¿Un nuevo Partido de los Ciudadanos?
Cuando diversos indicios hacían temer por la suerte del Partido de los Ciudadanos (C’s), la formación liderada por el grumete Albert Rivera ha recibido dos apoyos que pueden y acaso deban interpretarse como sendas transfusiones de savia crematística. El primer apoyo correspondió a Miguel Durán, el conocido vidente de la ONCE, y el segundo al menos conocido pero no menos avispado Román Cerdoya.
Ahora se habla ya de la plataforma Libertas–Ciudadanos y como tal va a presentarse en las elecciones europeas. De momento quedan sin efecto las predicciones que ponían fecha de defunción al partido surgido en Cataluña y, por la misma razón, hay que dejar en suspenso su futuro hasta ver qué hace la mencionada plataforma en la cita europea.
Aun así, podemos imaginar que se trata de una operación política-económica de cierta envergadura, operación que prescinde de lastres como lealtad al electorado y coherencia ideológica para optar por criterios de marketing y una vía sumamente expeditiva. Si la operación tiene éxito, la formación saldrá revitalizada en términos económicos, aunque es muy posible que sus miembros o afiliados no sean ya reconocibles como ciudadanos opuestos al llamado nacionalismo catalán.
Asimismo podemos pensar que, en adelante, el fin perseguido no será ese, sino cerrar el paso a cualquier otra formación que pretenda erigirse en bisagra de la política española. De ser eso cierto, el dinero terminaría imponiéndose, una vez más, a las ideas, los ideales y las ideologías.
Pregunta a los cuatro vientos: ¿qué incidencia va a tener la operación Durán-Cerdoya no sólo en el Partido de los Ciudadanos sino también en la política catalana y, concretamente, en su comunidad de lengua española?
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