Los perritos de mi infancia
Quiero recordar que casi todos los perritos de mi infancia tenían cara de niño,
y ahora, que soy viejo, se me pone a menudo cara de perro contra mi voluntad.
Quiero recordar que casi todos los perritos de mi infancia tenían cara de niño,
y ahora, que soy viejo, se me pone a menudo cara de perro contra mi voluntad.
Considero que el falso socialista Pedro Sánchez y el falso comunista Pablo Iglesias están decididos a consumar su traición a España y entregar los mandos del Estado a los burgueses catalanes.
Ante esta situación, presagio inexorable de la ruina y la destrucción de España, ¿qué debe hacer y qué no debe hacer un patriota español de 85 años?
España, cuenta conmigo y ahora más que nunca.
Considero que, a pesar de sus diferencias más que evidentes, el caso de los ERE de la Junta de Andalucía y la proclamación de una república independiente por parte de las autoridades autonómicas de Cataluña tienen un punto en común, habida cuenta de que en ninguno de los dos actuaron los preceptivos controles de la Administración estatal.
¿Existen esos controles? Y si existen, entonces ¿por qué no actuaron ni en un primer momento ni después ni nunca?
El hecho consumado y tristísimo es que, en el caso de Andalucía, el latrocinio se mantuvo por espacio de casi una década, hasta el punto de que se perdió el rastro del dinero robado y toda posibilidad de recuperarlo, mientras que en el caso de Cataluña se llegó a proclamar la República, y ahí sigue plantando cara a España, que, a pesar de estar constituida en un Estado de derecho, del que esta comunidad autónoma forma parte teóricamente, es incapaz de aplicar la ley y exigir su cumplimiento íntegro en ella, sin dilaciones ni subterfugios.
Todo ello me lleva a la desoladora conclusión de que se creó y se puso en marcha el llamado Estado de las autonomías, pero se olvidó el sistema de control de sus actividades, en especial las económicas y las políticas, por parte de la Administración estatal.
Y ahí estamos.
No consigo imaginar el mal absoluto; ni como ser ni como estado, ni como esencia ni como existencia; ni como negación del bien ni como antítesis de lo bueno.
¿Es la falsedad de los seres humanos, de todos los seres vivos, consecuencia visible y obligada de su alienación?
En cualquier caso confieso que la falsedad de una criatura como Quim Torra es para mí un abismo insondable.
¿Y mi propia, nunca confesada, falsedad?
Entiendo que la mayor desgracia que puede sufrir un ser humano es ser mala persona.
Y entiendo que para ello es necesario nacer mala persona y no redimirse.
Entiendo que en definitiva ser mala persona consiste en pensar maldades y obrar maldades.
Entiendo que, frente a la antinomia opresión : sumisión basada ab origine en el estado de naturaleza pero pronto provista de una trayectoria curricular mítico-religiosa y, acto seguido, propugnada por cosmogonías y cosmovisiones de corte tradicional con valor de ideologías portadoras de diversas formas de alienación individual y colectiva, todas ellas aferradas a una perennidad y una inmutabilidad de cuño fatalista, el saber laico, doctrina y praxis, arranca históricamente de un acto de rebelión existencial (Non serviam!) y se manifiesta antes y después como un acto de afirmación epistemológica (Sapere aude!) que, en aras de un nuevo evangelio, quiere hablar de solidaridad universal, humana e incluso cósmica, en el ámbito de la mundanidad.
Entiendo que el ser humano en cuanto algo o alguien que es y existe aquí y ahora pertenece al ámbito de lo contingente.
¿Hay algo o alguien más?
Entiendo que debe de haberlo y debe haberlo.
Mientras tanto quiero entender y entiendo que el ser humano, atrapado en lo contingente, no puede predicar de sí mismo Yo soy el que soy, pues, si en un primer momento se limita a estar ahí (cosificación), después pasa a ser lo que no es (alienación), ya que, por cruel y triste que parezca, en eso va a consistir su existencia en cuanto da sein y Dasein.
¡Yo soy el que no soy! Ich bin der, der ich nicht bin!
A partir de ahí entiendo que, cuando el ser humano predica de sí mismo Yo soy el que soy, incurre en una usurpación blasfema.
¿De momento? ¿Por siempre?
Entiendo que, frente a la antinomia opresión : sumisión basada ab origine en el estado de naturaleza pero pronto provista de una trayectoria curricular mítico-religiosa y, acto seguido, propugnada por cosmogonías y cosmovisiones de corte tradicional con valor de ideologías portadoras de diversas formas de alienación individual y colectiva, todas ellas aferradas a una perennidad y una inmutabilidad de cuño fatalista, el saber laico, doctrina y praxis, arranca históricamente de un acto de rebelión existencial (Non serviam!) y se manifiesta antes y después como un acto de afirmación epistemológica (Sapere aude!) que, en aras de un nuevo evangelio, quiere hablar de solidaridad universal, humana e incluso cósmica, en el ámbito de la mundanidad.
