Una ley que no penaliza sus infracciones no es ley
El debilitamiento continuado de nuestro Estado de derecho y, muy concretamente, de su Constitución como marco legal ha traído como consecuencia lógica y obligada el incumplimiento de las leyes. Y viceversa. En cualquier caso, a los infractores no sólo no les pasa nada sino que incluso se los recibe, se los atiende, se los escucha y se les dan explicaciones. Siempre, claro está, que la infracción sea suficientemente grave y meritoria y el infractor esté a la altura del jefe del Gobierno central (léase: español). Tanto si se trata de pactar con los criminales de Eta y poner fecha a la independencia de una región española como si se trata «simplemente» de convocar un referendum de autodeterminación en una parte del territorio español. En la práctica, nada de eso es delito, como no lo es impedir/prohibir que millones de niños españoles puedan estudiar y aprender su lengua materna, el español, en las escuelas públicas. Ni siquiera instaurar minidictaduras en toda una región y convertir a los ciudadanos españoles de esa región en extranjeros de facto. Y el proceso continúa, pues, como decimos, nada de eso es delito. O más grave aún, lo es, pero no se castiga. Así se va debilitando el marco legal y se va preparando el terreno para su liquidación total. En ese sentido, las últimas declaraciones de los separatistas catalanes resultan estremecedoras. Ellos, y sólo ellos, decidirán si van a seguir «estando» en España y, en caso afirmativo, en qué condiciones y hasta cuándo, pues nuestra Constitución es un texto abierto que permite todas las lecturas imaginables, siempre que éstas sean destructivas y autodeslegitimadoras. Sí, la Constitución española se autodeslegitima. ¿Cómo? Por incumplimiento continuado de sus preceptos y, lo que es más triste y aberrante, por no penalizar ese incumplimiento.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por dónde hay que empezar a reparar el edificio antes de que se venga abajo?
Artículo sobre
política escrito por el 13 de noviembre de 2007 y
sin comentarios de momento.
Dado un problema, sólo son válidas las aportaciones que ayudan a resolverlo y en principio sólo ayudan a resolver un problema las aportaciones que promueven la integración de las fuerzas en litigio
A los ojos de Pájaro bobo, todos los españoles, sin distinción de ideologías, debemos felicitar a Rodríguez Zapatero por su intervención en la pasada cumbre Suramericana. Ya lo han hecho el Rey, Aznar y numerosos medios de comunicación, junto con infinidad de particulares. Fue una intervención acertada y, desde el punto de vista español, positiva. Pájaro bobo considera que el Partido Popular debería no sólo felicitar a Zapatero sino felicitarse por tener finalmente un punto de entendimiento y colaboración leal con el PSOE. Ahora, los dirigentes del Partido Popular deben mostrarse generosos y demostrar que están a la altura del momento, el momento de la unión. A partir de ahí, los dos partidos deberían construir el futuro de España.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿entenderán por fin los españoles que tenemos los elementos necesarios para hacer de España una gran nación?
Artículo sobre
política escrito por el 13 de noviembre de 2007 y
sin comentarios de momento.
Para ser real, la democracia tiene que ser, como mínimo, parcialmente formal
Parece lícito afirmar, aunque sea sólo en aras de la simplificación, que, históricamente, los partidos políticos burgueses nacen en las capas superiores de la sociedad y tratan de afirmarse mediante una acción doble: un movimiento horizontal de expansión y un movimiento vertical, de arriba abajo, de penetración. El primero es clasista, el segundo, lógicamente, interclasista. Los partidos de izquierda, nacidos necesariamente en las capas infereriores de esa misma sociedad, actúan de acuerdo con un esquema similar, pero en ellos el movimiento vertical o de penetración es, necesariamente, de abajo arriba. En opinión de Pájaro bobo, si eso es históricamanente cierto, también debe serlo que sólo los partidos de izquierda son democráticos en su origen.
