Crisis económica mundial: tres ideas

Aprovechando su larga y fructífera experiencia como  administrador hogareño o economista y, por qué no,  su carencia de estudios académicos de economía, Pájaro bobo formula y expone aquí y ahora tres ideas que como mínimo tendrán siempre  el aval de eso que, gracias a Nicolás de Cusa, desde el siglo XV se ha venido llamando docta ignorancia.

Primera idea. La crisis económica actual es esencialmente fruto de los abusos persistentes y crecientes, todos ellos bajo el mismo signo,  de la economía especulativa, esa que, a ser posible, opera exclusivamente con dinero en su condición de valor de cambio, aunque tal vez  también puede afirmarse que, en su ámbito, el dinero tiene a la vez valor de cambio y valor de uso, pues se compra y se vende dinero con dinero. En cualquier caso, aquí, las diferentes formas que adopta el dinero hacen de él la mercancía, en el fondo siempre la misma,  frente al dinero en sí mismo como valor de cambio.

Por  múltiples razones, en el curso de los últimos años la economía especulativa entró  en un proceso de aceleración que, al quedar fuera de control, ha terminado por amenazar la supervivencia misma de todo el sistema económico capitalista oculto bajo la eufemística fórmula de economía de mercado. Ahora la cosa va en serio, pues el parásito y depredador amenaza con devorar al organismo anfitrión depredado.

Segunda idea. La falta de confianza de los sectores económicos e industriales afectados, así como de los gobiernos implicados en el proceso, es, en opinión de Pájaro bobo, una consecuencia, no una causa del proceso de aceleración y descontrol de la economía especulativa. Esa falta de confianza es en realidad una pérdida de confianza que se produce a la vista del panorama económico existente. A juicio de Pájaro bobo, dicha pérdida de confianza constituye una llamada de alerta y como tal debe ser interpretada por las instancias implicadas y los sectores económicos afectados. Ahora, para sobrevivir, el organismo anfitrión depredado se ve obligado a salvar a su parásito y depredador. ¿Será que un organismo mínimamente sano no puede vivir sin parásitos y depredadores?

Tercera idea. Parece que ha sido Sarkozy quien ha dicho recientemente  que en su momento habrá que repensar el sistema económico capitalista constituido por una economía de mercado en un mundo globalizado.  En este apartado cabe pensar en la adopción de medidas de control por parte de los gobiernos nacionales y, en el caso de Europa, por parte de un eventual gobierno comunitario, pero no parece razonable, sí racional, pensar en un sistema alternativo impulsado e impuesto por los organismos internacionales. De momento,  se diría que el ser humano está condenado/destinado a seguir siendo hijo y padre, padre e hijo de su egoísmo, la fuerza matriz y motriz elegida por la naturaleza para organizar la lucha por la supervivencia.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá algún día la sociedad humana liberarse de sus parásitos y depredadores?

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