Más allá de la derecha

Para vergüenza de todos, en poco más de medio siglo hemos pasado de la España invertebrada de Ortega (1922) a la España desvertebrada del Estado de las Autonomías (1978). Aquí el momento a quo está unido con el momento ad quem por el período correspondiente a la dictadura de Franco, durante el cual se llevó a cabo una vertebración supuestamente impuesta manu militari y a la postre fallida (1939-1976). Franco no contó con la falsedad y la cobardía del ser humano. De hecho, la España de la Transición ha venido a entroncar, más para mal que para bien, con la España de la República y su situación política. A partir de la Transición se pone de manifiesto que, como antaño, España es un organismo enfermo en el que dos fuerzas profundamente insolidarias –la izquierda y los separatismos vasco y catalán– están dispuestas a confabularse, y de hecho se confabulan, para descoyuntarla y desintegrarla. Los separatistas buscan el apoyo de la izquierda sabedores de que amplios e influyentes sectores de ésta son visceralmente contrarios a todo proyecto nacional por entender que el concepto de nación, referido a España, va unido necesariamente a una derecha militarista, clerical y reaccionaria. Su consigna es: antes rota que unida y de derechas.
En opinión de Pájaro bobo eso significa que en el momento presente la derecha tiene la obligación de asumir, además de la defensa de sus intereses como partido político y representante de una parte considerable de la sociedad española, la defensa de la nación en su conjunto, tarea en la que ¡lamentablemente! no puede contar con la colaboración leal de la izquierda, toda vez que ésta no sólo carece de sentido de Estado y conciencia patriótica sino que además está dispuesta a confabularse con las fuerzas empeñadas en destruirla.
Ahí está la deslegitimación de nuestra izquierda, encarnada en el pseudosocialista Rodríguez Zapatero, y la legitimación supraideológica de la derecha, siempre que sea capaz de acoger y agrupar en su proyecto a todos los españoles que, conscientes de la gravedad de la situación, se declaren dispuestos a anteponer el bien de España –en este caso, su unidad– a las ideologías y los intereses particulares.
Ésa es la baza que, según Pájaro bobo, debe jugar el PP no sólo para ganar unas elecciones (y todas las elecciones que hagan falta), sino de manera especial para presentarse ante la sociedad española en su conjunto como garante de la Constitución, de la convivencia pacífica y democrática de los españoles y de la persistencia de España como nación. Evidentemente, esa baza desautoriza e invalida todos los intentos de acercamiento al pseudosocialismo zapateril y, a través de él, a los separatistas, unos y otros empeñados en la atomización de España como nación y de su vida política.
En la actual crisis del PP se pueden distinguir dos planos: un primer plano estaría constituido por la existencia de varias líneas ideológicas que se pueden reducir a dos: la línea ética o patriótica, representada por María San Gil y apoyada por hombres como Vidal-Qadras, y la línea mercantilista y posibilista deudora de la Realpolitik y la política de la puta i la Ramoneta, representada por Soria y González Pons, partidarios del acercamiento a los separatistas. En un segundo plano pueden verse con bastante claridad las maniobras, más bien indignas, de quienes quieren colocarse ventajosamente en la futura escena popular. En última instancia, la idea de todos estos es pactar con los separatistas el mantenimiento del actual statu quo, base de la superestructura autonómica percibida como lucrativo modus vivendi de la numerosa y voraz clase política. Pájaro bobo quiere creer que Mariano Rajoy no ha sabido verlo, y sigue sin verlo, y por eso se ha dejado arrastrar hacia una línea que no es la suya.
Resumiendo: si el Partido Popular asume la defensa de España como patria de todos los españoles, tiene derecho a pedirles su apoyo y los españoles estamos obligados a dárselo de todo corazón, sin reservas, sin pensarlo dos veces.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿están dispuestos los españoles a consentir la desintegración de España cuando tienen la posibilidad de impedirlo?

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