Estatut, kaputt

Después de conjuras, intrigas y traiciones a dos bandas, a tres bandas, a cuatro bandas, a todas las bandas posibles e imaginables, el Estatuto de Cataluña parece que se derrumba por obra de sus propios promotores. La última intervención pública de Maragall, siempre imprevisible y siempre irresponsable, es, a los ojos de Pájaro bobo, ontológica y antológica. «No ha merecido la pena» ha venido a decir con el ánimo de quien, cansado de tanta brega, quiere que llegue el borrón y cuenta nueva liberador. Para eso están los escribanos, copistas y plumillas de la Generalidad.
El cabecilla del separatismo catalán y, a la hora de la verdad, subalterno de Zapatero, que se sirvió del Montilla para clavarle la puntilla, dice que lo deja todo y se va. Lo cierto es que, desde entonces, el manso de Maragall, siempre imprevisible y siempre irresponsable, no ha levantado cabeza. Ni la levantará, aunque en su caso hay que tener en cuenta la posibilidad de que en el momento menos pensado le coja un arrebato (rauxa) y, por ejemplo, se ponga a evocar e invocar la vena más española de sus antepasados.
En opinión de Pájaro bobo, la política de Cataluña se parece mucho a la de Israel: tres millones de cabezas, tres millones de posibles jefes de gobierno. Sólo se unen frente al enemigo exterior. Eso significa que necesitan una guerra fría diaria y un enemigo exterior eterno y eternamente malvado. La conjura, la intriga, la traición son formas de una rara lealtad en la que todos están de acuerdo y en la que todos se entienden, viven y conviven. Cataluña vuelve a ser lo que siempre fue: un alma escindida, una frustración histórica. Y el llamado nacionalismo catalán vuelve a ser lo que siempre fue: un movimiento burgués que se deja tan pronto como no deja.
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Cuál será el próximo desplante de Maragall?
¿Qué hará Pujol ben Gurión sin su rival y aliado Maragall?
¿Qué harán los pseudosocialistas catalanes sin su lider y fundador?

Con ABC en el corazón

Pájaro bobo sigue con el diario ABC en el carazón gracias a César, que tiene temple de español, y eso siempre da confianza frente a traiciones, apaños y adecuaciones al momento. La verdad es que debería leer más a menudo su columna o, por peor decir, su rincón. Pero piensa en él y siente como él en lo que importa, en lo que está en juego. España, su unidad, su pasado, su futuro. En realidad, lo que le ocurre a Pájaro bobo es que se le encabrita la cabeza con suma facilidad, y ya se sabe que en los tiempos actuales no hay espacio para ni para las exaltaciones ni para el patriotismo, sólo para las sonrisitas y la política de la puta i la Ramoneta. Ésta sí que tiene futuro. Lo dijo, días pasados, Enric Juliana, el topo del parque del buen Retiro, que está en el ajo. Hay que barcelonizar Madrid. Y, por supuesto, catalanizar España. A ver si nos enteramos de una vez. Mentir o engañar sonriendo y conservando la compostura es un arte, ¿verdad, Enric? Un arte que requiere cabeza y estómago, estómago y cabeza. Pájaro bobo no llega a tanto. La verdad es que cuando era pequeño y aún no se llamaba Pájaro bobo, su madre, la señora Lucía, solía decir de él: «Parece mentira que tenga un hijo tan listo y tan burro». Y ahí se quedó el pobre. Miguel de Cervantes, a buen seguro bastante más pobre que él en pecunia y enseres, escribió de alguien, que muy probablemente era él mismo: «Tenía todos los talentos menos el talento de saber hacer uso de sus muchos talentos». En ese aspecto, Pájaro bobo ni se lamenta ni tiene motivos para lamentarse; ha resuelto su vida y la de su prole con dignidad, con burguesa dignidad. Gracias a Margarita; por lo tanto, gracias, Margarita.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué hará Pájaro bobo el día en el que su César del alma deje de escribir en ABC, porque no le dejan escribir, y se apodere del diario a diario Valentí Puig, Golafre de las Pitiusas y agente siniestro del separatismo catalán más siniestro?

