George Steiner, escéptico; Pájaro bobo, providencialista


El universo es idea de Dios: ¿una idea o la Idea?

George Steiner, humanista escéptico, escéptico blando, se mueve permanentemente entre la literatura, forma, y el pensamiento, idea de la forma. Días pasados estuvo en Barcelona, donde, más que hablar, pensó en voz alta para formular algunas de sus inquietudes. Steiner se hace preguntas y no las contesta: ¿porque no quiere, porque no se atreve, porque no sabe? De ahí Pájaro bobo estaría dispuesto a extraer una aceptable definición del homo scepticus. En cualquier caso, ¿es escéptico George Steiner porque no encuentra respuestas a sus preguntas o no encuentra respuestas a sus preguntas porque es escéptico?
Pájaro bobo vive y sobrevive, aunque sea sólo como fantasma, en otro territorio; él se tiene por un providencialista irreductible. Todo está grabado en la nada. La nada es el continente; el universo, todos los universos, el contenido. La nada da forma al contenido; el contenido da forma a la nada. Todo es limitado y, por lo tanto, todo está delimitado.Y no hace falta que algo exista, que haya existido o que vaya a existir; basta con que sea, haya sido o vaya a ser una idea de Dios. Gracias a su visión, ni racional ni irracional (él dice que lo suyo es pura intuición), Pájaro bobo no tiene problemas para explicar/explicarse cosas como el mysterium iniquitatis o el libre albedrío de los seres racionales. Sencillamente, todo ello y, claro está, lo demás pertenece al ámbito de lo contingente, ese agujero negro en el que no sabemos cómo y cúando fuimos a parar y del que no sabemos cómo y cuándo saldremos. Pero saldremos, pues,
pregunta ingenua e intempestiva, ¿acaso puede ser eterno lo contingente?

Valentí Puig, agente del Sanedrín catalán en los Madriles


El subsodicho practica sistemáticamente la táctica del apagafuegos

Valentí Puig es un separatista con mucha letra menuda. Puede decirse que del separatismo y los separatistas lo sabe todo, pero no dice nada; ni dice ni escribe. Lo suyo es vigilar, controlar, detectar peligros y peligrosos, sí, peligrosos; en una palabra, apagar fuegos, fogatas y hogueras tan pronto como percibe olor a chamusquina, ya se trate de la feria de Frankfurt o del Estatuto de Cataluña. En eso es un auténtico lince: lince de la sierra madrileña y cronista de cafe bar y vaso de whisky, el hombre no deja que se le transparente el ánimo; ni el ánimo ni la cabeza, ni los sentimientos ni las ideas. De hecho, es capaz de escribir de todo y no decir nada de nada. Amontonar palabras también puede ser un arte. Y un medio de vida. Moraleja. El que quiera saber algo, por ejemplo, de Maragall, miembro emérito del Sanedrín catalán, que no lea una sola línea de las muchas que guarrea este corresponsal catalán en Madrid con columna fija en ABC, único periódico de todos los españoles. Miserable, miserable.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿y qué hace este quintacolumnista de periódico con todo lo que sabe, aparte de ir destilando veneno en pequeñas y calculadas diócesis?

Reconciliación Nacional, no Memoria Histórica


Como nos enseñan los grandes maestros del pensamiento, el ser humano es a la vez sujeto de la acción política y objeto del relato histórico

Mientras vive, el ser humano actúa, mal que le pese, de una manera desordenadamente ordenada/ordenadamente desordenada y construye vidas y sociedades; eso es para Pájaro bobo la política: acción sincronizada y sincrónica. Además, el ser humano, mientras vive, elabora un relato del ser humano que le precedió; eso es para Pájaro bobo la historia: relato diacrónico y, en un principio, acrítico, no selectivo. Eso es también lo que le enseñaron los grandes maestros de la historia que ya son historia. Por eso mismo, no le parece mínimamente racional o razonable pretender borrar de un plumazo un período histórico concreto, cualesquiera que sean los motivos que se aduzcan, pues escrito está: historia, magistra vitæ. Puestos a aprender de la historia, Pájaro bobo propondría, habría propuesto, una campaña, no una ley, de Reconciliación Nacional. Una campaña de todos para todos y, por lo tanto, fraternizadora, integradora.
Pregunta ingenua e intempestiva. ¿hay que perdonar a Zapatero su perfidia por entender y saber que esa perfidia es fruto de la ignorancia? Pues claro que sí; pero que aprenda.

