Sigue la cuenta atrás en la destrucción de España

Después del aquelarre de los fantasmas y los fantasmones del carallot Carod, el Topo del buen Retiro (el Talp del bon Recés) anunció la celebración de una «misa unitaria» que Pájaro bobo interpretó como una misa negra en la noche de Walpurgis. Ya vendrá. De momento, el lindakara Ibarreche toma la iniciativa separatista con la la última gran noticia: un referéndum de los vascos para los vascos. Días antes, en el Mundialito Benjamín celebrado en El Algarve, los alevines del separatista Laporta habían escenificado una de sus jugadas más conocidas y ensayadas. «Ellos que canten, vosotros aquí, sin moveros».
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Si un referéndum como el que prentende montar Ibarreche es anticonstitucional, no lo es, necesariamente, el marco político que, además de permitirlo, lo dirige y lo organiza?
¿Por qué las infracciones de la Constitución no conllevan ningún castigo para los infractores?
¿Por qué en la lengua y en el país del Golafre de las Pitiusas y del Talp del bon Recés no se pronuncian nunca palabras como perfidia, pérfido, traición, traidor, cobardía, cobarde, colaboracionismo, calaboracionista, cuando pertenecen por derecho propio al vocabulario más genuino e idiosincrásico de la política de la puta i la Ramoneta, versión vernácula, inductiva y trapisondista, de la vieja Realpolitik?

Las expiaciones del espía fenicio: de la Barceloneta a la madrileña calle de Alcalá

Enric Juliana, conocido en los Madriles, capital del Reino de España, como «el topo del parque del buen Retiro» y en la Barceloneta, a orillas del mar de la Sargantana, como el Talp del parc del bon Recés, sigue expiando y espiando. En cierto modo, Pájaro bobo se siente defraudado, pues los recursos literarios del presunto implicado como cronista matritense no están siempre a la altura de predicciones y expectativas; con frecuencia su prosa flaquea, y el prosista, falto de inspiración, opta por el floreo y el mariposeo de un forastero metido a corresponsal extranjero. Poca cosa, mucho menos de lo que Pájaro bobo se prometía. Lo siente por sus lectores. En lo que no le ha defraudado es en el trabajo de zapa, que es lo suyo. Ahí sí da la talla, a diario y amb escreix (con creces). Ahí, la criatura se mueve con la codicia y la crueldad del topo que ha conseguido penetrar subrepticiamente en la madriguera de unos conejitos confiados e indefensos.
Moraleja: para espiar hay que expiar.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿hay que tener compasión con el topo cuando canta la palinodia o por el contrario pensar en lo que habría hecho si le hubiera salido bien la jugada?

De las fronteras al control de aduana

Un repaso de la prensa, a vista de pájaro y de gusano, nos permite comprender que el terrorismo de origen islámico es la primera preocupación de los políticos y, por obra de sus agentes y corresponsales, de la sociedad civil, de todas las sociedades civiles de Occidente. Democracia, bienestar, paz y progreso corren peligro, peligro grave. Ahí están las dos grandes derrotas/victorias de Afganistán e Irak. Por lo pronto, se ha venido abajo el mito de Israel: invencible en la guerra y en la paz. Ahora, obligado a bunkerizarse, el afortunado país de la leche y la miel practica la táctica del erizo y la avispa. O del galápago y la mosca cojonera. Posee capacidad para defenderse de sus enemigos (sólo tiene uno: todos los países árabo-musulmanes) y dañar sus instalaciones militares, no para aniquilar a aquél y destruir éstas. Erizo y avispa, galápago y mosca de oasis, Israel es hoy un islote bunkerizado. Alcatraz con palomas y halcones.
La frontera no está ni en el Líbano ni en Chipre ni en la Sublime Puerta constantinopolitana; para nuestra desgracia, ni siquiera en Viena, histórica puerta de Europa. Ahora ya no hay fronteras. Han desaparecido. Dejando al margen muros y alambradas que se reducen a disparatados intentos de poner coto al desierto, ya sólo queda el control de aduana. Hasta que lo arrasen las sucesivas riadas de inmigrantes. Las cabezas pensantes, bienpesantes de Occidente deben plantearse el problema ex novo, ex nihilo. Israel se ha equivocado; o se ha equivado o nos ha engañado a todos, empezando por Estados Unidos. O las dos cosas juntas y a la vez. Es posible que a la superpotencia la encerrona de Afanistán e Irak, una y la misma, le sirva y le aproveche para vender armas, pero es una encerrona. Ahí estamos. Atrapados, sin saber qué hacer. El filósofo nos enseñó que sólo lo real es racional.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué tenemos que hacer los europeos para que ahora sólo lo racional sea real?

