El Estado de las Autonomías: ¿invento o conjura?


Y ahora resulta que el invento no resulta

Hoy, en la Tercera de ABC, Jiménez de Parga se lamenta amargamente, ¡una vez más!, de las funestas consecuencias que ha traído consigo la implantación del llamado Estado de las Autonomías. Después de narrar/comentar algunos aspectos relacionados con la elaboración/redacción de la Constitución de 1978, el jurista confiesa que pronto sus creadores más sensibles y más ingenuos se vieron sorprendidos por la voracidad de algunos representantes autonómicos, que, no a pesar de ello sino precisamente por ello, desde entonces han llevado en todo momento la voz cantante. De seguir así, viene a decir el disertante, «el Estado de las Autonomías terminaría por descomponerse». En opinión de Pájaro bobo, eso equivale a decir que la Constitución de 1978, que toma cuerpo en el Estado de las Autonomías, se deslegitima a sí misma: desaparece el Estado y quedan las Autonomías, bien es verdad que con diferentes estatus y diferentes nombres. Según él, se trata, más que de un invento, de una conjura para arrebatar la soberanía nacional al pueblo español y entregársela, en partes y por etapas, a las minorías periféricas. El carné de ruta elaborado por cada una de estas  nos dice a dónde quieren llegar juntas y por separado, cómo y en cuánto tiempo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿consentirán los españoles la destrucción de su patria mediante una conjura?

Último combate Rajoy-Zapatero: ¡segundos, fuera!


¿La suerte ya está echada?

Ciertos indicios, leídos e interpretados en clave de rabiosa actualidad, nos dicen con bastante probabilidades de acierto qué asuntos van a primar mañana, lunes, los contendientes en sus intervenciones. Por orden de urgencia: economía, terrorismo de Eta, proyectos futuros y poca cosa más. El líder de los populares ya ha desvelado que no sólo quiere hablar de economía sino también obligar a Zapatero a mojarse y hacer otro tanto. Cabe pensar que, a partir de ahí, Rajoy va a buscar un enfoque más comedido, centrado en una economía con menos estadísticas y menos encriptaciones numéricas pero con más declaraciones y explicaciones verbales dirigidas al elector/contribuyente español medio. Podemos conjeturar asimismo que el representante socialista seguirá, o intentará seguir, con sus retahíla de promesas, pues en ellas ha basado prácticamente su campaña. Son promesas que de momento no obligan a nada y tienen excelente acogida. Una propuesta de cuatrocientos euros para cada conribuyente o, lo que en este caso es igual, para cada votante sólo puede ser superada por una propuesta de, al menos, quinientos euros en iguales condiciones. Rajoy no va a hacerla. De todos modos, en opinión de Pájaro bobo eso equivale a querer comprar votos y debería estar prohibido. El asunto de Eta volverá a aparecer, porque, presentado por Zapatero, es una prueba de su buena voluntad y de sus deseos de alcanzar la paz a cualquier precio. ¿Aprovechará Rajoy la oportunidad para desmontar la tramoya del falso socialista obrero español? Antes o después de Eta, vendrán los proyectos. En ellos, Zapatero volverá a poner de manifiesto su talante dadivoso, mientras que Rajoy intentará frenar su derrota apelando al trabajo y al esfuerzo individual y colectivo. Más que probablemente ganará Zapatero: regalar siempre vende más que exigir, sobre todo en tiempo de elecciones. Ante esa eventualidad, alguien ya se ha encargado de escribirle un carné de ruta a modo de guía o bitácora. En él se le dan instrucciones de obligado cumplimiento sobre lo que debe y lo que no debe tratar/negociar con Eta, de lo que puede y lo que no puede prometer/ceder/regalar a los separatistas vascos y catalanes, de lo que puede y no puede hacer con la Constitución, amén de alguna otra instrucción sobre la unidad de España y sus regiones.
Pregunta ingenua e intempestiva en dos tiempos: ¿ganará Zapatero las próximas elecciones y, en el caso de que gane, terminará su mandato?

