El Estatut de Cataluña: ¿constitución o camisa de fuerza?
La jugada consistía en conseguir que fuera aprobado por el Tribunal Constitucional un estatuto abiertamente doloso, toda vez que contenía en esencia y potencia los elementos básicos de una constitución en toda regla. Sería la primera Constitución de Cataluña, antesala y fundamento de Cataluña como Estado soberano.
Y, a decir verdad, los constituyentes conjurados han estado a punto de salirse con la suya.
Por lo demás, lo lógico habría sido, al menos en opinión del Insomne, que, una vez descubierto, comprobado y verificado el carácter doloso y por lo tanto delictivo del documento, el Tribunal lo hubiera rechazado de plano, acompañado de un pliego de advertencia a los redactores de este y de todos los demás textos estatutarios.
Como puede verse, el Insomne no es jurista.
Pero, según parece, el Tribunal Constitucional ha hecho algo infinitamente mejor y más sabio. Ha deconstruido el texto, pieza a pieza, y, acto seguido, lo ha reconstruido, igualmente pieza a pieza, de acuerdo con su criterio y en aras de un objetivo preciso y determinante: reforzar la Constitución española vigente y engarzar en ella los estatutos de autonomía como textos subordinados y complementarios, ni antitéticos ni ajenos. De ese modo no sólo ha convertido el Estatut de Cataluña en un contraestatuto sino también y sobre todo en una norma-contranorma de todos los estatutos de autonomía presentes y futuros.
Cualquier observador puede ver ahí ingenio, mucho ingenio, al servicio de una reparación arquitectónica que nunca podía ser una obra maestra.
El Insomne imagina que ahora a los prohombres del Sanedrín o Consejo Asesor de Cataluña les vendrán ganas de retirar el malhadado documento-trampa, pero el mal ya está hecho, pues, si no ha pasado esta vez, en el futuro las posibilidades son prácticamente nulas, habida cuenta que, gracias a esa dolosa intervención, se ha creado una norma jurídica que pone límites precisos a todos los estatutos de autonomía.
Evidentemente, no hay mal que por bien no venga.
Pregunta a los cuatro vientos: ¿qué dirá y sobre todo qué hará el Sanedrín de los Pujoles y los Maragalles cuando compruebe que con su Estatut un tribunal español ha fabricado una camisa de fuerza que pretende mantener aherrojada a Cataluña por los siglos de los siglos?
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