El Rey claudica y abdica

Para mí, patriota español, la situación de España en estos momentos, previsible y en cierta medida prevista, es motivo de inmensa preocupación, preocupación por su presente y su futuro.

Esa preocupación, que de hecho me ha acompañado durante toda la vida, hunde sus raíces en un triple y aterrador convencimiento:

El convencimiento de que el pueblo español carece en gran parte de un sentimiento patriótico auténtico, integrador y como tal a salvo de luchas ideológicas.

El  convencimiento de que todos nuestros políticos carecen de la visión que caracteriza y distingue a los grandes estrategas y hombres de Estado.

Y el convencimiento, aún más triste y aterrador, de que España está condenada fatalmente a la autodestrucción por la vía de la traición y la desnaturalización.

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