Y hoy, en España, el Partido de los Ciudadanos es el único formado, sustentado e impulsado de abajo arriba, sin contar con una superestructura económica o un complejo de intereses económicos a modo de elemento sustentador.
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿No es lícito afirmar que el Partido de los Ciudadanos es hoy el único partido democrático de España en su origen, en su funcionamiento interno y en su actividad pública?
¿No radica ahí su inferioridad fáctica y política, pero también su superioridad ética y social?
¿No es cierto que en Cataluña el Partido de los Ciudadanos es el único que, libre de lastres e hipotecas, se enfrenta a la supraideología con manifiesta ambición totalitaria de los llamados nacionalistas, herederos de las muy burguesas cien familias de Barcelona?
Artículo sobre
cultura escrito por el 12 de noviembre de 2007 y
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A los ojos de Pájaro bobo, la precariedad es un atributo de lo contingente
Alguien poseedor de una perspectiva suficientemente amplia en términos de tiempo y espacio acaso podría demostrar que en el tercer y último tercio del siglo XX el capitalismo, entendido aquí y ahora como modo de vida de la humanidad, entró en una nueva fase, una fase caracterizada por la precariedad. En cualquier caso, ahí estamos. Ahora, tan lícito parece afirmar que la sociedad de la precariedad es fruto desdichado de la economía de la precariedad como que la economía de la precariedad es fruto propio y necesario de la sociedad de la precariedad. Tal para cual. Y ahí seguimos. Pájaro bobo considera que, siendo la precariedad una característica necesaria de lo contingente y siendo la existencia del ser un humano necesariamente contingente, la situación actual, presidida por la precariedad, posiblemente sea, al menos desde esa perspectiva, más humana que otras etapas de su historia por dos razones: porque es efectivamente precaria y porque el ser humano es consciente de esa precariedad.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿hasta qué punto es el ser humano en verdad consciente de su precariedad?
Artículo sobre
filosofías escrito por el 12 de noviembre de 2007 y
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De los ataques a la Monarquía y sus consecuencias
Para alguien que, como Pájaro bobo, antepone decididamente el sentimiento a la razón en esos momentos en los que, de acuerdo con la fórmula de Heidegger, a España «le va el ser en el ser», es un motivo de satisfacción y sosiego ver que su Rey se salta el protocolo para defender a un español en la forma en la que un padre defendería a un hijo suyo. A partir de ese momento que empiecen a repensar su jugada (léase: conjura) los que han puesto fecha a la destrucción de España.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿no corresponde al Rey en cuanto soberano reinstaurar la soberanía nacional en todo el territorio español?
Artículo sobre
política escrito por el 11 de noviembre de 2007 y
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La solución del problema y el problema como solución
Hoy, sábado, en la Tercera de ABC, que fue siempre la primera y principal página del periódico de todos los españoles, Miquel Porta Perales pasa revista al problema catalán de acuerdo con el conocido esquema histórico, con Azaña y Ortega como protagonistas, para terminar confesando que él es «un mal catalán». Aunque evidentemente su confesión debe leerse e interpretarse cum grano salis, Pájaro bobo percibe en ella indicios de la mala conciencia o, más exactamente, de la falsa mala conciencia propia del oprimido culpabilizado y a la postre autoculpabilizado. Después de varias décadas en situación de muerte civil, Pájaro bobo se considera con derecho a afirmar que sabe algo de culpabilización y marginación social. Y ahí sigue. Sin embargo, no está de acuerdo con el análisis usual de la situación y, dentro de ella, del llamado problema catalán. Y mucho menos con las conclusiones, resumidas en la conocida y, en su opinión, desafortunada fórmula: el problema catalán no tiene solución; todo lo que hay que hacer es conllevarlo. Contra semejante forma de fatalismo, Pájaro bobo dice: el problema catalán tiene remedio y justamente remedio democrático. En nuestras manos está acabar con él. La premisa es elemental: el separatismo catalán es un fenómeno social minoritario. No tiene razón de ser, como fuerza decisiva, en una nación con un régimen democrático. Tres ideas elementales para su erradicación, solución, disolución, extinción: no conceder a los separatistas una representación que no les corresponde, no concederles un poder que no les corresponde, no concederles un dinero que no les corresponde y que utilizan para incrementar su poder, su influencia y su representación. Todo eso puede y debe hacerse por procedimientos democráticos y en nombre de la democracia. El poder que tienen los separatistas es en su mayor parte usurpado; nuestra obligación es entregárselo/devolvérselo a su legítimo propietario, el pueblo español, sujeto de la soberanía nacional y del Estado de derecho. Además, los españoles podemos y debemos utilizar el problema del separatismo como estímulo para instaurar en todo el territorio español un régimen más democrático, incluso auténticamente democrático. Por encima de los separatistas y por encima de agentes dobles y doblemente desleales como Rodríguez Zapatero, gracias a unos y a otros.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Comprenderán algún día los españoles que la persistencia de España como nación histórica y como Estado de derecho con un régimen democrático depende de ellos y sólo de ellos?
