Europa: ¿votar, no votar?
Margarita, que votaba sistemáticamente socialista, ha decidido abstenerse esta vez. La postura de Zapatero en política general y especialmente en el tema concreto del aborto la han llevado a ingresar en el gremio de las abstencionistas y, en este caso, de las euroescépticas.
Ana, que sigue en los Madriles, dice que, de momento, tiene bastante con sus trajines, máxime ahora que está pendiente de su nuevo job, mientras que Miguel, el informático, se ha convertido últimamente en un defensor-propagandista full time del software libre. Según él, la dimensión superior, intangible, de la realidad está ahí, a disposición de todos. Delito o no delito, hablar de propiedad es una irracionalidad.
Aunque por otro camino, ahí ha ido parar también el Insomne. Llevaba tiempo estudiando su posición ante las próximas elecciones europeas y al fin se ha descolgado. De hecho, él siempre lo ha tenido a la vez muy fácil y muy difícil. Muy fácil, porque ha buscado sistemáticamente un partido que, al margen de planteamientos ideológicos, defienda la unidad de España, convencido de que eso es lo más patriótico y también lo más responsable y lo más democrático, acaso lo único democrático. Muy difícil, porque, al parecer, tal doctrina no responde al espíritu de los tiempos (Zeiltgeist).
El muy ingenuo pensaba y decía: sólo la unidad de España asegura y garantiza el triunfo de la mayoría. Y ahí se ha quedado.
Sus experiencias en ese campo han sido rotundamente negativas. Falsa apreciación de la realidad social, realidad objetiva, y, por lo tanto, error subjetivo. No le quedaba más solución que reconocerlo y descolgarse.
Balance del búnker de pladur y sus protectorados: abstención absoluta.
Pregunta a los cuatro vientos: ¿es posible defender la unidad de España y con ella la democracia sin votar?