Acaso no hay un eterno femenino sino varios
Por atavismo o por otra causa cuyo orgen aún no ha alcanzado a descubrir, Pájaro bobo profesa un respeto casi religioso, tal vez supersticioso, a las mujeres: a las jóvenes, porque le recuerdan a su hija; a las menos jóvenes, porque le recuerdan a su esposa; a las ancianas, porque le recuerdan a su madre, la persona a la que más ha querido en esta vida. A pesar de eso o precisamente por eso, a Carmen Chacón, Montserrat Nebrera y Esperanza Aguirre las ve como auténticas fieras corrupias.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuál de las tres se lleva la palma en el uso de malas artes para conseguir lo que quiere?
Artículo sobre
política escrito por el 19 de abril de 2008 y
sin comentarios de momento.
En política, como en la vida, el que pierde se convierte en un cadáver que atrae a los carroñeros
Pájaro bobo tiene a Mariano Rajoy por una persona honrada y leal. No es un líder carismático al uso ni para la televisión ni para los grandes mítines, pero, al menos a los ojos de este observador, es un gestor activo, proactivo y sumamente equilibrado. Tan equilibrado que ha acertado a mantenerse al margen (¿por encima?) de las trifulcas, las intrigas y los navajeos que empezaron a producirse en el seno de su partido ya el día después de la derrota electoral. Ese mismo día, tunantes y trajinantes, amparados en la pseudodemocrática y estéril fórmula del debate de ideas, iniciaron sus correrías y sus tomas de posición, acompañadas o seguidas de acciones de mucha más envergadura. La zarabanda continúa y probablemente continuará durante algún tiempo. Rajoy sigue donde siempre estuvo, mientras depredadores, intrigantes y saboteadores como Aguirre y Cascos prodigan sus conversaciones clandestinas, sus intrigas y sus apariciones y desapariciones. En opinión de Pájaro bobo, el Partido Popular debería dedicar sus energías a abordar problemas reales, sociales y nacionales. Y si es cierto que — ¡afortunadamente!— Rajoy no da más de sí, también lo es que con su comportamiento y su talante constituye la antítesis de ese Zapatero de las deslealtades contumaces y de las arbitrariedades sin solución de continuidad. Esperemos que carniceros y depredadores no se ceben en él.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿no es cierto que el mejor antídoto contra los personalismos ambiciosos y traidores es una dirección leal y discreta?
Artículo sobre
política escrito por el 19 de abril de 2008 y
sin comentarios de momento.