¿Comprenderán los españoles que es su derecho y su obligación como españoles y como demócratas defender esa nación, ese Estado y ese régimen?
Artículo sobre
política escrito por el 10 de noviembre de 2007 y
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Un delito y dos culpables
A estas alturas puede y debe decirse que entregar dinero a los separatistas catalanes y no controlar su destino es financiar la independencia de Cataluña. En opinión de Pájaro bobo, eso es, entre otros varios, un delito de malversación de fondos públicos imputable tanto a la Administración del Estado como a la Administración autonómica. Y quien dice imputable dice imputando, que, como forma perifrástica pasiva, define lo que debe ser imputado.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿quién debe presentar aquí la denuncia contra la Administración del Estado y la Administración autonómica y, en el supuesto de que no lo haga, a qué instancia hay que apelar?
Artículo sobre
política escrito por el 9 de noviembre de 2007 y
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Las opiniones como tales no pueden rebatirse o refutarse
Pájaro bobo considera que, a juzgar por lo que lee y oye en los mass-media, la sociedad civil española, falta de una tradición ilustrada suficientemente sólida, sigue sin saber que el espíritu democrático consiste en una actitud racional y comprensiva ante la vida y en especial ante sus manifestaciones sociales. Así, es frecuente ver y oír que un político cualquiera de un partido cualquiera se empeña en defender la democracia o un aspecto concreto de ella con fórmulas y expresiones tan poco democráticas como «Lo que debe hacer usted es meterse en sus asuntos», «Pido al señor (quidam) que repita conmigo:…». «Eso es mentira», «El Partido Popular no debe seguir mareando la perdiz», «El jefe de Gobierno ha mentido». Pájaro bobo considera que los españoles deberíamos intentar respetar las opiniones de los demás y para ello hacer dos cosas. Primera, expresar opiniones, no impartir órdenes o formular preceptos sobre lo que los demás deben o no deben hacer, órdenes y preceptos en los que no es difícil ver la marca del lenguaje dogmático de la Iglesia y de la retórica castrense. Segunda, remitirse a la ley para dilucidar sus asuntos e intereses y evitar en lo posible los enfrentamientos de tú a tú. Nuestros políticos no se cansan de decir/ordenar/exigir lo que los demás deben y no deben hacer, cuando lo democráticamente correcto sería que hicieran personalmente lo que deben hacer y dejaran que los demás hicieran lo que les viniera en gana, cosa que, por otra parte, no pueden impedir. Resumiendo: el ciudadano español haría bien en aprender que lo que él piensa es una posibilidad entre muchas. Lo único exigible es el cumplimiento de la ley. Al menos, en opinión de Pájaro bobo, que es la mía.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es posible que un día nuestros políticos empleen esquemas lingüísticos y conceptuales democráticos para expresar sus ideas y defender la democracia?
