Esperanza Aguirre: ¿sí o sí, no o no?
Imagino que Esperanza Aguirre seguirá adelante con su proyecto, un proyecto unipersonal, cada vez menos secreto y cada vez menos clandestino, con visos de intriga y muy pocas probabilidades de éxito.
¿Sí o sí, no o no?
Imagino que Esperanza Aguirre es consciente de que su nostálgica evocación del Estatuto de Cataluña no le va a proporcionar votos sino que, todo lo más, la va acercar a Pilar Rahola. A la postre tendremos una fiera corrupia en la Barceloneta, puerto fenicio del mar de la Sargantana, y otra fiera corrupia en la Puerta del Sol, centro histórico de la España radial.
¿Sí o sí, no o no?
Imagino que Esperanza Aguirre se duele de que el proyecto económico del Partido Popular triunfe y saque a España de la crisis, porque ese proyecto es obra –¿exclusiva?– de Montoro y su equipo y ella, la muy lianta, ni ha intervenido ni interviene en él si no es para intentar sembrar cizaña.
¿Sí o sí, no o no?
Imagino que Esperanza Aguirre no va a poder ni con la Cospe ni con Mariano y al final, para seguir viva políticamente, tendrá que volver a repartir besos entre sus queridos y odiados compañeros de viaje.
¿Sí o sí, no o no?
Imagino que Esperanza Aguirre es sabedora de que le quedan pocos telediarios y de que, probablemente, en uno de esos telediarios el contable Montoro o uno de sus subalternos va a anunciar lacónicamente: «Españoles, la crisis ha terminado».
¿Sí o sí, no o no?
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