Zapatero: traiciones y delitos

En opinión de Pájaro bobo, Zapatero ha llevado a cabo, entre otras muchas, tres traiciones que son otros tantos delitos.
Primera traición delito: negociar y pactar con los representantes de una banda terrorista cuyos miembros han cometido gravísimos delitos de sangre y en muchos casos tienen causas pendientes.
Segunda traición delito: negociar y pactar con formaciones políticas que, de palabra y/o de hecho, no acatan nuestra Constitución y se proponen destruir España como nación utilizando todos los medios a su alcance, legítimos, no legítimos, constitucionales, no constitucionales.
Tercera traición delito: practicar una política fraudulenta, dolosa, desleal y globalmente contraria a los derechos de los españoles como sociedad, pueblo, nación y Estado.
Por todo ello, amén de otras traiciones y otros delitos que él conoce de primera mano y los españoles sospechamos, Pájaro bobo pide la destitución y el procesamiento de nuestro indigno y desleal jefe de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
¿Qué tiene que hacer o deshacer aún Zapatero para que los españoles reaccionen?
¿Y si mañana fuera ya demasiado tarde?

Repaso del ABC

Fiel a la norma, Pájaro bobo hace su repaso diario, diurno o nocturno, del diario ABC. Empieza por la tercera. De la tercera pasa a la portada, que es la primera, y de la primera pasa a la quinta, que es la número cinco, la página en la que se debaten los temas de actualidad y, como es sabido, la hora de la verdad para los toreros. Hoy en el albero de papel y letra impresa hace su presentación el diestro Juan Manuel de Prada con La memoria malversada. Decepción y silencio. Pájaro bobo considera que el joven y otrora prometedor espada busca el calor del tendido de la derecha y, además, se encara con los del tendido de la izquierda cuando lo correcto habría sido sin duda que se mantuviera a la altura de la bandera, por encima de tendidos, bandos y rivalidades.
Ajeno a odios y rencores históricos, al menos en la medida de sus posibilidades, Pájaro bobo se atreve a decirle: «Repite conmigo: Major sum et ad majora natus. En cualquier caso, puedes escribir mejor, debes escribir mejor; y, sobre todo, procura volar más alto. Para ello tal vez te convenga aprender/saber/recordar/tener presente que cuando la religión, toda religión, cualquier religión, defiende los intereses materiales de una clase social, forma parte de la ideología de esa clase social y, por lo tanto, es alienante; por el contrario, cuando la religión no se somete a los intereses materiales de ninguna clase social y, por lo tanto, no forma parte de ninguna ideología, es desalienante. A los ojos de Pájaro bobo, entoncces —¿sólo entonces?— la religión constituye una forma de espiritualidad auténtica. ¿Teología de la liberación? No, liberación por la teología.
La Generalitat negocia que su Delegación en París sea reconocida por el Gobierno francés. Página 45 de ABC, 14 de abril de 2007. Pájaro bobo reniega y se niega a seguir leyendo la noticia-crónica, alojada, cómo no, en la separata catalana. No quiere caer preso de su propia memoria histórica. Prefiere seguir blasfemando, que es una de las cosas que mejor se le dan, sobre todo en los arrebatos. Para él blasfemar es como escupir, escupir malos pensamientos y malos instintos, con el deseo de liberarse de todo ello y respirar mejor, más sosegadamente.
Un periódico de la Fenicia de Poniente dice, entre zarandaja y zarandaja, que Valentí Puig, el Golafre de las Pitiusas, ha ganado el premio San Juan de la Caja de Ahorros de Sabadell. En la nota se le describe/define como «uno de los columnistas más destacados de la edición catalana de ABC». Pájaro bobo vuelve a blasfemar y a escupir.
Cuatro preguntas ingenuas e intempestivas
¿Por qué una persona joven como Juan Manuel de Prada, que no vivió la guerra civil, atiza el fuego de la memoria histórica y de ese modo contribuye a hacer de ella una memoria rencorosa?
¿Controla el Gobierno español todas los intentos y todas las intentonas de la Generalidad por asomar la nariz, la cara, la cabeza o lo que sea al exterior?
¿Es cierto que el Golafre de las Pitiusas es un destacado quintacolumnista de la separata catalanista de ABC?
¿Es cierto como dice un perverso anticalanista que ya le tienen reservado/asignado/adjudicado el premio de las Letras Catalanas en una de sus próximas ediciones?

