Dos nombres y una misma traición
Pájaro bobo piensa que la labor de Josep Piqué, el hombre de la picadura en la espalda en silencio y a oscuras, responde a los mismos fines que la labor de Valentí Puig, el Golafre de las Pitiusas, especialista en el guarreo periodístico.
De acuerdo con el encargo recibido de sus superiores, Piqué se propuso desnaturalizar el Partido Popular de Cataluña hasta convertirlo en un apéndice insignificante e irreconocible de esa Convergencia de burgueses hoy separatistas y ayer españoles y españolistas. A estas alturas de la película de nuestra democracia apenas puede negarse u ocultarse que las huestes del franquismo catalán se pasaron en su día, con bagaje y patrimonio, a la Convergencia pujoliana utilizando, en la mayoría de casos, los pasillos y los corredores de sacristías y conventos puestos a su disposición por la clerecía de la provincia Tarraconese. Ellos nombraron a sus obispos y en pago sus obispos los protegieron: a ellos y a sus familias con vidas y haciendas. Una vez más, como siempre. Nada nuevo en esta tierra de María Santísima, aquí llamada la Moreneta. Alguien, con una perspicacia política tan rara como sorprendente, dijo en los albores de la nueva etapa histórica que Convergencia era «la continuación sociológica del franquismo orgánico e institucionalizado». Y acertó de lleno en su dignóstico y en su predicción.
Mientras tanto, Valentí Puig, el Golafre de las Pitiusas, sigue guarreando las páginas de ABC, el periódico de todos los españoles, referente intelectual, político, patriótico, sí, patriótico, durante muchas décadas de españoles de todas las ideologías. Instalado en la quinta, desde donde controla la Tercera y con ella la cabeza y la cabecera, el mencionado Golafre, fenicio de vena, mena y novena, sigue trabajando por hacer de este periódico una hoja ilegible e inservible y, como tal, tan despreciada por los españoles como apreciada por los separatistas. De momento, ahí tenemos la separata Cataluña que los españoles del Principado ni ojeamos ni hojeamos, por la sencilla razón de que nos la sabemos de memoria, desde la columna inocua del inocuo Barbosa hasta las cuñas lacerantes y traidoras del catalanismo institucional.
Puede decirse que el de la picadura en la espalda ha conseguido su propósito, o casi. Pero parece que el tiro va a salirle por la culata, pues ahí están esos ciudadanos que han creado un partido joven y prometedor donde antes sólo había abstención, la abstención programada por los Pujoles, los Maragalles y los Montillas para mantener su dictadura con apariencia de democracia. Mientras tanto, el Golafre, dedicado a la productiva y creativa tarea de amontonar palabras, sigue adelante haciendo ver que no se entera de lo que ocurre alrededor de él, pues una de las consignas de todos los agentes fenicios es no responder a las provocaciones de exaltados y desequilibrados. Eso es lo último que un fenicio haría.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Y si el partido de los Ciudadanos se quedara con los votos del traidor Piqué y con los votos del traidor Montilla?
¿Conseguirá Valentí Puig, el Golafre de las Pitiusas, con sus conmilitones del lobby fenicio en la capital de España convertir ABC, el histórico periódico de todos los españoles, en retaguardia ilegible de La Vanguardia?