Irán: más islam, más Ahmadineyad
Aunque estuvieran detrás Israel y Estados Unidos y estos dos países contaran con el apoyo, más o menos visible, de la vieja Europa e incluso de Rusia, el resultado de la campaña era fácilmente previsible y vaticinable.
El islamismo y con él Ahmadineyad han salido reforzados. En el horizonte podemos ver o al menos imaginar cómo se alza a los cielos el hongo atómico.
La bomba atómica del islam está más cerca de convertirse en una amenazadora realidad. Faltan, a lo sumo, tres años. Tres años que serán una carrera contra reloj para el bando árabe-musulmán y para el bando occidental dirigido unas veces por Estados Unidos y otras por Israel.
Cabe imaginar que nos estamos acercando a una crisis tan grave y tan peligrosa para la humanidad como la de los misiles soviéticos con destino a Cuba en los años sesenta del siglo pasado.
Personalmente me inclino a pensar que Israel agotará todos los medios a su alcance para impedir que Irán y con él el mundo árabe-musulmán consiga su propósito —tener una bomba atómica—, convencido de que eso equivaldría a una sentencia de muerte para el Estado de Israel y para la inmensa mayoría de los judíos.
Hay infinitas maneras de agravar el conflicto árabe-israelí pero hasta ahora no se ha encontrado prácticamente ninguna para solucionarlo o, al menos, aminorarlo.
En este caso, y ante la eventualidad/riesgo de un nuevo holocausto, habrá que pensar en una solución impuesta por Naciones Unidas con el apoyo de los países más poderosos e influyentes.
Pero, además, esa solución tendrá que ser respetada por los países árabes-musulmanes, cosa que no es fácil de prever y asegurar.
Pregunta a los cuatro vientos: ¿cuáles serían las consecuencias de una guerra Irán-Israel para estos dos países y para el mundo?