Artículo sobre
cultura escrito por el 8 de noviembre de 2007 y
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Hecha la trampa, hecha la ley
Cuando alguien presenta un presupuesto y quiere que se lo aprueben tiene que procurar que éste sea lo más bajo posible. Eso podría y acaso debería significar que el presupuestador va a quedar atrapado en sus propias palabras y sus propias cifras. Pero en la práctica no es así. Al menos de acuerdo con lo que Pájaro bobo ha vivido y ha aprendido en sus treinta y cinco años como promotor de reconstrucciones y maestro de obras menores y medianas (léase: chapuzas y remiendos). Para ello, el presupuestador se cuida de que su oferta sea tan ambigua e imprecisa que, una vez aprobada en razón del bajo precio dado, le permita maniobrar con argumentos como «eso no entra; vea, léalo», «esto no es madera de chopo» y así hasta donde y cuando él decida. Por este procedimiento, y con ayuda de empujoncitos en incómodos plazos y pequeñas diócesis, un presupuesto de 2000 euros puede llegar fácilmente a 9000, pues el subsodicho no dice después de cada empujoncito que aún tiene a punto dos, tres, cuatro o los que sean. De hecho, el buen presupuestador va viendo después de cada diócesis cuánto puede aguantar todavía la víctima.
Los separatistas catalanes utilizan con maestría una variante de este timo. Cuando tienen que presentar una ley para su aprobación, procuran que ésta sea formalmente correcta o, al menos, asumible y asimilable por la instancia supervisora. Incluso acostumbran a dejar algún fleco suelto para que la mencionada instancia supervisora se entretenga/se distraiga y pueda justificar su labor de poda ante la superioridad y los ciudadanos. Evidentemente, una vez aprobada la ley, ellos, sólo ellos, se cuidan de la puesta en práctica.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Es lícito y justo que separatistas catalanes enseñen lengua española e historia de España a los niños de las escuelas públicas de Cataluña?
¿Y si lo que aprenden los niños en las escuelas públicas de Cataluña no es ni lengua española ni historia de España?
Artículo sobre
política escrito por el 7 de noviembre de 2007 y
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Contra una lectura autodeslegitimadora de la Constitución
Pájaro bobo entiende que el Estado de las Autonomías se opone frontalmente a los conceptos nucleares de unidad y soberanía nacional, que en este caso corresponden por derecho y en consecuencia deberían corresponder de hecho íntegra y exclusivamente, con carácter permanente, a España y al pueblo español como un todo. En la práctica, España se deshace y se desintegra en el Estado de las Autonomías merced a una política de transferencias de competencias estatales, intrínsecamente estatales y por lo tanto intrínsecamente intransferibles, y a una lectura de la Constitución que termina deslegitimándola como ente estatal en beneficio de las Comunidades Autónomas. Así, éstas pasan a suplantar al Estado, mientras España queda reducida a la condición de simple término sociohistórico sin contenido político actual. Una auténtica obra maestra de la perfidia.
Ante esta situación, algunos españoles seriamente preocupados por el futuro de España han empezado a proponer un pacto de los dos grandes partidos nacionales con un acuerdo explícito, de carácter vinculante, en ciertos temas básicos. Una especie de blindaje, recurso que curiosamente fue empleado en primera instancia por los separatistas catalanes con fines diametralmente opuestos.
En cualquier caso, a Pájaro bobo le gustaría que ese blindaje se basara en convicciones patrióticas, supraideológicas, y por la misma razón que no fuera meramente verbal ni estuviera expuesto a coyunturas y veleidades partidistas, aunque, mal que le pese, tendrá que aceptar la realidad, que en definitiva es lo que dan el país y sus gentes.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿se puede suplir con blindajes verbales la falta de sentimiento patriótico y conciencia nacional?
Artículo sobre
política escrito por el 6 de noviembre de 2007 y
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