Suerte, Maragall

¿Es lícito olvidar y perdonar perfidias cuyos efectos perduran?

Como gracias a una extraña patología, regalo de la Providencia, Pájaro bobo se considera incapaz de sentir Schadenfreude o alegría del mal ajeno, no le desea ningún daño a Pasqual Maragall, y mucho menos ahora que, según parece, está enfermo. Aun así, Pájaro bobo no olvida que el tal Maragall fue uno de los artífices de la conjura catalanoseparatista para que en Cataluña todos los partidos políticos y todas las instituciones públicas estuvieran en manos de catalanes como él, ni de izquierdas ni de derechas sino todo junto y a la vez, de modo que aquí la política la hicieran los catalanes para los catalanes y éstos pudieran acceder a esa forma de suprasoberanía llamada soberanía compartida. Maragall creó y dirigió un Partido Socialista que, con más del ochenta por ciento de obreros españoles entre sus miembros, cerraba el frente catalanista contra el Gobierno central. Así, además de engañar a esos obreros españoles residentes en Cataluña, utilizó sistemáticamente sus votos como votos separatistas contra ellos mismos y contra el Gobierno de España. Maragall, que Dios te perdone, pues no parece probable que vayas a reconocer lo que hiciste y mucho menos que vayas a arrepentirte de ello. A Pájaro bobo le gustaría equivocarse.

Carod-Rovira tiene razón

A cada uno hay que llamarle por su nombre; es derecho y obligación

Carod-Rovira tiene derecho a pedir/solicitar/exigir, al menos dentro de ciertos límites, que le llamen Josep-Lluís, ya que ese, y no otro, es su nombre. Yo le concedo ese derecho y me arrogo el derecho a llamarle traidor, estafador y delincuente, que también lo es. ¿Pruebas? Toda su actividad política es, vista con ojos de un ciudadano español respetuoso de la Constitución, la de un traidor, estafador y delincuente.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿acaso alguien puede negar que tratar clandestina y dolosamente, de igual a igual, con los miembros de una banda de asesinos como ETA es un delito? 

Ministerio de Asuntos Exteriores de Catalunya

De Yakutsk a la ONU pasando por Frankfurt, Venecia, Bruselas y Estrasburgo

La inmensa mayoría de los españoles, empezando por su Gobierno, sigue sin ver y sin querer ver que los zarpazos, las añagazas y las traiciones/deslealtades de los separatistas catalanes responden a una estrategia global. Y, consecuentemente, éstos siguen adelante con su música o, mejor dicho, con su matraca. En esa estrategia se inscriben los viajes del carallot (botarate) Carod. Con selecciones deportivas y sin selecciones deportivas, con pabellón nacional y sin pabelllón nacional, con invitación y sin invitación, en Frankfurt y en Yakutsk, en Venecia y en Estrasburgo, en Bruselas y en Nueva York, eso es una estafa en toda regla y además cantada.
He aquí unas cuantas preguntas ingenuas e intempestivas
¿Acaso no es delito que la Hacienda española, con la aquiescencia del Gobierno, financie la independencia de Cataluña?
¿Acaso no es delito que la Generalidad de Cataluña dilapide el dinero que recibe de la Administración central en promover unas relaciones internacionales propias e independientes cuando en España, sí, en España, hay miles de familias que viven en la miseria?
¿Acaso no es delito que el Gobierno de España siga entregando dinero a la Generalidad de Cataluña cuando sabe lo que hace con ese dinero?
¿Acaso el Ministerio de Hacienda no controla el dinero que entrega a las Comunidades Autónomas y el uso que éstas hacen de él?
¿Acaso autoriza el Gobierno de España ese uso del dinero de los españoles y esas relaciones internacionales?
¿Acaso no es delito que, mientras la Generalidad de Cataluña trata de crear un Ministerio de Asuntos Exteriores propio, más de la mitad de los niños de Cataluña no reciban toda la enseñanza en español como les corresponde por derecho?
¿Acaso no estamos ante un delito de malversación de los fondos del erario público?
¿Cómo se castigan esos delitos del Gobierno central y de la Generalidad de Cataluña?
¿A quién y a dónde deben dirigirse los españoles que deseen denunciar esos y otros delitos de análoga naturaleza e igual gravedad?