Cataluña: táctica de acordeón

Las maniobras tácticas son siempre función de la estrategia

Hace pocos días, destacadas figuras del Sanedrín llamaban a fortalecer el bloque catalanoseparatista para presionar al gobierno de Madrid y exigirle que respete los derechos de la nación catalana o, más exactamente, de la minoría catalana. En aras de la acción prevista, se aconsejaba concentrar todos los efectivos en un frente único a fin de aumentar la fuerza del impacto y su poder de destrucción. Hoy, em cambio, los periódicos ofrecen una muestra horizontal y por lo tanto diferenciada de la oferta política de esta región. Partidos teóricamente de izquierdas, de centro y de derechas, todos catalanistas, sólo catalanistas, incluido el PP de esa tal Dolors Nadal, pubilla del políticamente desaparecido Josep Piqué. Como era de esperar, en las fotos disparadas con este motivo no aparece el representante de Ciudadanos, único partido catalán no separatista y, por consiguiente, único partido no integrado en el bloque antiespañol. Táctica de acordeón con acciones combinadas de repliegue y despliegue de acuerdo con el objetivo fijado en cada caso concreto.
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Saben nuestros gobernantes que en Cataluña hay dos comunidades sociolingüísticas: una comunidad de lengua española con más de cuatro millones de miembros y una comunidad de lengua catalana con unos tres millones de miembros? ¿Saben nuestros gobernantes que en Cataluña hay una comunidad opresora y una comunidad oprimida? ¿Saben nuestros gobernantes cuál es la comunidad opresora y cuál es la comunidad oprimida?

¿Cómo funciona la cabeza de Rodríguez Zapatero?

Ventajas de no tener criterio ético

El comportamiento de una persona, incluido el conjunto de palabras que utiliza, nos dice qué piensa y qué siente esa persona. Con permiso del doliente y atormentado Wittgenstein, Pájaro bobo afirma que los límites de mi idiolecto son los límites de mi imaginario y los límites de mi imaginario son los límites de mi universo. ¿Y qué nos dicen el comportamiento y el idiolecto de Rodríguez Zapatero? Entre otras muchas cosas, una en concreto. Que, al menos en política y en todo lo relacionado con ella, el fin justifica los medios. Ahí está, como ejemplo cabal de lo que decimos, el caso de Eta. Zapatero justifica básicamente lo que él llama negociaciones con dos argumentos. Primero. Declarando que, como persona de bien, está obligado/decidido a utilizar todos los medios disponibles para alcanzar la paz. Segundo. Llamando violentos a los miembros de Eta. Con referencia al primer argumento, Pájaro bobo, sin formación de jurista, le recordaría que en un sistema democrático las acciones del Ejecutivo están sometidas a la ley y la ley, en este caso la Constitución, no autoriza al jefe del Ejecutivo a negociar con criminales, aunque recabe previamente el beneplácito del Parlamento, por la sencilla razón de que ese beneplácito no sólo atenta contra la legalidad vigente sino que incluso deslegitima todo el sistema. Si hoy existen regímenes democráticos es porque se entiende que pueden avalar su razón de ser, que no es otra que salvaguardar la vida de los ciudadanos y sus derechos por procedimientos legítimos y legales. Negociar con criminales ni es legítimo ni debe ser legal. Las personas que han cometido un delito, máxime si ese delito es de naturaleza criminal, están de inmediato bajo la jurisdicción del Poder Judicial y siguen estando bajo su jurisdicción a pesar de la injerencia del jefe del Ejecutivo. Además de recabar el beneplácito del Legislativo, Zapatero se sirve de un fraude semántico al llamar violentos, ¡nunca criminales!, a los miembros de Eta. Gracias a ese fraude, el jefe de nuestro Ejecutivo lleva años negociando con violentos, no con criminales. De hecho, Zapatero nunca ha empleado y nunca emplea el término criminal o criminales cuando habla de los etarras y sus acciones. Evidentemente, no es lo mismo negociar con violentos que negociar con criminales, en su inmensa mayoría aún con causas pendientes por delitos de sangre.
En cualquier caso, ese doloso principio de actuación le permite luego mentir, negar que ha mentido, reconocer que ha mentido, volver a mentir y/o seguir mintiendo, todo ello no sólo sin el menor atisbo de culpabilidad sino incluso exhibiendo una falsa conciencia de hombre de bien y, si conviene, de patriota.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué habría que hacer con Rodríguez Zapatero si en España la ley fuera ley y la ley se cumpliera?

