UPyD Cataluña a la conquista del espacio
El nombramiento de José Manuel Opazo como jefe de Organización y Expansión de UPyD en Cataluña se ha traducido inmediatamente en una fuerte vitalización y dinamización de nuestra formación en términos de actividad y eficacia.
La primera medida de Opazo, hombre perteneciente al mundo empresarial y residente en la siempre neutral y siempre activísima Suiza, fue inaugurar la sede de UPyD en Barcelona, medida que, vivida como una conquista, le proporcionó el apoyo unánime de sus miembros.
Una vez inaugurada la sede en las barcelonísimas Ramblas, Opazo convocó una reunión de jóvenes voluntarios con objeto de crear una serie de equipos de trabajo llamados a difundir la presencia de UPyD en la sociedad catalana, colaborando con la Dirección regional del Partido en parcelas que van desde la creación y el desarrollo de proyectos relacionados con los medios de comunicación escritos hasta la organización de actos públicos de diversa naturaleza.
A partir de aquí, Pájaro bobo aboga por una dirección sólida integrada por el Coordinador General de Cataluña, el responsable de Prensa y el responsable de Organización y Expansión, y asistida por un equipo de jóvenes distribuidos en secciones de apoyo y acción coordinada.
De acuerdo con este esquema, a su modo de ver el ideal sería que todos los asociados y en especial los jóvenes estuvieran encuadrados en alguna de esas secciones y expusieran en ellas sus inquietudes, sus iniciativas y sus sueños, de modo que todos los esfuerzos respondieran a una misma orientación y un mismo fin. Las aportaciones individuales son voluntarias pero, si se quiere alcanzar el fin perseguido, todas ellas deben ser ordenadas y encauzadas racionalmente de acuerdo con el doble eje de la solidaridad y la subsidiaridad
Ese es el proyecto organizativo que José Manuel Opazo ha traído a UPyD, proyecto basado en criterios de operatividad empresarial y que, correctamente ejecutado, puede y debe proporcionar el éxito a nuestra formación en su defensa de un colectivo social que, al margen de toda ideología, reclama una representación institucional que no tiene y en justicia le pertenece.
Estamos hablando de la comunidad de lengua española de Cataluña. O, lo que es igual, de cuatro millones de ciudadanos.