Estados Unidos: anfitrión, croupier y jugador

Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, Estados Unidos es hoy la única superpotencia existente en el mundo. Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, Estados Unidos es una superpotencia política, económica y militar. Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, España se halla en la zona de influencia de Estados Unidos en lo político, en lo económico y en lo militar; en un lugar impreciso de Sudamérica y acaso en  la tercera fila por orden de importancia, pero en su zona de influencia.

Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, la economía de Estados Unidos es una economía de guerra, pues, para bien o para mal, nos guste o no nos guste, la máquina industrial y económica de Estados Unidos es accionada por su Departamento de Defensa. Y, para bien o para mal, nos guste o no nos guste, ese Departamento de Defensa fabrica y exporta armas con las que monta  guerras en zonas del globo siempre situadas lejos de Fort Knox  y seleccionadas previamente de acuerdo con sus intereses,  pues,  para bien o para mal, nos guste o no nos guste, Estados Unidos, es una potencia militar imperialista.

Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, eso es una realidad que hay que aceptar como tal. Y, si ahora Estados Unidos organiza una cumbre de los veinte países más poderosos del mundo en el ámbito económico, es, para bien o para mal, nos guste o no nos guste, para poner orden en su maltrecha economía y, de paso y como por añadidura,  en la de esos otros países y en la de todo el mundo.

Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, Estados Unidos piensa y actúa siempre en primera persona. Naturalmente eso lo saben todos los demás países, empezando por el Reino Unido, su padre histórico, y siguiendo con Rusia,  vieja y nunca rendida antagonista, y con esos  amigos/enemigos suyos conocidos como el hijo de De Gaulle y la heredera de Adenauer.

Rodríguez Zapatero, inútil total en política internacional como su subalterno y Black Jack Moratinos, debería saber todo eso y algunas cosas más. Por ejemplo, que a un tahúr avispado y avisé (Gambler) nunca se le ocurriría intentar engañar al que reparte las cartas. Y menos en ese casino que es su casa.

Ahora, Estados Unidos ha organizado una partida (léase, si se quiere, timba) con los representantes de los veinte países económicamente más poderosos del mundo. No sabemos si Zapatero, a fuerza de humillarse y humillar a los españoles, va a estar presente. Lo que sí sabemos es que el que parte y reparte se queda siempre con la mejor parte. El ruso, el francés, la matrona alemana e incluso el británico lo saben y están al acecho. Hasta ahora, nunca nadie tuvo tanto poder como para quedarse con la baraja y el dinero de todos los invitados, comensales y comitentes.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuáles serán las fuerzas en presencia y su correlación sobre el tablero cuando termine la crisis política que, según este observador, seguirá a la la crisis económica que acaba de empezar?

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