Artículos del día 8 de noviembre de 2007

Por una visión democrática de la democracia


Las opiniones como tales no pueden rebatirse o refutar
se

Pájaro bobo considera que, a juzgar por lo que lee y oye en los mass-media, la sociedad civil española, falta de una tradición ilustrada suficientemente sólida, sigue sin saber que el espíritu democrático consiste en una actitud racional y comprensiva ante la vida y en especial ante sus manifestaciones sociales. Así, es frecuente ver y oír que un político cualquiera de un partido cualquiera se empeña en defender la democracia o un aspecto concreto de ella con fórmulas y expresiones tan poco democráticas como «Lo que debe hacer usted es meterse en sus asuntos», «Pido al señor (quidam) que repita conmigo:…». «Eso es mentira», «El Partido Popular no debe seguir mareando la perdiz», «El jefe de Gobierno ha mentido». Pájaro bobo considera que los españoles deberíamos intentar respetar las opiniones de los demás y para ello hacer dos cosas. Primera, expresar opiniones, no impartir órdenes o formular preceptos sobre lo que los demás deben o no deben hacer, órdenes y preceptos en los que no es difícil ver la marca del lenguaje dogmático de la Iglesia y de la retórica castrense. Segunda, remitirse a la ley para dilucidar sus asuntos e intereses y evitar en lo posible los enfrentamientos de tú a tú. Nuestros políticos no se cansan de decir/ordenar/exigir lo que los demás deben y no deben hacer, cuando lo democráticamente correcto sería que hicieran personalmente lo que deben hacer y dejaran que los demás hicieran lo que les viniera en gana, cosa que, por otra parte, no pueden impedir. Resumiendo: el ciudadano español haría bien en aprender que lo que él piensa es una posibilidad entre muchas. Lo único exigible es el cumplimiento de la ley. Al menos, en opinión de Pájaro bobo, que es la mía.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es posible que un día nuestros políticos empleen esquemas lingüísticos y conceptuales democráticos para expresar sus ideas y defender la democracia?