarro existencial

Cobrar conciencia de uno mismo como individuo condenado de  por vida a la soledad  y vivir esa soledad como un desgarro es tal vez la experiencia más dolorosa del ser humano.

Avatares de lo contingente: Destino/Schicksal

Imagino que si, gracias a la ensoñación,

consigo alumbrar un universo futuro/futurible,

ese universo será siempre una copia parcial del existente

y yo seré un émulo frustrado del Creador increado.

 

Más allá de la reokupación de Cataluña

A mi modo de ver y entender, tras la victoria del separatismo nativo y nacional, las instituciones de decisión y representación democrática de Cataluña han sido objeto de una reokupación total, realmente llamativa, por la nueva casta dominante y opresora,  que ha hecho desaparecer de la escena pública de esta antigua región española a más de la mitad de su población.

Ahora, mientras la población de lengua catalana y sentimiento independentista copa la Generalidad, amén de sus incontables entes asociados, con un ejército de burócratas, la población de lengua española y sentimiento español pugna por sobrevivir en las zonas marginales de la administración autonómica realizando trabajos de segundo y/o tercer rango, siempre mal pagados y peor considerados socialmente.

Los resultados de las elecciones autonómicas confirman con rotundidad este hecho y la realidad política y social creada -democráticamente- a partir de él.

Por lo demás,  considero que, a la larga, esa situación no es ni sostenible ni buena para una sociedad del siglo XXI,  se le ponga el nombre que se le ponga y se camufle como se camufle.

 

La gran desgracia de España

Entiendo que la gran desgracia de España en estos momentos, y también su mayor debilidad, consiste en que los españoles ni creemos en ella ni tenemos un plan para defenderla, mientras que los separatistas sí tienen un plan para destruirla y, además, llevan años trabajando activamente en él, incluso con moral de victoria.

De hecho, los separatistas catalanes llevan años trabajando en la destrucción de España, y los españoles ni siquiera queremos enterarnos.

¿A qué extremos de indignidad estamos dispuestos a llegar?

¿Se producirá algún día un levantamiento del pueblo español?

Creo que la pregunta está condicionada por otra muchísimo más decisiva. ¿Existe realmente un pueblo español?

¿Y si un día nos levantamos y nos encontramos con que España ha dejado de existir?

Si este Gobierno colapsara… (Manuel Castells)

Entiendo que, sin decirlo, Manuel Castell, separatista albaceteño, nos dice para qué está él en el Gobierno de España. O sea, cuál es su trabajo y la finalidad de su trabajo.

Mis preguntas son, pues, ¿cuántos subalternos de esa misma índole hay en el Gobierno de España y sus zonas aledañas? ¿Qué debemos hacer los españoles que no aceptamos ese fin de nuestra Patria?