Miguel en la red

En su camino hacia no sabemos dónde, Miguel  ha realizado su primer gran proyecto: una librería totalmente informatizada, desde el control, permanentemente actualizado,  de existencias hasta la consulta de títulos mediante un interfaz de pantallas táctiles con siete puntos de acceso  a disposición de los visitantes/clientes. La máquina es el cerebro integral;  el ser humano, que en definitiva es el que la ha creado,  un elemento auxiliar: vigila su funcionamiento y  el uso/usufructo de  su banco de datos.

La innovadora aportación de Miguel ha consistido en la aplicación de material ya existente a una librería de proporciones gigantescas. Tan gigantescas que la inauguración del establecimiento, situado en la barcelonesa Rambla de Cataluña, contó con la presencia del ministro de Cultura, el alcalde de Barcelona y  el escritor Juan Marsé,  así como de los directivos de la firma propietaria, la alemana Bertelsmann, y de la empresa, también  alemana,  para la que Miguel investiga, inventa e incluso trabaja.

Para él ha sido una oportunidad en la que ha podido poner de manifiesto sus dotes creadoras.
Miguel Ibero, barcelonés,  hijo de Ramón Ibero, extremeño,  hijo de Miguel Ibero, castellano, es un enigma.

Pregunta ingenua e intempestiva:  ¿qué nos reserva ese enigma?

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