Por una Cataluña soberanísima


Montserrat Nebrera y el efecto mariposa

Si Valentí Puig y sus compañeros de conjura y cordada están en el diario ABC para hacer que éste deje de ser el periódico de todos los españoles y pase a ser el órgano del Sanedrín catalán en los Madriles, naturalmente con él como director, Montserrat Nebrera está en el Partido Popular de Cataluña para rematar la faena de Josep Piqué y entregar los restos del impopular partido a los amos y señores de Convergencia. La subsodicha ha declarado: «Las revoluciones se hacen en el punto en que uno navega y esto acaba afectándolo todo». Sabia doctrina extraída de la teoría del caos y popularizada con el nombre de efecto mariposa que el Sanedrín viene practicando desde antes de la Transición, cuando, allá por los años sesenta, decidió poner en marcha el proyecto separatista más moderno y ambicioso: crear una Cataluña soberana y a la vez dominadora de los pueblos hispanos, devueltos a la Edad Media en forma de reinos de taifas. Y en esas está.
Ahora, la tal Nebrera se propone que ese pobre subalterno de nombre Cirera (cereza) agite el cirerer (cerezo) para que ella pueda recoger la cosecha (collita) y llevársela en ofrenda a los Sumos Sacerdotes del Sanedrín, Pujol ben Gurión y Maragall ben Ariel. Como queda dicho, la operación se inició a mediados de años sesenta en los conventos y las sacristías de la Tarraconense, provincia eclesiástica con dos lenguas litúrgicas (además del latín): una propia y otra impropia.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cómo terminará la operación-proyecto de una Cataluña soberanísima y dominadora de pueblos, por no decir imperialista?

En defensa del ciudadano indefenso

En una sociedad democrática, la convivencia se asienta en el respeto universal e igualitario de la ley o, en su caso, de la Constitución. En una sociedad despótica, la convivencia se asienta en la adhesión, expresa o tácita, a la ideología dominante o supraideología. El respeto de la ley concede derechos. La adhesión a la ideología dominante otorga privilegios.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuál es el caso de Cataluña y cuál es la situación de sus ciudadanos?

Zapatero instruye a Ibarretxe


Si le sale mal la jugada, bueno; si le sale bien la jugada, malo

Zapatero, equiparable a los miembros del Sanedrín catalán en perfidia pero más ignorante, ha venido a decirle por bajines al chino de las Tierras Vascas: «Puedes seguir adelante con tu plan soberanista y con tus referendums, pero como yo te diga, cuando yo te diga y donde yo te diga. A mí, todo eso tuyo ya me va bien, pero tienes que ir con cuidado. Yo también tengo mi plan». Y parece ser que el chino se atrevió a inquirir: «¿Y cuál es su plan, señor Zapatero?»
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuál es el plan de Zapatero para españoles y no españoles?

El Estatuto de Cataluña como trampa diabólica

Sin toma de conciencia no hay acción racional y eficaz

Un comentario con pretensiones de editorial aparecido hoy en el diario ABC nos confirma que algunos españoles responsables empiezan a estar muy seriamente preocupados. El Estatuto de Cataluña es en realidad una bomba de relojería que, al explosionar, se deshace en miles de trozos de metralla. A la postre, España queda supeditada a Cataluña merced a una maniobra envolvente que va de la autonomía a la suprasoberanía pasando por el Estado pseudofederal. Lamentablemente, la inmensa mayoría de los españoles siguen sin enterarse de la película. En rigor, los separatistas catalanes vieron hace ya bastante tiempo (como cincuenta años) que, dada la ignorancia y el poco sentido patriótico de los españoles, ellos, pueblo superior, podían no sólo conseguir la soberanía de Cataluña sino incluso someter a España y a los españoles a un estado de dependencia real, siempre con cargo al erario del Estado español. Ese es el proyecto del separatismo catalán, ese es su concepto de la soberanía compartida, ese es su estado federal o confederal. Por lo demás no deja de ser peregrino e incluso absurdo que, mientras las eminencias grises del diario ABC ven ahora con cierta claridad que los separatistas catalanes han elaborado un proyecto para apoderarse de España y sojuzgar a los españoles, no adviertan que desde hace tiempo tienen a ese mismo enemigo en casa con un objetivo prácticamente idéntico: apoderarse del periódico y ponerlo a su servicio. En cualquier caso, Pájaro bobo sigue martirizado por la angustia que se apoderó de él una noche, hace ahora unos treinta años, cuando una voz le desgarró el alma con el fatídico oráculo «¡hay una conjura para destruir España!». Y en esas estamos.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿quedan aún suficientes españoles con arrestos susficientes para romper de cuajo la conjura separatista?