Anuncios por palabras

Noemí, vidente, adivina el futuro tuyo y de tu pareja sin sonsacar.

Las verdades y las falsedades de Pujol ben Gurión

El ex honorable (por favor, pronúnciese ix honoreibol aspirando la h) Pujol ben Gurión confiesa que está preocupado por la abstención en lo que fue y está a punto de dejar de ser feudo del catalanismo militante y recalcitrante. La dictadura con pátina de democracia se resquebraja. Ellos lo saben, lo saben y lo dicen; faltando a la verdad en conciencia y a conciencia, pero lo dicen; con lágrimas de cocodrilo en los ojos, cocodrilos del Llobregat, pero lo reconocen. Y lloran, con lágrimas de cocodrilo, pero lloran. Hoy la retaguardia de La Vanguardia habla de lo que se avecina. Tienen miedo. Tendrán que preparar una nueva chapuza y, sobre todo, perpetrar una nueva conjura. Con un lema y leitmotiv como, por ejemplo: una Catalunya independiente y con Estado propio fortalecerá la unidad de España y de los españoles porque asumirá el control de sus territorios y sobre todo de su Hacienda y de su banca. En eso son maestros. Aun así, ahora la palabra la tienen los Ciudadanos, partido de la ciudadanía. No es fácil que los engatusen, al menos en un primer envite, pero lo intentarán; sí, lo intentarán una y mil veces. Por delante y por detrás, por la izquierda y por la derecha, por arriba y por abajo, con halagos y arrumacos, con amenazas y puñaladas traperas, con pactos por las libertades y alianzas por los derechos de las naciones sin Estado, con «misas unitarias» y frentes nacionales, nunca, nunca, nunca con un acuerdo leal basado en la lealtad, pues escrito está: nadie puede dar lo que no tiene.
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Qué chapuza, apaño, trapicheo, contubernio, chantaje o ménage à trois tienen ya preparado y preparido los padres de la perfidia para esa eventualidad que tanto temen?
¿Conseguirán los kapos de nuestra mafia política comprar, corromper, fagocitar, civilizar, democratizar, catalanizar y burocratizar a los nuevos, jóvenes y rebeldes ciudadanos de nuestra ciudadanía?
¿Aprenderán algún día los filisteos de Ponent que hasta ahora nunca nadie consiguió engañar, oprimir y sojuzgar a toda una sociedad durante todo el tiempo?
Nota
Pájaro bobo ha tomado el sintagma nominal «misa unitaria» del lingüista Enric Juliana, el topo del buen Retiro (el talp del bon Recés), que lo utiliza como sinónimo no de misa ecuménica sino de aquelarre de fantasmas y fantasmones.