Más allá de la batalla electoral


Un pacto de Estado para poder hacer política de Estado sin chantajes ni encerronas

Es muy posible que esta campaña electoral contribuya a despertar la conciencia patriótica de los españoles y el sentido de Estado de sus líderes políticos. Si fuera así, una parte considerable del mérito correspondería, según Pájaro bobo, a los debates televisados. Sobre todo al primero entre Zapatero y Rajoy. Aunque ante las cámaras el tándem Solbes-Zapatero es más eficaz que el formado por Pizarro y Rajoy, hasta ahora el marcador registra un empate con una victoria por bando. Eso explica que, conscientes de lo que está en juego, tanto Zapatero como Rajoy hayan pedido tiempo para preparar sus intervenciones en el segundo debate, que podría ser decisivo. Los representantes de la Fenicia de Poniente, que han seguido y siguen la campaña con mal disimulada perfidia, habían preparado un plan A y un plan B, de modo que, ganara quien ganara, ellos fueran siempre determinantes y pudieran imponer sus condiciones, incluido el pago por adelantado, pues, según Pujol ben Gurión, a esos de Madrid no se les puede fiar, porque después no pagan. Si lo sabrá él, que lleva toda su vida maquinando, intrigando y engañando. Lamentablemente para los conjurados, en los últimos días sus vigías en la villa y corte han detectado movimientos que apuntan a la existencia actual o inmediata de un pacto de Estado entre populares y socialistas para eludir la encerrona fenicia. Esa sería la respuesta lógica y necesaria a acciones/maniobras como el Pacto del Tinell y conjuras como Galeuscat. De hecho, Zapatero ha dicho recientemente que prefiere a IU como socio y aliado, pues a buen seguro no ha olvidado ni las intrigas de Maragall y Montilla, ni la sevicia del carallot Carod.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuándo se enterará nuestro jefe de Gobierno de que el camino más corto, más sólido y más duradero es el que une la izquierda y la derecha españolas?

Pacto de Estado

La salvación de España está en la unidad

Es necesario que, antes de que se conozcan los resultados de estas elecciones, el Partido Socialista Obrero Español y el Partido Popular firmen un pacto de Estado blindando la Constitución, concretamente los artículos relacionados con la unidad de España, las competencias del Gobierno y el carácter subordinado de las instancias autonómicas. De ese modo acabarán con muchas de las maniobras e intrigas de los separatistas. En cualquier caso, los dos grandes partidos nacionales no deben permitir que un tercero los enfrente para beneficiarse. No es ni bueno ni justo ni racional. Y tampoco democrático.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es lícito que los separatistas dirijan la política española cuando es sabido que están maquinando su destrucción?

