Las dos muertes del Partido de los Ciudadanos

Sabadell, 2 de junio de 2008, Centro Cívico de Can Rull. Una vez alcanzado el quórum previsto, Miguel Angel, excelente anfitrión y moderador, expone de manera sucinta las normas del debate-coloquio. El primero en tomar la palabra es José Domingo, que, tan pronto como ha desplegado sus papeles sobre la mesa, pasa a exponer su proyecto, proyecto que gira en torno a la idea de fortalecimiento del partido mediante un congreso extraordinario destinado a definir la situación actual y recoger aportaciones en forma de sugerencias prácticas. Joan García, defensor de la línea oficialista, fiel a Albert Rivera, le da réplica, no palique, y habla literalmente de asalto al poder y lucha de intereses. Según él, lo que está en juego no son las ideas del partido sino las personas que quieren/deben representarlo. Su acompañante, y en este caso subalterno, no sólo corrobora sus palabras y su posición sino que habla incluso de crispación y pide a los afiliados que se unan en torno a la figura de su presidente. Para Joan García lo que busca con su propuesta el sector crítico capitaneado por Robles y Domingo –de ahora en adelante conocido en esta página como el Tándem de la Ciudadela– es quitar a unas personas para poner a otras (léase: ellos mismos).
Definidas las posiciones, las espadas permanecen en alto.

Cuando le llega el turno al quórum, unos se pronuncian a favor de la línea oficialista, otros a favor del Tándem de la Ciudadela, mientras que alguien asegura categóricamente que en la situación actual sólo hay una solución: la suya, lo que nos viene a recordar, de una parte, que los atavismos persisten en las personas y, de otra, que el espíritu democrático, en cuanto actitud ética e intelectual, no se improvisa.

Después de hacer acopio de información, Pájaro bobo decide refugiarse en su búnker de pladur y, desde allí, rebobinar e ir observando mentalmente las acciones de las fuerzas en presencia para luego exponer sus impresiones y sus conclusiones. A él le gustaría que, dada su condición de Ciudadano, impresiones y conclusiones fueran proactivas, pero, como no es fácil que todos veamos las cosas de la misma manera, aspira a ser y a mostrarse al menos fiel a sus principios y mínimamente racional, habida cuenta que, como le enseñó el filósofo, sólo lo racional es real y sólo lo real es racional.

Según Pájaro bobo, actualmente en el Partido de los Ciudadanos puede apreciarse la existencia de un aparato funcionarial-burocrático fiel al presidente, Albert Rivera, y decidido a mantener el statu quo a toda costa, pero, a ser posible, mediante una entente cordiale perpetua. Esa situación no parece ni justificable ni justificada, mucho menos después de unas elecciones generales que se saldaron con un preocupante fiasco para la formación. Y toda vez que, tras alcanzar su techo en la primera comparecencia electoral, ésta se encuentra ahora en una clara fase decreciente, Pájaro bobo ha visto ahí una necrosis –muerte parcial de tejidos celulares y pérdida de votos, amén de pérdida de presencia e influencia social– y, por lo tanto, una primera defunción.

El morador del búnker de pladur considera que, en el ámbito de las ideas, Albert Rivera es un niño de pecho (unmündig). El hecho de que esté monitorizado y tutelado por un intelectual tan clamorosamente pobre como Francesc de Carreras no hace sino aumentar la gravedad de la situación y, con ella, la influencia de las personas de su entorno, convertido a la vez en aparato protegido y protector. Curiosamente, ese entorno está formado mayoritariamente por personas jóvenes; en cualquier caso, más jóvenes que los integrantes del Tándem de la Ciudadela y sus seguidores. En otras palabras: los jóvenes, instalados en el poder; los veteranos, no viejos, empeñados en la apertura dinámica del partido. La explicación de este fenómeno, nada usual, es relativamente fácil por visible, pero Pájaro bobo prefiere dejarla para otra ocasión. Si se presenta.

Cabe imaginar que el Tándem de la Ciudadela lo va a tener difícil, tanto más si opta por una línea maximalista a modo de catarsis. El horno no está para bollos, pues los integrantes/beneficiarios de este pequeño rovell de l’ou se muestran dispuestos a seguir defendiendo el statu quo con llamadas al orden en nombre de la unión y la germanor. No obstante, es de temer que, si sigue por esa línea, el partido sea víctima de la fagocitación institucional, precursora de su nihilización y, con la nihilización, de su segunda y definitiva muerte. Aun así, Pájaro bobo entiende que estamos en tiempos de pactos deudores de la Realpolitik, término que en su día él mismo adaptó al entorno y tradujo por el de política de la puta i la Ramoneta, clave hermenéutica de muchos secretos de nuestra vida colectiva.

Pájaro bobo defiende abiertamente la línea propuesta por el Tándem de la Ciudadela, convencido de que en esa línea está contenida la legitimación ética y social del Partido de los Ciudadanos y con ella su supervivencia.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá mantener la dirección del Partido de los Ciudadanos la línea inmovilista que lo llevará inexorablemente a su segunda y definitiva muerte o, por el contrario, triunfará el proyecto impulsado por el Tándem de la Ciudadela y la formación encontrará mecanismos de dinamización/reactivación política y difusión/expansión social?

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