Ante la desintegración de España

Pienso con Hegel que una nación es una unidad de destino. De acuerdo con mi formulación, una nación es una comunidad humana con un pasado, un presente y un futuro presididos por un proyecto común, constructivo e integrador.

Para mí, la Reconquista es paradigma de proyecto común, constructivo e integrador. Incluyo en ella épica, mitos y héroes.

¿Por qué no puedo decir yo que la Reconquista es nuestra guerra de la Independencia y que España nace con la Reconquista?

Entiendo que, ahora y siempre, la desintegración/degradación de la derecha es mala para la derecha pero también para la izquierda.

De la misma manera entiendo que, ahora y siempre,  la desintegración/degradación  de la izquierda es mala para la izquierda pero también para la derecha.

Creo asimismo que la desintegración de la derecha y la izquierda sólo es buena para los que quieren destruir España.

En definitiva creo que lo que es bueno para los que quieren destruir España es malo para todos los españoles sin distinción de ideologías.

El bolchevique en su casoplón (de Vallecas a Galapagar)

Quiero recordar  que cuando el muchacho hizo su aparición en la escena política, a finales de la primera década del presente siglo, se situó claramente  a la izquierda de la izquierda ideológica española. Por ese motivo, entonces  eché mano de un término del idiolecto familiar y en honor a mi abuelo materno  lo identifiqué  con el sobrenombre de bolchevique territorial.

A decir verdad, sólo por algún tiempo.

Pablo Iglesias Turrión, que así se llamaba y se llama el muchacho, vivió una primera etapa fulgurante en la que se erigió en líder indiscutible y siempre discutido de una izquierda más teórica que real, más demagógica que obrera, más intelectualoide que social.

Pero pienso que en su biografía hay un momento en el que Iglesias olvida, pierde o simplemente abandona sus referentes ideológicos de cuño marxista y los sustituye por los que le imponen su ambición y su narcisismo.

Yo soy yo y mis atributos.

Entiendo que a  partir de ese momento  Iglesias se hunde en un caos de ideas mal digeridas -¡sí, mal digeridas!- y ambiciones nunca controladas que le llevan tendencialmente al fracaso personal y al fracaso de la formación política que ha pretendido liderar.

A eso se suman contradicciones que, en mi opinión, marcan su deriva ideológica y biográfica. He aquí las dos que considero más flagrantes y ofensivas.

Empieza viviendo en un pisito  de 60 metros cuadrados en el humilde barrio madrileño de Vallecas y termina instalado en un casoplón de 268 metros cuadrados perteneciente al señorial  municipio, también madrileño, de Galapagar. Esta auténtica machine à habiter, según el término empleado por los pintores surrealistas y el arquitecto Le Corbusier, consta de vivienda principal, dependencias, zona ajardinada y huerto y ocupa una superficie total de 2.000 metros cuadrados.

Empieza como marxista (en el lenguaje de mi  familia, bolchevique territorial) y termina sumido en un caos ideológico, sin  programa definido, pero apoyando  a la burguesía catalana más  antiespañola y más antiobrera (doble alianza contra natura).

Pablo Iglesias se confiesa

Espejismo, espejismo,

¿por qué me has engañado?

De la conjura y su timing: tres separatistas tres

Entiendo que Maritxel Batet, presidenta del Congreso, y Manuel Cruz, presidente del Senado, ya han ejecutado y firmado sus últimas traiciones de acuerdo con el programa federalizante del inicuo Pedro Sánchez y la hoja de ruta del separatismo catalán más irreductible y desleal.

La Batet  ejecuta sus traiciones  «a puñaos», mientras que el filosófico Manuel Cruz parece optar, de momento, por las pequeñas «diócesis» diluidas en sugerencias de bon home.

De acuerdo con mi particular timing, ahora le toca el turno a Josep Borrell, una de las principales cabezas de la conjura,  oficialmente en funciones de ministro  de Asuntos Exteriores de España (es un decir).

¿Y cuál va a ser según tú (que soy yo), la próxima traición de este tercer catalán?

A decir verdad  no lo sé, pero estoy convencido de que será una traición maquinada y ejecutada a la catalana manera, probablemente en el contexto de  las relaciones internacionales de Cataluña, subterfugios aparte.

