Artículos del día 7 de junio de 2009

Para cuando mañana sea hoy

Dos sentencias de Wittgenstein, ingeniero, matemático, filósofo,  pseudolingüista, maestro de escuela y recluta:

Primera:  los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.

Segunda: aquello de lo que no se puede hablar lo mejor es silenciarlo.

El Insomne aprecia y  recuerda, no comparte, la primera sentencia, pues  considera que  podría/debería decir:  los límites de mi idiolecto son los límites de mi imaginario, y, viceversa, los límites de mi imaginario son los límites de mi idiolecto.

En cuanto a la segunda sentencia-consejo, tiene sus dudas, pero reconoce que, como norma de conducta, posee  sus ventajas prácticas, habida cuenta que, por ejemplo,  las realidades sociales asentadas en falsedades son realidades sociales.

En cualquier caso, el Insomne está dispuesto a respetar el precepto de Unamuno: «Quede para los muertos el deber de enterrar a sus muertos».

Pregunta a los cuatro vientos: ¿es que acaso alguien le ha dado vela en ese entierro?

Elecciones europeas, vísperas catalanas

El Insomne no tiene problema: su voz y su voto  son para Rosa, la mujer que lleva en la boca dos palabras y una idea: España,  unión.

Aquí no hay ni trampa ni cartón, ni doble juego ni doble lenguaje.

Lamentablemente, el primero de la lista de UPyD  habla de federalismo  y lo hace aquí y ahora, en tierra de fenicios, a orillas del mar de la Sargantana, y en tiempo de elecciones.

Un amigo le comenta al Insomne: «Es como si quisiera invalidar el mensaje de Rosa».

¡Vaya catedrático de los cojines!

Aunque es posible que no tenga ni datos ni conocimientos suficientes, el Insomne se inclina a ver ahí una discordancia formal, semántica, óntica y, por descontado, programática.

¿Programada?

Por lo que teme y barrunta, el Insomne considera que habría sido mejor y más seguro dejar al catedrático con su pajarita y su sombrero de ala ancha o ala corta,  y,  sencillamente,  sacar a Rosa  en procesión por los pueblos de España tantas veces como su imagen milagrera   hubiera  aguantado.

La práctica viene de lejos, como mínimo de los tiempos del Antiguo Testamento.

Y es sabido que la fe obra milagros.

Cierto, aquí  no hay fe, lo que hay es especulación y marketing.

Justamente eso es lo que está haciendo ahora  el broker Miguel Durán con la marca  Ciudadanos. El hombre aparece e interviene en los medios  —radio,  televisión prensa escrita—  y presenta su  programa con un lote de productos a la carta.

Tras el golpe de mano realizado  por el grumete Albert Rivera, de infausta memoria, tanto él como el divergente Duran i Lleida desaparecieron de la escena y dejaron que el  recién contratado   llevara a cabo su performance en la escena pública.   Y lo ha hecho.

¿Resultado? Incierto pero con posibilidades de éxito.

Con sus líderes enfrentados,  falta ver y saber cómo van a reaccionar los ciudadanos de la comunidad de lengua española de Cataluña que se mueven entre  las casas regionales y el PP, a la espera de un mensaje conjunto de  Vidal-Quadras,  Robles y  Rosa.

Aun así, los ciudadanos  saben lo que quieren. No es fácil darles gato por liebre, pero no cabe duda de que más de cuatro lo van a intentar. Para eso están los hombre de paja y los topos.

Y, hablando de topos, el profesor de Sabadell invitó al Insomne a realizar  una visita programada y guiada a su instituto, pero éste le invitó a su vez  a  que repitiera  sus declaraciones  en público,  de modo que todos los ciudadanos, incluidos los definidos como menores de edad intelectuales (die Unmündigen)  desde la Ilustración, pudieran leerlas. Además,  así quedaría constancia de ellas.

Como el profe ni aceptó la venenosa contrainvitación ni contestó a la  denuncia de una lectora de este blog, que le acusó de «mentir como un bellaco»,  el Insomne  piensa y escribe ahora:

El  profesor de Sabadell miente,
todos sabemos que miente,
él sabe que  todos sabemos que miente,
y. aun así, el profesor de Sabadell miente.

Como puede verse, niñerías. El Insomne lamenta la situación, pero debería ser más realista y recordar que nadie puede dar lo que no tiene.
Y, sin embargo, es la hora de la esperanza.

Pregunta a los cuatro vientos: ¿obrará Rosa el milagro de poner a su hombre en Europa?

Sí, creo.