De varia re: entre hoy y mañana

En plena semana pecaminosa, que antes era y se llamaba santa, Pájaro bobo trata de ordenar cuentas, papeles y asuntos varios. Su novela sigue pendiente. Cada día dice que va a cogerla de nuevo, o sea, a recogerla, pero la verdad es que el cartapacio continúa ahí, sobre la mesa. Lo más curioso e intrigante del caso es que ya la tiene escrita, pues normalmente él escribe de memoria, con la cabeza y en la cabeza, sin papel; todo lo más, con apuntes. Una novela, pues, en busca de autor.
El laberinto catalán, texto con pretensiones de editorial periodístico publicado ayer, domingo, en ABC, le ha producido tristeza, decepción y desesperanza. Según él, los madrileños y los españoles en general no conocen el problema catalán, ni lo conocen ni lo entienden. Para entender a los catalanes es necesario haber vivido en el extranjero, y es sabido que a estas alturas de nuestra historia futura el extranjero empieza/empezará, cada vez más nítidamente, en la margen izquierda del Ebro. Los que conocen y entienden el problema catalán, pero previsiblemente nunca lo explicarán de manera íntegra, veraz y leal, son los integrantes del lobby fenicio con residencia consular colegiada en la capital de todas las Españas. Así, atrapados entre la ignorancia indulgente y benévola/malévola de unos y la perfidia polimórfica y mimética de otros, los carpetovetones heterodoxos, radicales e iluminados estamos condenados a sufrir como perros. Y, por lo tanto, a blasfemar como condenados. Eso o dar en locos.
Gracias a La Vanguardia, Enric Juliana, en su condición de topo del Retiro (en vernáculo, talp del Recés), nos regala una crónica madrileña de raras excelencias literarias y específicamente periodísticas. En opinión de Pájaro bobo, continente y contenido sitúan a este catalán de cacumen con chispa y retranca púnicas claramente por encima de todos los escritores de periódico de nuestro ámbito lingüístico-cultural. Pulso, ritmo y entonación nos hacen olvidar por unos momentos que el angelito/mensajero/corresponsal no está donde está precisamente para halagar nuestros ojos y nuestros oídos con lindezas; eso es el camuflaje, la túnica. Debajo de la túnica lleva la daga, y, aunque esta vez no ha hecho ningún amago homicida, la ha mostrado o, al menos, ha hecho un gesto para que se vea el filo sin que se vea ni el gesto ni la intención. Virtuosismo del fenicio con la pluma y con la sica de sicario.
Después de vivir durante treinta años y un día vendiendo las mismas o parecidas imágenes y las mismas o parecidas figuras, como ese Tàpies que lleva treinta años y muchos días guarreando telas, papeles y paredes con sus pinceles, siempre especulando con el irredentismo, pecuniariamente redentor, de las cuatro barras, Francisco Umbral sigue mariposeando sobre la actualidad en la parcela que va de la tertulia de café a las revistas de gente guapa, pasando por los culebrones televisivos, pues para él escribir es, y sólo puede ser, puro y eterno mariposeo, mientras que Juan Manuel de Prada, víctima de un éxito prematuro, probablemente no llegará a ser el escritor que debió ser y tampoco el mejor y más creativo de cuantos lleva dentro. Para Pájaro bobo, Juan Manuel de Prada ha quedado en un misacantano típico de la cultura española de la Meseta, habida cuenta de que lo poco o mucho que llega a esas tierras desde la Europa ilustrada lo hace antes y después a través del filtro reductor de una lengua empobrecida por la mentalidad de hablantes ajenos e incluso contrarios a la dimensión metafísica de la realidad humana y por la misma razón incapaces de acceder a ella y vivir en ella. ¿Cuántos españoles saben, por ejemplo, que en la Europa nacida con la Ilustración la metafísica es percibida como espiritualidad y la espiritualidad es percibida como metafísica?
Más allá de diferencias tan profundas como evidentes, a Pere Gimferrer le ocurre algo similar. Pájaro bobo opina que este catalán del sur debería haber nacido en un país transpirenaico; en Francia, acaso en Italia. Presa de fuertes inhibiciones y represiones, más que agitado por filias y fobias, pero sin la menor duda poseído por una sensibilidad claramente patológica, Gimferrer, poeta y sólo poeta, se debate entre flaquezas y temores personales, de una parte, y exigencias suprapersonales, de otra; al menos, eso parece. No es fácil que consiga liberarse; y, en cualquier caso, debería hacerlo por elevación. Aun así, Pájaro bobo desea que la próxima vez tenga más suerte y venga al mundo en la Europa de los pueblos y los hijos de la Diáspora. Allí donde, al menos eso quiere creer, cada uno elige la lengua, la cultura, la patria y con ello todo lo que quiere ser y sólo lo que quiere ser.
Pájaro bobo está deseando morir o, por mejor decir, volver a nacer.

