Primero la titularidad; la gestión que espere


A Valentí Puig, politólogo y corresponsal de Catalunya en los Madriles

El primer objetivo de las eminencias integrantes del Sanedrín catalán es apoderarse de la titularidad de las competencias transferidas y por transferir, no hacerse cargo de su gestión. La consigna es: hay que tener cuanto antes la titularidad total y exclusiva de todas las instancias, instituciones y actividades que corresponden a una nación-Estado y, a partir de ahí, ir asumiendo su gestión de acuerdo con un programa que permita dejar en manos del Estado partero/nodriza, mientras convenga y sea posible, la gestión de las competencias más gravosas y menos representativas en términos de soberanía. Todo eso lo aprendieron dichas eminencias en Israel, mucho antes de que el sonámbulo Pasqual Maragall, presidente de Catalunya, y el carallot Carod, ministro de Asuntos Exteriores, estuvieran allí en viaje de turismo pasionario. Pájaro bobo se malicia que, además, el mencionado Valentí Puig les habrá impartido alguna lección teórico-solipsista sobre abstracciones, transacciones y traiciones.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es cierto que los integrantes del Sanedrín catalán saben cómo se llaman y para qué sirven las competencias que reclaman, pero no cómo funcionan los servicios respectivos?

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