¿Cuántas embajadas y cuántos embajadores serán en total?

Le colocaron donde, a buen seguro, más daño podía hacer. Dar vueltas al mundo abriendo embajadas de Cataluña fue sin duda el sueño del Carallot (Botarate) durante muchos años. Y ahí está. Imagino que ésa es una de las tantas actividades ilegítimas y contrarias a la Constitución de 1978 que vienen practicando impunemente los separatistas catalanes. Lo más que les puede pasar es que les obliguen a cambiar el nombre, pero seguirán en la jugada. Como los de la ETA. Se llamarán delegaciones, no embajadas, pero guardarán el rótulo, los rótulos para más adelante: Ambaixada de Catalunya. Y los membretes, que ya están hechos.
Retazos de una conversación telefónica. «Jordi, seguro, vamos bien, estos panolis no se enteran». «Ahora lo que hay que hacer es avisar a los vascones para que tiren unos cuantos petardos y distraerlos». «La semana que viene te llamo y te digo algo». «Y a propósito, ¿cómo está lo del Estatuto?» «Mira, que digan lo que quieran, todo lo que hay que hacer es controlar al Tribunal ese, el Constitucional, o como se llame. Sí, la mitad más uno, comprar y vender, y eso ya está hecho; me lo ha asegurado Jordi, sí, el Ben Gurión, que de eso sabe un rato, Acuérdate de Banca Catalana, engañó a todos los jueces y se quedó con el dinero». «Una abraçada molt fort de tu amigo, que te quiere y te traiciona, Jaume Cullereta i Parasols».
Pregunta ingenua e intempestiva: si cada una de las diecisiete Autonomías abre diecisiete embajadas con sus correspondientes embajadores, ¿cuántas embajadas y cuántos embajadores en el extranjero tendrá España?
Nota
Recuerda que al número total de embajadas tendrás que añadir las de España y al número total de embajadores tendrás que añadir los españoles.

El carallot Carod no toca pelota pero viaja con dinero español

Verdugo sañudo y encarnizado del maestro Huguet, el carallot (botarate) Carod sigue viajando por cuenta del erario del Estado español, según leemos en la página 15 del diario ABC, en su edición de hoy, 26 de abril, donde se nos dice literalmente: «Carod gastó. 9.611 euros en visitar el COI e impulsar las selecciones» [catalanas]. Evidentemente, ni esa ni otras muchas andanzas del mencionado botarate, como, por ejemplo, su viaje a Perpiñán para pactar con ETA, son constitutivas de delito alguno. Y eso quiere decir que el subsodicho seguirá viajando con todo su séquito de consejeros, asesores y programadores a cuenta y a costa de los españoles. Triste, muy triste.
Pregunta ingenua e intempestiva: si nada de eso es delito, ¿no pensarán muchos españoles que aquí lo más rentable es hacerse separatista?

Del oasis a la charca ponzoñosa

Las últimas actuaciones y declaraciones de los políticos catalanes, atrapados en la maraña del Estatuto, han puesto de manifiesto que, si Cataluña fue alguna vez un oasis, ahora es una charca ponzoñosa. Agotado el recurso del enemigo exterior, sus dirigentes han tenido que hacer frente a su realidad, una realidad ciertamente desoladora. «Todo ese esfuerzo –ha venido a decir el ex, nunca honorable, Maragall– no ha merecido la pena, pues el Estatuto no es prácticamennte nada». ¿Para eso tanta conjura, tanta intriga, tanta traición, tanta amenaza? No hace mucho, ese mismo Maragall, incapaz de contenerse por más tiempo, decía más o menos: «Cataluña tiene una Constitución [no un Estatuto]. Ahora sí que es una nación». En opinión de Pájaro bobo, lo peor de todo ello es que, como en el caso de Vascongadas, ahí no hay nada delictivo; ni siquiera como fraude político, ni siquiera como malversación de fondos públicos, ni siquiera como deslealtad a la Constitución española y al pueblo español, ni siquiera como comportamiento antisocial.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿no se debería, al menos, ingresar a Pasqual Maragall en un centro para dementes y impedir así que mañana o pasado mañana nos monte otra trifulca estatutaria y después venga diciendo que no ha pasado nada?

