UPyD: el modelo de la cebolla
Si UPyD tiene hoy una clara ventaja ética y social sobre las demás formaciones políticas es la que emana directa y necesariamente de la unidad de su discurso y la diafanidad de su mensaje: un discurso unitario y único, siempre el mismo, y un mensaje absolutamente diáfano: España, Constitución y democracia.
Ese es el núcleo duro de su ideario, ideario, no ideología, concebido y desarrollado de acuerdo con el modelo de la cebolla. Cada una de las capas agranda y desarrolla el cuerpo pero no rompe el esquema nuclear ni traiciona el orden orgánico por la sencilla razón de que sólo hay un cuerpo y sólo hay un organismo. En todo momento, cualquiera que sea la fase de desarrollo.
Antítesis, pues, y rechazo frontal del modelo impuesto, mediante una inadmisible cadena de hechos consumados, por las Comunidades Autónomas más desleales e insolidarias. Las partes, que por definición deberían estar integradas en el todo de acuerdo con una relación a la vez orgánica y simbiótica, se imponen a él, lo esquilman y con el botín montan sus propios estados soberanos. A la desintegración por el caos, al caos por el empobrecimiento y la ruina.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas:
¿Cabe tanta disparatada traición en una sociedad civil mínimamente equilibrada y leal?
¿Dónde queda nuestra condición de pueblo y nación?