Mentir diciendo lo que se piensa (no cumplir)
Más allá del catecismo
Si prescindimos por un momento del catecismo de nuestra infancia y partimos de la base de que mentir es decir algo con intención de engañar, comprenderemos que se puede mentir incluso diciendo lo que se piensa. Eso es lo que ocurre cuando alguien dice algo que, aun teniéndolo por cierto, quiere utilizar consciente y deliberadamente con intención dolosa. Tal es el caso, verbigracia, de nuestros autodenominados nacionalistas periféricos cuando negocian sus transferencias (léase: entregas a plazos) con lo que ellos llaman el Gobierno de Madrid. Tal es asimismo el caso de nuestro jefe de Gobierno, Rodríguez Zapatero, cuando se encuentra en un apuro, de la índole que sea, y decide zafarse de él y ganar tiempo. Ahora, este prójimo ha asumido íntegramente la responsabilidad de lo ocurrido en Barcelona con las obras del AVE, pero sólo de palabra, a modo de promesa del tipo: «Nosotros nos cuidaremos de todo». Y ya hemos visto en qué han ido quedando, una tras otra, todas promesas de nuestro prometedor jefe de Gobierno.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá engañar una vez más Rodríguez Zapatero a los separatistas catalanes con promesas que, en honor a la verdad, pìensa no cumplir?