Ciudadanos, partido en alza

Varios referentes con valor informativo nos dicen que el partido de los Ciudadanos está en alza. Uno de ellos es el trato que sus muchachos reciben de los integrantes del establishment político catalán. No quieren verlos ni en pintura. Ni en pintura ni, mucho menos, en televisión. Los han vetado. Por lo visto, los brokers del parqué parlamentario no han aprendido. Pujol ben Gurión ya ha lanzado su aviso. Ojo a la charnegada. Los que más van a sufrir son, a buen seguro, los maragallianos, los amontillados y los de la picadura en la espalda. La primera vez quisieron boicotearlos y les salió el tiro por la culata. Ahora, en la segunda vez, los integrantes del establishment se empeñan en repetir la estrategia. En cualquier caso, puedo decir que los jóvenes no se duermen y no son precisamente tontos.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cónseguirán nuestros jóvenes y avispados ciudadanos romper el cerco mediático montado por los agentes del establishment?

Dinero español para una Cataluña independiente

A estas alturas de nuestra derrota, entendida en la acepción que se quiera, puede y acaso debe decirse que España está financiando simultáneamente su destrucción y la formación de varias naciones-estado independientes. Una de ellas, a mi modo de ver la más peligrosa en atención a sus medios y a la actividad de sus avanzadillas, es Cataluña. Ya ahora, Cataluña cuenta con una Administración propia y blindada, sí, blindada, con dimensiones, presupuestos y competencias propias de una auténtica Admistración estatal. Tanto es así que desde hace tiempo se permite la libertad de malversar dinero español en programas como el destinado a eliminar nuestro idioma no sólo de todo el ámbito escolar y universitario sino también de la Generalidad y su vastísima zona de influencia. En eso llevan trabajando más de treinta años. Aun así, causa horror leer que la Generalidad de los Montillas y los carallots Carods se gastan cada año 1,2 millones de euros en promover las selecciones deportivas catalanas. Y hay que decir de una vez por todas que si es cierto, como dicen algunos, que Cataluña entrega a España más de lo que recibe, infinitamente más cierto es que aquí, en Cataluña, quienes realmente trabajan son los que han llegado de fuera, pues los catalanes de vena y mena son en su inmensa mayoría funcionarios de la Generalidad y sus infinitas ramificaciones. En esto la historia se repite, concretamente la historia del colonialismo europeo en los siglos XIX y XX. Unos, a trabajar; otros, a dirigir.
Tres preguntas ingenuas s e intempestivas
¿Sabe el Gobierno español en qué gasta la Generalidad el dinero que recibe de la Administración central?
¿Es o no es delictivo que una Comunidad Autónoma gaste parte del dinero que recibe de la Administración central en promover sus selecciones deportivas?
¿Y si las diecisiete Comunidades Autónomas decidieran hacer lo mismo?
¿Hay o no hay causa suficiente para llevar ante los tribunales a la Administración del Estado y a la Generalidad de Cataluña por este hecho, que, a mi modo de ver, constituye una clara y reiterada malversación de caudales públicos?