Acortar distancias no es suficiente

La presión de quien la ejerce y la presión de quien la sufre

Pájaro bobo no duda en afirmar que, en esta ocasión, Rajoy, bien preparado psicológicamente y bien documentado, libró un combate excelente, de esos que hacen afición, y se impuso a Rodríguez Zapatero en el debate televisado ayer, día 25 de febrero. Desde el instante en el que sonó la campana, el popular infundió un ritmo airoso y pujante a sus acciones, lo que, ya de entrada, le proporcionó una clara ventaja psicológica, tanto frente a su rival, acaso un poco sorprendido/aturdido, como ante el público, que a buen seguro agradeció su esfuerzo y su actitud. Rajoy ha ganado mucho como polemista y, al menos en esta ocasión, ha desbordado a su contrincante, un Zapatero excesivamente preocupado por hacer frente a una auténtica máquina humana que en todo momento amenazaba con arrollarlo. Desde este punto de vista hay que decir que el socialista procuró parapetarse en su parcela, sin abandonarla ni aventurarse a un cuerpo a cuerpo en campo abierto, como parecía desear y buscar Rajoy con sus declaraciones/acusaciones/provocaciones. Zapatero ni mordió el anzuelo ni perdió la compostura. Terminó el combate en el mismo tono en el que lo había empezado, dando la impresión de que no estaba dispuesto a abandonar el guión. Y no lo abandonó. Perdió el combate/debate, pero Rajoy no consiguió sacarle de sus casillas, aunque en el algún momento estuvo a punto de hacerlo. Me refiero concretamente a aquellas situaciones en las que su antagonista le acusó de mentir y de agradir a las víctimas del terrorismo. Pájaro bobo considera que Rajoy hizo un uso indebido de los términos «mentir» y «mentira». En su lugar debería haber empleado (y en lo sucesivo debería emplear) la expresion «faltar a la verdad». En cuanto a las agresiones a las víctimas del terrorismo, Pájaro bobo tiene la impresión de que inicialmente Zapatero no entendió que su oponente estaba utilizando el verbo agradir en sentido figurado. De ahí su reacción. En cualquier caso, el socialista abandonó la sala herido, no agradido, pero sólo metafóricamente, mientras que al popular se le seguía viendo con muchas ganas de continuar el combate. Y es posible que si este hubiera durado un par de asaltos más, habría dejado fuera de combate a su oponente.
A falta de un segundo combate, Pájaro bobo se inclina a pensar que el PP, de la mano de Rajoy, está acortando distancias, tras el fiasco de Pizarro, pero aún no ha conseguido invertir la tendencia de las apuestas. Sigue ganando el Partido Socialista. Así las cosas, cabe imaginar que el último combate será decisivo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá Rajoy sacar a Zapatero de sus casillas y arrastrarle a un cuerpo a cuerpo de toma y daca, sin guión y sin moderador?

Debate Rajoy-Zapatero: consejos para no perder


En los combates de la vida acostumbra a ganar no quien tiene más y mejores medios sino quien mejor los utiiliza

Después del combate a tres asaltos entre Solbes y Pizarro en el ring de la Economía, con sus cifras y sus estadísticas, combate que se saldó con la victoria final del púgil socialista por un abultado margen de puntos según veredicto casi unánime del público/jurado arrellanado en sillas, sillones, butacas y sofás de toda la nación, cabe pensar que los ayudantes de Rajoy y Zapatero han tomado nota de los aciertos y los errores, de los puntos fuertes y los puntos flacos de sus subalternos y en este caso teloneros.
Pájaro bobo se atrevería a decir que Solbes se impuso a Pizarro con superioridad y que esa superioridad se debió esencialmente al planteamiento táctico-estratégico del debate/combate: el actual ministro de Economía se movió y peleó siempre en su parcela, con todas las ventajas que esto comporta, y además impidió, de una parte, que su rival se le acercara irrespetuosamente para entrar en el cuerpo a cuerpo o clinch y, de otra, que marcara distancias y pudiera exponer sus proyectos con claridad y precisión. Ciertamente el popular fue el único que hizo propuestas, concretamente propuestas de futuro, pero la medida no fue suficiente, pues no la ejecutó con autoridad y convicción. ¿No supo? ¿Se lo impidió Solbes?
Ahora, Pájaro bobo aconsejaría a Rajoy en su primer enfrentamiento a Zapatero que, en la medida de lo posible, no deje que éste se instale cómodamente en su parcela, la parcela del adanismo, y maneje a voluntad su arma predilecta, el señuelo de las promesas a fondo perdido o a cuenta de inventario. Por el contrario, Rajoy debe presentar la situación actual de la economía española como resultado de una gestión poco exigente y fraudulentamente social y dadivosa. Para repartir, primero hay que crear riqueza con trabajo y esfuerzo. Después, la riqueza acumulada, si la hay o hubiera, se repartirá de acuerdo con las aportaciones y exigiendo siempre contraprestaciones, no en forma de obsequios electoralistas. Un gobernante responsable primero exige y luego reparte; un gobernante irresponsable promete y promete, sobre todo en tiempo de elecciones. El planteamiento de Zapatero, con sus sempiternas promesas, que en su inmensa mayoría después no cumple, roza constantemente el límite de la ilegalidad, al igual que sus negociaciones con los etarras, criminales a los que ha dignificado, legitimado y «democratizado» convirtiéndolos nominal, ¿semánticamente?, en violentos.
Tras definir la situación actual de nuestra economía a la luz de sus indicadores, Rajoy puede señalar las tendencias marcadas por esos indicadores, así como las medidas correctivas que, según él, deben acometerse ya ahora, para evitar males mayores e incluso catástrofes. Eso no es catastrofismo sino sentido de la realidad. La economía es, entre otras muchas cosas, una ciencia prospectiva gracias a la información proporcionada por medidas como el estudio de los mercados, el análisis de la producción y el consumo, junto con la valoración de las tendencias nacionales y supranacionales.
En opinión de Pájaro bobo, Rajoy debería presentar su propuesta de acuerdo con un esquema integral y orgánico (cosa que no hizo Pizarro), procurando transmitir a los televidentes la sensación de competencia en el tratamiento del tema y sus aspectos económicos y sociales. Esa puede ser su gran baza frente a un Zapatero siempre diletante, siempre improvisador, adanista irreductible de promesas a fondo perdido como base de su política nacional (campañas electorales incluidas) y, por insuficiencia intelectual, siempre falto de un proyecto político, económico y social elaborado y desarrollado con un criterio racionalmente orgánico.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá Zapatero vender una vez más a los españoles humo de pajas?

