La pregunta de mi vida
¿Cómo puedo y cómo debo defender a España?
¿Cómo puedo y cómo debo defender a España?
¿Decidirán los separatistas catalanes, a escondidas y en solitario, el destino de todos los españoles?
¿Lo han decidido ya?
¿Decidirán los separatistas catalanes, a escondidas y en solitario, el destino de todos los españoles?
¿Lo han decidido ya?
Si Rubén Dario se preguntaba: ¿tantos millones de hombres hablarán inglés?, yo me pregunto: ¿tantos millones de españoles hablarán catalán?, ¿sólo catalán?
¿Hay en la historia de la humanidad algún pueblo que haya conseguido la independencia únicamente a través de la intriga?
Después de ordenar las preocupaciones que me atormentan como patriota español, llego a la lacerante conclusión de que los separatistas catalanes, en alianza con nuestros falsos socialistas, han conseguido poner en marcha su plan para destruir España por disgregación y, acto seguido, suplantarla por una Cataluña con ambiciones imperialistas.
¡Malditos seáis, traidores!
¿Acaso pensais que yo tengo alma de esclavo?
En mi opinión, el Jefe del Gobierno de España ni está autorizado ni puede ser autorizado a tratar con el representante de una región histórica española el derecho a la autodeterminación de esa región histórica española.
Entiendo que, de acuerdo con la Constitución actualmente vigente en España, no es lícito invocar ese derecho, cualesquiera que sean las razones legales que se aduzcan, por la sencilla razón de que tal derecho ni existe ni puede existir, pues es intrínsecamente incompatible con la existencia de la mencionada Constitución y su primacía.
Por lo demás pienso que la deriva ahí iniciada nos llevaría –¿o nos llevará fatalmente?– a una catalanización de la política española que para mí es una forma de envilecimiento.
Estoy plenamente convencido de que en el fondo y, por lo tanto, de acuerdo con su plan estratégico, los separatistas catalanes han formado siempre un partido único, con una gran meta compartida por todos o casi todos sus dirigentes, a pesar de que en ciertos momentos pretendan hacernos ver y creer que son simplemente un conglomerado de individuos y grupúsculos de individuos mal avenidos y dados a la intriga y la conjura permanentes por puro atavismo.
En cualquier caso entiendo que en España, sometida hoy a un torpe simulacro de democracia, nuestros ambiciosos y siempre desleales compatriotas ocupan un espacio social y político que de ningún modo les corresponde en términos democráticos y que, nolens volens, les ha permitido, de una parte, imponer una auténtica dictadura en el reducto catalán y, simultáneamente, poner en jaque, mediante acciones secuenciadas y programadas, al mismísimo Estado Español, nominalmente Estado democrático de derecho.
Parece ser que España tiene los días contados. Se diría que Cataluña, con ansias de venganza, está empeñada en ser su verdugo.
En la madrugada del 13 de septiembre de 1936, mi padre, Miguel Ibero Alonso, y tres compañeros suyos fueron ejecutados a pistola y fusil en el Tejar, paraje situado en el término municipal de Puerto de Béjar, provincia de Salamanca.
Desde entonces, todos los treces de septiembre son para mí, por unas horas, el 13 de septiembre de 1936, fecha en la que yo tenía 2 años.
La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla. Gabriel García Márquez.
Una puerta infame me corta tu cara,
el descensor se lleva tu imagen
y, ¡ay!, el último suspiro de mi alma.
Adiós, hijita,
piensa en tu mama.