En estas circunstancias considero que lo importante son la conjura y su timing.

De momento ahí tienes  tres separatistas catalanes como titulares de sendas instancias de poder y representación de una España traicionada y envilecida.

Asimetrías

Entiendo que los separatistas catalanes tienen un plan para destruir España desde hace tiempo, mientras que los españoles nunca han tenido un plan para destruir el separatismo catalán.

¿Quiénes tienen ventaja?

Confesión

Confieso que me gusta todo lo español, incluido lo que no me gusta. ¿Lo que peor llevo?  La deslealtad de los catalanes.

Esa deslealtad me tiene trastornado y me trastorna con cada nuevo acto de deslealtad, que, para mí, es siempre la misma.

Exégesis de la confabulación de Pedro Sánchez con los separatistas catalanes

Ahora, mayo de 2019, me inclino a pensar que el  tal Pedro Sánchez, jefe del Gobierno español, ha buscado y busca afanosamente la complicidad de los separatistas catalanes, desde los falsos socialistas de la cuerda de Miquel Iceta hasta los burgueses protegidos y protectores del delincuente Quim Torra, impulsado por el convencimiento ingenuo y perverso de que le van a llevar a las playas de la España federal con la que ha soñado durante décadas.

El ambicioso Pedro sabe o cree saber lo que quieren y maquinan nuestros desleales compatriotas, sus cómplices y compañeros de viaje  en esta desventurada joint venture, pero está plenamente convencido de que a la postre conseguirá engañarlos y utilizarlos en beneficio de su proyecto, pues supone, lo cual es mucho suponer, que para llegar a la República catalana hay que pasar primero por la España federal, circunstancia que él, oportuno y oportunista, aprovechará para provocar el descarrilamiento del convoy catalán.

Fin de trayecto.

El hombre,  siempre seguro de sí mismo, no tiene la menor duda de que el plan funcionará, como han funcionado hasta ahora todos los suyos, y él será proclamado presidente de todas las Españas.

A mi modo de ver, lo malo del caso es que nuestros desleales compatriotas, maestros consumados en las artes y las artimañas de la intriga y la conjura, también tienen un plan, plan que se basa esencialmente en copar por sorpresa y/o a la chita callando las instituciones vitales en términos estratégicos del Estado otrora español  y catalanizarlas ipso facto (cosa que llevan años haciendo), de modo que cuando el listillo de Pedro y las fuerzas leales a la Nación decidan intervenir sea ya tarde, demasiado tarde.

Para mi es de temer que los separatistas catalanes, siempre más diligentes y malvados  que los celtiberos, ganen la guerra y con ella la batalla final y definitiva.

¡Que Dios no me oiga!

No obstante, así las cosas, he imaginado que el epitafio de mi tumba podría decir:

Aquí yacen los despojos  de un español que asistió en sueños a la muerte de su Patria  y decidió no sobrevivirla

De la caotización de España a la catalanización de los españoles

De acuerdo con la hoja de ruta elaborada tiempo ha por los lobbies separatistas, España ha entrado  en un proceso irreversible  de caotización  que ha de llevarla a la catalanización de personas, instituciones y territorios pasando antes por la aniquilación de todo vestigio de españolidad.

Medio siglo de traiciones son muchas traiciones, y, dada mi edad,  eso ni mi cabeza ni mi osamenta lo aguantan por mucho tiempo.  ¿Permaneceré yo también de pie después de muerto?

Catalunya: una, grande y libre

Entiendo que con la ocupación de las presidencias del Congreso y el Senado con separatistas catalanes según lo  previsto en la hoja de ruta que va de la desintegración-destrucción de España a su suplantación por una Catalunya grande y libre,  nuestra Patria ha pasado a ser abiertamente un asunto catalán, tratado por catalanes, entre catalanes y con soluciones catalanas.

Españoles, medio siglo de traiciones nos contempla.

Alienaciones

Entiendo que el que divide una nación divide una sociedad.

Entiendo que el que  divide una sociedad divide una comunidad de creyentes.

Entiendo que el que divide una comunidad de creyentes es cismático, no católico.

Entiendo que el que milita voluntaria y activamente en una formación política (yo mismo) profesa una ideología, que es una forma de alienación.

Entiendo que la espiritualidad es la superación de todas las ideologías como formas de alienación.