La lección de Kosovo

Defender la unidad de España es defender la democracia, defender la democracia es defender la unidad de España

La situación actual de España en cuanto estructura sociopolítica unitaria, junto con las informaciones que nos llegan de zonas geográficas como los Balcanes (en este predio virtual, Balkania), aconseja/obliga a prestar atención a ciertos problemas nacionales y a tomar medidas de carácter preventivo si se quiere atajar el agravamiento de esos problemas y recomponer/fortalecer nuestro mapa político antes de que sea demasiado tarde. Dado que Pájaro bobo ya ha explicado en varias ocasiones cómo, a su modo de ver, se ha llegado a esa situación, ahora la aceptará simplemente a modo de hecho consumado y punto de partida.
En su opinión, como primera providencia, el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español deben firmar inmediatamente un pacto de Estado blindando la Constitución y comprometiéndose a respetar y hacer respetar rigurosamente en el futuro las condiciones contenidas en él, con independencia de qué formación política gane la próximas elecciones. La unidad de España y el porvenir de los españoles no pueden estar en juego constantemente y, mucho menos, depender de la decisión de una minoría que se declara no española. Por esa misma razón, el conjunto de los españoles debe compromterse a fortalecer por todos los medios a su alcance el partido UPyD, de Rosa Díez, cuyo ideario es una garantía de lealtad a la Constitución. Esta formación debe contribuir a cerrar definitivamente el paso a los bloques separatistas e impedir de una vez por todas cualesquiera maniobras destinadas a controlar y dirigir la política nacional en contra de España y los españoles. En concreto, eso significa que el Gobierno debe hacer valer la Constitución e invalidar con carácter inmediato y permanente maniobras/conjuras como Galeuscat y cualquiera otra que tenga por objeto minar la unidad de España desde España y con dinero de los españoles.
Simultáneamente, el Gobierno debe reforzar con todos los medios a su alcance la entidad de los colectivos de lengua y sentimiento españoles de Vascongadas y Cataluña, garantizando la seguridad personal de sus miembros y defendiendo los derechos constitucionales de estos, entre ellos el derecho a recibir enseñanza en español. La persecución que sufren en dichas regiones los ciudadanos de lengua española les impide manifestar sus ideas y sus sentimientos y en muchos casos los obliga a abandonar su lugar de nacimiento y/o residencia, lo que a su vez favorece el separatismo y, a la larga, proporciona a los separatistas una mayoría clara o al menos suficiente para iniciar procesos independentistas «democráticos». Si se reconoce la existencia de un colectivo o comunidad de lengua española en Cataluña, los separatistas nunca podrán copar totalmente las instancias autonómicas de decisión y representación y, en consecuencia, nunca podrán iniciar procesos independentistas supuestamente democráticos, pues, a pesar de todas las manipulaciones y todas las traiciones, ese colectivo de lengua española es mayoritario y antiseparatista. El Gobierno está obligado a defender sus derechos, haciendo valer la Constitución y el principio de la soberanía nacional.
El Gobierno está obligado asimismo a controlar escrupulosamente el dinero que entrega a Comunidades Autónomas como Vascongadas, Cataluña e incluso Galicia y, muy concretamente, el destino de ese dinero, habida cuenta que hasta ahora la Administración central ha venido financiando tanto la desintegración de España en cuanto nación como los procesos independentistas de dichas regiones. No es lícito que el dinero de los españoles se utilice para financiar, por ejemplo, un ministerio de Asuntos Exteriores catalán, selecciones deportivas autonómicas y actividades subversivas y movimientos terroristas de diversa índole, desde Omnium Cultural hasta colectivos de okupas, desde Eta hasta a Terra Lliure.
Resumiendo, el Gobierno está obligado a reforzar la estructura de España como nación y Estado, invocando la Constitución y exigiendo el cumplimiento escrupuloso de sus artículos referentes a la integridad de la nación española, la soberanía nacional y los derechos de los españoles en todo su territorio, empezando, ya ahora, por el derecho de todos los niños españoles a aprender el idioma español y recibir enseñanza en español.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué medidas ha tomado ya el Gobierno en prevención de situaciones como la planteada por Kosovo como hecho consumado y muy probablemente irreversible?

