Zapatero, ¿hasta cuándo?
Está visto que Rodríguez Zapatero no cambia. Después de engañar por activa y por pasiva a caciques autonómicos y líderes políticos de todo signo, se burló del pueblo llano con un cinismo que a Pájaro bobo aún le sobrecoge y le aterra. Este delincuente ni cambia ni aprende. Ni aprende ni cambia.
Tanto es así que, tras todas esas experiencias y la lección de Bush, ciertamente morrocotuda, ahora se ha apresurado a volver a las andadas. La jugada de Kosovo, con nuestra ministra de Indefensa como cómplice y subalterna, se inscribe en su historial de trapisondista cínico y sin escrúpulos. A él no le importan ni los compromisos contraídos ni los acuerdos pactados y firmados por España. El pobre sigue convencido de que es más listo que todos los demás juntos. Incluido Obama, negro americano y nueva esperanza blanca del último imperio del planeta Tierra.
Aun así, podemos y debemos pensar que el tal Zapatero no va a tardar en recibir su merecido: el descrédito y el desprecio de todos los gobernantes con los que ha tratado. Lo malo es que las consecuencias de su vil e indigno comportamiento, tanto en el plano nacional como en el plano internacional, no las va a pagar él, las va a pagar España y las vamos a pagar los españoles.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué no se destituye y se procesa a un jefe de Gobierno que, con un comportamiento claramente delictivo, está llevando a España a la ruina y provocando su descrédito internacional?
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