Entiendo que el ser humano en cuanto algo o alguien que es y existe aquí y ahora pertenece al ámbito de lo contingente.
¿Hay algo o alguien más?
Entiendo que debe de haberlo y debe haberlo.
Durante mucho tiempo me he sentido intrigado por la relación ideológica y política de Pablo Iglesias, líder de un partido español situado teóricamente a la izquierda de la izquierda (Unidas Podemos), y el separatismo catalán como bloque o frente socio-político controlado y dirigido por el sector más insolidario y desleal de la burguesía catalana, ahora ya embarcado abiertamente en la ruptura violenta de la convivencia de las dos comunidades lingüísticas de Cataluña y la proclamación de una república independiente por vía antidemocrática e ilegal.
Con un cinismo que sobrecoge, Pablo Iglesias ha afirmado públicamente que la escuela catalana y TV3 ni se tocan.
El pobre embaucador se ha limitado a calcar la declaración categórica de los dirigentes separatistas que han privado perversamente a más de la mitad de los niños de esta comunidad autónoma del derecho a recibir enseñanza en su lengua materna mediante la inmersión obligatoria y excluyente -sí, sí, obligatoria y excluyente- en catalán.
Me pregunto si el pobre embaucador sabe que esos niños son en su inmensa mayoría hijos de los obreros de lengua española que votan Unidas Podemos.
¿Lo harán el próximo domingo, día 8?
En cualquier caso, de la dictadura burguesa de Cataluña hablaremos otro día.
Cuenta la leyenda que el rabino Yehuda Löw ben Becalel, hombre de Dios que vivió en la Praga del siglo XVI bajo el reinado del emperador Rodolfo II, tenía un golem que, siguiendo sus órdenes, realizaba con fruición y entrega las tareas más duras e ingratas de la casa, como acarrear agua, cortar leña, mantener siempre vivo el fuego del hogar, cuidar de los animales domésticos y procurar que todo se mantuviera en orden.
Fiel a la tradición hebrea, el rabino Löw se había procurado un golem modelando con arcilla una rudimentaria y grotesca figura cuasi humana, a la que, acto seguido, había infundido vida introduciéndole en la boca el shem, fórmula y rito consistentes en una pequeña tira de pergamino con una inscripción taumatúrgica y el nombre sagrado de Yahvé.
El piadoso rabino ponía mucho esmero en retirar el shem de la boca de su criado todos los viernes por la tarde para que este respetara escrupulosamente el sabat y se lo volvía a introducir a fin de que, una vez cumplido el precepto, recuperara el impulso vital y volviera a sus quehaceres.
Pero ocurrió que un día, cuando el rabino Löw estaba en la sinagoga, se presentaron ante él varios criados suyos para decirle que el golem había montado en cólera y lo estaba destrozando todo e incluso agrediendo a las personas.
El hombre de Dios salió corriendo y, tan pronto como tuvo delante a su enfurecido criado, extendió los brazos, fijó la mirada en él y, en un abrir y cerrar de ojos, le extrajo de la boca el shem. En el mismo instante, la pobre criatura se desplomó y quedó reducida a su condición primigenia de masa inerte y amorfa de arcilla.
Y cuenta la leyenda que así permaneció hasta que, transcurridos varios siglos, se convirtió en polvo.
¿Será ese el destino de Quim Torra, el subalterno que, después de ser designado por la burguesía catalana para llevar a cabo su programa político, ha decidido actuar por su cuenta y destruir el patrimonio acumulado por ésta durante más de doscientos años de trabajo empresarial?
Asisto atónito y sobrecogido al diálogo que mantienen ante sendas copas de vino Maixabel Lasa, viuda de Juan Mari Jauregui, asesinado por Eta, e Ibon Etxezarreta, uno de los autores del atentado criminal.
Zubiak (Puentes) se llama el documental que, dirigido por Jon Sistiaga y Alfonso Cortés-Cavanillas, narra, en torno a ese hecho nuclear, la vida de una sociedad vasca desgarrada por los enfrentamientos personales por espacio de más de cincuenta años.
Afortunadamente, a la postre se impone la cordura, unos y otros se avienen a tender puentes y se establece la paz sobre la base del olvido y el perdón. Un antiguo miembro de Eta confiesa que lo que más le ha impresionado ha sido la actitud libre de rencor y deseos de venganza de los familiares de sus víctimas. Según él, esa actitud ha hecho posible o, al menos, ha facilitado la reconciliación.
Pregunto
¿Cabe aplicar el modelo vasco de los Puentes al conjunto de España?
¿Cabe pensar en una catarsis sincera y generosa de la sociedad española?