Pizarro-Solbes, Solbes-Pizarro


«Sueño números»,
un editor barcelonés

A juicio de Pájaro bobo, televidente nada imparcial, Solbes ganó claramente el debate de ayer noche en Antena tres, un debate con más números que ideas, con más estadísticas que pedagogía; un debate, en suma, más técnico que político, y quien dice político dice también electoral/popular. En realidad, los dos subalternos hablaron para ellos mismos y pocos más. Aun así, hay que reconocer que Solbes se impuso sin sombras ni dudas. Él fue el maestro o, mejor aún, el profesor, el catedrático, mientras que su antagonista, el tiburón Pizarro, se mostró como un diletante/outsider atrapado a la postre en su propio complejo de inferioridad. Tras un comienzo francamente prometedor, en un plano de igualdad conceptual, dialéctica y psicológica, el representante de los populares sufrió un bajón que para Pájaro bobo pudo deberse tanto al agotamiento de sus recursos dialécticos y la consiguiente pérdida de confianza en sí mismo como a la fatiga producida por la tensión del debate, acaso excesiva en intensidad y duración para él. Pájaro bobo se atrevería a decir incluso, por su cuenta y riesgo, que el bizarro aspirante al cargo de tesorero del Estado se vino abajo en el último round del combate. Para entonces, el profesor ya había impuesto claramente su ley en el ámbito de las cifras y las estadísticas, mientras que, cuando le tocó el turno, su oponente no acertó a sacar partido del tema de la economía productiva, que precisamente era o debía ser su fuerte. De hecho, no consiguió hacer una exposición clara y positiva de su programa económico como base de una política nacional orientada a la creación de riqueza, base a su vez de una política distributiva o social realmente dinámica e incentivadora. Ni siquiera supo desmontar el argumento retórico del catastrofismo y la llamada a la crisis oponiendo a la endeble declaración de Solbes la realidad de los indicadores económicos y la lectura tendencial, no tendenciosa, de esos indicadores. ¿Por qué? ¿Por exceso de nervios, por falta de preparación de los temas del debate, por todo ello junto y a la vez? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que Pedro Solbes es un ministro de Economía con ideas claras. En opinión de Pájaro bobo, lo malo es que, como ha dicho alguien recientemente, está al servicio de un gobierno empeñado en la disolución de España como nación Estado.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Acaso no sabe Solbes en qué trabaja y para qué trabaja?
¿Pertenece Solbes a la categoría de los Fachidioten o idiotas especializados?