Martínez Sistach y el modelo político catalán

Según Pájaro bobo, feligrés y superviviente de la Marca Hispánica en condiciones de muerte civil, la doctrina, de origen hebraico, gira en torno al concepto de soberanía compartida, más como coartada que como fin en sí mismo. El primero en adoptarla en la península Ibérica fue Maragall, quien, además de utilizarla dolosa y ventajosamente en las relaciones del PSC con el PSOE, se la endosó/vendió a Pujol, y éste, viendo las posibilidades del hallazgo/troballa, la impuso en la Generalidad como parte de su política de Estado. En esencia, la doctrina dice:

Dado que, de una parte, Cataluña es una nación y, por lo tanto, no es España, los charnegos no tienen derecho a entrar libremente en Cataluña y, muchísimo menos, a ocupar cargos de responsabilidad en la Generalidad, a no ser en casos excepcionales y en misiones muy concretas, siempre de acuerdo con un criterio general de depuración progresiva e implacable presidido por los intereses de Cataluña. Ejemplo: Montilla y el Estatuto de Cataluña.

Pero dado que, de otra parte, Cataluña es una Comunidad Autónoma del Estado Español, los catalanes pueden y deben intervenir libremente en la política española y, a ser posible, atenazar y copar sus resortes de poder y sus centros de decisión. Y en ésas están.

Conclusión, aquí la parte es más que el todo, pues, en cuanto parte, tiene en exclusiva la parcela propia y, a la vez. participa del todo no en iguales sino en mejores condiciones que los demás miembros. Ése es el modelo político catalán. Y los españoles sin enterarse .

Como no podía ser por menos, el modelo político, a la vez táctico y estratégico, adoptado primero por Maragall en sus relaciones con los socialistas españoles y después por Pujol en las relaciones de la Generalidad con España, ha sido adoptado también por el clero catalán y concretamente por su representante, el cardenal y arzobispo de Barcelona, Martínez Sistach. Así, los obispos de la provincia eclesiástica de la Tarraconense no forman parte de la Conferencia episcopal española, pero el cardenal y arzobispo de Barcelona puede intervenir en sus debates, aunque sólo sea para enfrentar a unos miembros con otros y aprovechar el cisma para pedir la cabeza, lengua incluida, de un periodista/locutor empeñado en denunciar los abusos de los políticos y del clero de la Tarraconense. Es el modelo político catalán.

Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Conseguirá el cardenal y arzobispo de Barcelona, Martínez Sistach, acallar a Federico Jiménez Losantos manipulando a la Conferencia Episcopal como Pujol ben Gurión consiguió deshacerse de Vidal-Quadras manipulando a Aznar?
¿Por qué el cismático cardenal y arzobispo Martínez Sistach prefiere que las iglesias de Cataluña estén vacías a que en ellas se rece en la lengua de Santa Teresa de Ávila?
¿Qué quedará de libertad de expresión y de democracia en Cataluña tras el triunfo de Pujol en la política y de Martínez Sistach en el ámbito religioso?

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