La nave de los Ciudadanos: motín a bordo
Ha sonado la hora de los falsos calafates. Hay que barrenar la nave de los Ciudadanos. Pero han de ser los propios Ciudadanos quienes lo hagan. Al menos ante la opinión pública. El Sanedrín o Consejo Asesor de Cataluña ya hizo su trabajo, contratando a toda una legión de agentes dobles en calidad de calafates.
Esos falsos calafates, protegidos desde dentro y desde fuera, han estado barrenando la nave sin parar y preparando la traca final. En el último acto, Albert Rivera dejó el puente de mando y bajó a la cubierta para batirse en duelo personal a primera sangre con sus capitanes y lugartenientes, Robles y Domingo, representantes respectivos del ala izquierda y el ala centroinzquierda de la formación. Pero, por lo que se sabe, no se vieron las caras.
El hecho es que a estas horas, el grumete Rivera ya ha rematado la operación de su vida. Ha contratado a dos magos de las finanzas: un vidente de la ONCE y un ultra católico de la católica Irlanda. Con ello ha infundido nueva savia a un partido que, atrapado en sus propias limitaciones ideológicas y sociales, llevaba tiempo languideciendo, cada vez más cerca de la zona de influencia del catalanismo oficial.
Ahora ya está dentro. Se comprende que ante esa operación de marketing, tanto Robles como Domingo se hayan sentido burlados, pues así ha sido. No sólo no han intervenido en la operación sino que ahora constituyen un obtáculo para una transformación que, al menos a los ojos de Robles, ha sido una desnaturalización y una traición. Desnaturalización de la ideología y el mensaje programático, traición a los afiliados, dado que en su mayor parte son ciudadanos de lengua española y sentimiento español.
Desde un principio, el grumete Rivera ha sabido rodearse de una camarilla adicta y sumisa para controlar el aparato del partido y, en definitiva, el partido mismo. Ha sido una maniobra tan hábil como sorprendente si tenemos en cuenta que estamos ante un hombre que aún no ha cumplido treinta años. Ahora habrá que ver si conserva esa misma posición tras los nuevos fichajes y la incoporación de varios cerebros notables a la dirección del partido.
Mientras tanto, Robles, según propia confesión, volverá a sus clases y Domingo, tras un período de meditación y observación, cabe pensar que buscará nuevo acomodo en la formación, dada su condición de superviviente sin muchas posibilidades ni muchas exigencias éticas e ideológicas.
Aun así, y pensando incluso en el peor de los casos posibles, el balance de la situación general no es totalmente negativo. El Partido de los Ciudadanos, UPyD y todo un rosario de entidades socio-culturales demuestran con sus actividades y su actitud de protesta que en Cataluña hay una comunidad de lengua española que no se somete a la dictadura del catalanismo institucional.
El opresor siempre termina perdiendo la batalla, y, curiosamente, cuanto mayor es la opresión, más cerca está de su derrota final.
Pregunta a los cuatro vientos: ¿y si el motín a bordo de la nave de los Ciudadanos fuera metáfora y anticipo de un motín mucho mayor?