Artículos del día 14 de enero de 2009

Montserrat Nebrera: enroque de dama

De acuerdo con las reglas del ajedrez hay dos tipos de enroque: enroque de dama y enroque de rey. En la práctica consuetudinaria el primero se llama enroque largo y el segundo enroque corto. Ambos tienen por objeto proteger el rey desplazándolo del centro a uno u otro de los flancos.

En ajedrez, la ocupación y el dominio del centro suelen decidir el resultado final de la partida.  Como en las batallas de otras épocas o como en las campañas  políticas de nuestro tiempo. El centro decide.  Pero, curiosamente, en política el centro decide  no por  sólido sino porque es el espacio natural de los indecisos.

Sea como fuere, lo cierto es que la señora Montserrat Nebrera González se ha enrocado —enroque de dama, pues—,  y ha declarado rotundamente que no está dispuesta a moverse de donde se encuentra  política y públicamente.  Sus palabras no denuncian atisbo alguno de duda y, menos aún, de  culpa.

Acentos y dejes aparte,  sus declaraciones acerca de la ministra Magdalena Álvarez, a la que aludió con el sintagma nominal anominal «esa cosa»  (¿a quién se lo habría oído?), constituyen  a  los ojos de Pájaro bobo una falta moral grave o incluso muy grave, máxime en cabeza y boca de una jurista: reificación o cosificación  verbal de un ser humano.

Aun así, la señora Nebrera parece seguir aferrada a su falsa buena conciencia, enrocada en el flanco catalanista de su partido y convencida —-¿segura?— de que de ahí no va a moverla nadie.  Sólo le ha faltado decir que,  tanto en sus últimas y despectivas  declaraciones como en su constante entrar y salir de  fregao en fregao, cumplía y cumple  órdenes.

Por muchísimo menos hay quien lleva décadas en situación de muerte civil. Pero, claro, el desgraciado  ni pertenecía al Rovell de l’ou ni estaba protegido por el Sanedrín. Por el contrario, había sido  fichado  como  enemigo irreductible  suyo.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿de quién o de quiénes parten las órdenes que, a juzgar por múltiples indicios, cumple la ambiciosa, intrigante  y despectiva  señora Nebrera i González?