Los cachorros del carallot Carod y el Estatuto de Cataluña
Carod, el carallot de la Franja, fue durante bastante tiempo un protegido especial de Convergencia y, por lo tanto, del Sanedrín catalán con sus sumos sacerdotes (un cardenal-arzobispo y un abad), sus familias burguesas (de cien a ciento cincuenta) y sus notables (en torno a los doscientos). Pero el carallot se soliviantó e hizo saber a sus protectores/protegidos que aquí, en la Fenicia de Poniente, mandaba él.
Y a punto estuvo de salirse con la suya.
El carallot quería no sólo mantener contactos con la Eta vasca sino incluso tener una Eta catalana para su uso y disfrute. No lo consiguió porque, si todas las burguesías del mundo son timoratas, posiblemente la catalana lo es más que ninguna. Recuerden que sus miembros se pasaron casi cuarenta años cantando el «Cara al sol», brazo en alto y riendo o sonriendo.
Por eso y por cosas que todavía no se pueden contar, al carallot Carod le nombraron ministro de Asuntos Exteriores, su actual cargo. Y ahí está el hombre haciendo el indio en el Amazonas, en Tierra Santa y en Tukmenistán
Pero el carallot siempre ha tenido el control directo y personal de las juventudes radicales de Cataluña. Con ellas ha venido organizando actuaciones de diversa apariencia pero siempre con el mismo sello: agresiones a representantes de partidos españoles, así como a sus sedes y sus locales, manifestaciones contra el Rey, contra la bandera española y otros símbolos del país vecino y opresor.
A esas y otras actuaciones hay que sumar diversos happenings estudiantiles y ejercicios de kale barroka a la catalana, como el escenificado este mes de marzo en la Universidad de Barcelona y su entorno. Aquí, las huestes del carallot se enfrentaron a los mozos de la policía autonómica, la misma que hizo prácticas en Israel, con un balance en verdad preocupante: diez heridos en el bando de las juventudes universitarias y pseudouniversitarias, frente a once heridos en el bando de las fuerzas del orden y la represión.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué tienen preparado las juventudes radicales del carallot Carod para cuando se haga público el fallo del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, un fallo presumiblemente demoledor?