Se busca dragomán

Valentí Puig, el Golafre de las Pitiusas, titula su portentosa colaboración de hoy, martes, en el ABC de todos los españoles «Cómo asociarse con Zapatero». Y escribe: «Las pasiones políticas a veces se perpetúan más allá de su escenario de origen y se enrocan en los nuevos paisajes». Como Pájaro bobo se ha sentido y se siente atraído por el título, ha intentado leer la mencionada colaboración y, en cierto modo, lo ha conseguido. Lo que no ha conseguido es saber qué se dice en ella y sobre todo cómo puede asociarse uno con Zapatero. Por ese motivo busca ahora un intérprete, hermeneuta o dragomán capaz de traducir textos del polaco al español de la Meseta castellana, pues, dada su experiencia, Pájaro bobo está convencido de que el colaborador colaboracionista de ABC piensa en polaco y no consigue poner sus ideas en un español mínimamente aceptable, aunque sólo sea en lo gramatical.
Además, como Pájaro bobo sigue considerando que semejantes colaboraciones no son beneficiosas ni para la salud económica de un diario español ni para la buena formación e información de sus lectores, sugiere y propone que a tan distinguido publicista se le tribute un homenaje y se le conceda el título de profesor emérito en politología, concretamente en la especialidad de naciones sin lengua propia ni Estado.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿y si, por aquello de comer a dos carrillos, el homenajeando dice que ya le va bien lo del homenaje pero que además quiere seguir disfrutando de todo lo que disfruta ahora?

La música del maestro Huguet

El maestro Huguet, director del coro angelical de Walpurgis, compuso la partitura. Pero, para desgracia suya, esta vez no hubo aquelarre de fantasmas y fantasmones. El numerito se quedó en trampa, y él fue el primero y, de momento, el único en caer en ella. Invitar a la parroquia, ya instruida y adiestrada, a romper/tapar/arrancar todo letrero en español que encuentre a su paso es una jugada sin riesgo, porque nunca se podrá demostrar de dónde salió la orden y siempre se podrá rechazar ventajosamente toda imputación presentándola como una intriga madrileña. Pero invitar/incitar a la parroquia púnica a no pasar ni por la taquilla ni por la cruïlla/carrefour/distribuidor/hub aéreo de los Madriles mediante un aviso colocado en la portada del órgano oficioso de la Generalidad de los catalanes ya es más grave. Deja huella, huella e impronta. Esta vez no les ha dado tiempo ni para montar el numerito de la fobia española a todo lo cataláunico ni para pedir a los integrantes de todos sus lobbies fenicios, aquí llamados casals, que organicen caceroladas y cencerradas en lugares y horas fijados por la Generalidad. Así las cosas, el Topo del Retiro no se ha atrevido ni siquiera a insinuar que los enemigos de Cataluña podrían haber exhibido un poco más de imaginación. A los que queremos una Cataluña democrática y, a ser posible, leal y española nos llaman anticatalanes. ¿Qué menos?
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué puede/debe hacerse con una Administración autonómica que pretende movilizar deslealmente a sus ciudadanos contra la Administración del Estado?

¿Barcelonizar Madrid?

El topo del parque del buen Retiro, el Talp del parc del bon Recés, sigue con su labor, espiar e intrigar. En eso, y en destilar veneno, es todo un artista. Un artista, en definitiva, de la letra menuda y la puñalada envuelta en una sonrisa o en un halago, o en una sonrisa y un halago juntos y a la vez. Del mariposeo al floreo y del floreo a la traición. Para eso está ahí, en la capital de los carpetovetones. Ahora dice que habría que barcelonizar Madrid. Lo otro, lo que piensa, no se atreve a decirlo, de momento, pero lo sabemos todos. Ya lo soltará. Enric Jualiana, padre de la criatura, decía no hace mucho que las cosas había que hacerlas con inteligencia, y no hace falta preguntar qué es la inteligencia para un hijo de la perfidia púnica.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Por qué recurre Enric Juliana, Talp del parc del bon Recés, miembro del lobby fenicio y corresponsal extranjero en los Madriles, a la sinécdoque eufemística «hay que barcelonizar Madrid» cuando lo que piensa, y tarde o temprano dirá, es que hay que catalanizar España?
¿No sería más correcto decir que hay que españolizar España, Cataluña incluida?