Entre topos y glotones

En opinión de Pájaro bobo, Enric Juliana, «el Topo del parque del buen Retiro», se salió ayer de madre con el artículo La trampa (y sus cómplices catalanes), publicado en La Vanguardia, otrora española y hoy cobarde y cínicamente antiespañola. En él dice, entre otras cosas, que como sus hijas, residentes en Madrid, no pueden proseguir el aprendizaje del idioma catalán en horario escolar, «a la España plural parece que todavía la están peinando». ¿Cinismo o provocación?
Cabe pensar que este topo no tiene juicio o que, precisamente por tenerlo, y mucho, sólo ve lo que quiere, cuando quiere, donde quiere y como quiere. Así, todavía no se ha enterado de que en Cataluña más de la mitad de la población tiene el español como lengua materna y de comunicación normal y, a pesar de ello o precisamente por ello, la enseñanza pública se imparte exclusiva y excluyentemente en catalán, único idioma oficial del país de los fenicios. ¿Acaso el senyor Enric no ha oído hablar nunca de los comisarios lingüísticos y de las multas lingüísticas? Miserable, miserable.
Valentí Puig, «Golafre mayor de las islas Pitiusas», nos anonada con una de las creaciones más portentosas del periodismo cispirenaico a lo largo de los últimos cien años, pues en su colaboración de hoy, jueves, 12, en ABC, escribe, proclama y enseña: Los lectores ya suponen que al querer imaginar un capítulo cualquiera de la vida política por venir no se pretende la profecía sino alumbrar lo que está ocurriendo a la luz hipotética de lo que pudiera ocurrir.
Pájaro bobo se rinde y renuncia a comentar la frase con visos de lead periodístico y, por supuesto, el artículo en su conjunto. Convencido de que le faltan luces, deja tan demeritoria tarea a exégetas, hermaneutas y drogomanes con más erudición y más paciencia que él.
De todos modos, él cree sinceramente que estamos ante dos estafadores y, por lo tanto, ante dos delincuentes de la pluma y la letra impresa, habida cuenta de que, aunque cada uno utiliza armas y recursos propios y diferentes, los dos persiguen el mismo fin, y no parece que a estas alturas sea mínimamente sensato preguntarse qué fin persiguen nuestros separatistas del Mediterráneo y del Cantábrico, estén donde estén, utilicen la lengua que utilicen. Miserables, miserables.

Aclaraciones
Traducido al catalán, el sobrenombre de Enric Juliana sería: «el Talp del parc del bon Recés».
La palabra catalana «golafre» significa glotón, pero, una vez incorporada a su idiolecto, Pájaro bobo ha procurado infundirle un matiz humorístico, entre indulgente y despectivo, en la línea de bon vivant.

La señora Carmen y el comisario diocesano

Aparece en la pantalla del televisor. El presentador viene a decir que la buena señora es una buena madre de la parroquia madrileña de las rosquillas. «Carmen Díaz para servirle». Pájaro bobo deja sus papeles. Él, que siempre sintió una respetuosa devoción por todas las mujeres con regazo de madres, piensa en su madre, la persona a la que más ha querido en esta vida durante toda su vida.
Podemos imaginar que estamos en la parroquia de San Carlos Borromeo, en el barrio madrileño de Entrevías. Frente a la señora Carmen, hay un hombre, más bien joven, que dice ser periodista. Ella explica, cuando él se lo permite, cómo viven el Evangelio de Jesús los miembros de su comunidad. Allí los feligreses, más creyentes que pudientes, son dirigidos por tres curillas de barba y tejanos y viven de lo que tienen, que reparten entre todos. Para Pájaro bobo ahí hay cristianismo puro y prístino con reminiscencias de la doctrina y la práctica del mínimo de Asís. Sin mangoneos. Al menos, eso es lo que él, siempre Pájaro bobo, ve, siente y presiente ¿Teología de la liberación o liberación de la teología? El periodista pasa lista. Ya está, es un comisario diocesano, subalterno y burócrata. Recibe órdenes y las transmite. Lamentable.
Pájaro bobo considera que la señora Carmen es verso y poesía, que eso significa su nombre, en el páramo suburbano, mientras que el comisario diocesano le hace pensar en los comisarios lingüísticos de la provincia eclesiástica de la Tarraconse. Bien pensado, es posible que el celoso zelota encontrara acomodo alli. El problema está en que como en dicha provincia eclesiástica todos los cargos, absolutamente todos, son impartidos por la Generalidad, debería superar antes la prueba de catalán, nivel C, y en caso afirmativo recibiría el título de comisario lingüístico de la vegueria que se le asignara. Aquí las iglesias están vacías, pero organizadas y normalizadas.
Tres preguntas ingenuas intempestivas
¿Es realmente evangélico y cristiano arrebatar su fe a la gente sencilla por problemas de liturgia formal?
¿Sabe un comisario diocesano lo que es la falsa buena conciencia?
¿Por qué un comisario diocesano dice que es periodista si luego resulta que es un comisario diocesano y se comporta como tal?

Advertencia
El término «comisario diocesano» pertenece al idiolecto de Pájaro bobo. Ciertamente no es muy respetuoso, pero él lo considera plenamente pertinente en razón de lo que vio, oyó y escuchó en el programa televisivo comentado.