Artículos de junio de 2015

Castelo en ABC: lo mejor y lo peor

Para mi gusto, la mejor reseña entre las dedicadas a Castelo que he leído estos días ha sido la firmada por José Antonio Zarzalejos en ABC.

Se trata de un texto sólido, con pulso, como todos o casi todos los suyos, respetuoso y, a la vez, limpio de concesiones hagiológicas. Al leerlo, uno  tiene la impresión de que ese es realmente el Castelo que su autor conoció y trató.

En el extremo opuesto, ya en el ámbito de un mal gusto descaradamente irrespetuoso,  no dudo en colocar una reseña, aparecida también en ABC,  en la que Juan Manuel de Prada –conocido, irrespetuosamente, en esta página virtual como el Misacantano– nos narra con una prosa tan caótica como desaliñada las comilonas sabatinas, cogorzas incluidas, que una cofradía de feligreses celebraba con carácter ritual  en casa del ahora finado.

¿Santos bebedores?

Yo, sin duda menos crédulo y menos creyente, me atengo a la norma: De mortuis nihil nisi bonum.

En la hora de la muerte

Intuyo que morir embriagado de música interior no es ni fenecer ni extinguirse, es acceder a una dimensión superior de la existencia por la senda de la armonía.

Alcanzada esa meta, el cosmos se expande ad infinitum y el ser vive su plenitud.

Para mí, la armonía es movimiento, el cosmos es orden y el ser es ese algo que se inventa y se crea constantemente a sí mismo en una eternidad sin retorno, ajena al tiempo.

Contra la pitada, el rugido

 

En este aciago avatar de tu historia, 

herida por hijos tuyos con alma de hiena,

siento un hervor de sangre en las venas

que me quita la razón y devuelve la memoria.  

                                                         

Salvador Sostres en ABC

Considero que, a estas alturas de la historia del deporte-espectáculo,  el fútbol es entre otras cosas:

modalidad deportiva para cuantos lo practican;

profesión para los que viven de su práctica;

negocio o business para directivos, adláteres y lobbies;

espectáculo para su público (situvidentes y televidentes);

pasto o condumio temático para tertulianas y tertulianos radiotelevisivos;

fenómeno sociopolítico a tener en cuenta por y para quienes tienen poder y/o influencia.

De hecho, el fútbol es hoy tanto y tantas cosas que se puede estar hablando de él horas y horas sin necesidad de dedicar una sola palabra a su práctica, sólo a su plática.

Quizás por eso me ha gustado comprobar que Salvador Sostres ha empezado a colaborar con el diario ABC en esa parcela.

Como el muchacho  tiene ingenio y chispa, cabe la posibilidad de que nos descubra y describa  aspectos menos visibles o evidentes  del juego como fenómeno social de masas.

A decir verdad, tengo mis dudas sobre su conocimiento y comprensión del fútbol como modalidad deportiva. Pero, en el fondo, eso puede ser una ventaja.

Estoy convencido de que, ya ahora, el fútbol como tema es sólo un pretexto para él y para los que, conocedores de sus virtudes y sus limitaciones, le han contratado.

A su primera crónica, reseña o lo que sea le doy un aprobado alto, aunque no entiendo muy bien su alusión en el título a la burocracia.

Lo que yo entiendo es que en el fútbol, tanto en un equipo como en un partido, hay una estructura profunda y una estructura superficial.

A mi modo ver, en la Juventus la estructura profunda está encarnada en Buffon y Pirso, acaso también en Lichtsteiner, mientras que la estructura superficial corresponde a subalternos y gregarios de piel oscura (incluidos, claro está, leñadores y camorristas).

Por contra y a la contra, en el Barcelona  estructura profunda y estructura superficial son una misma y sola cosa: Leo Messi.

Para mí, Messi es un taumaturgo con el don de la ubicuidad.

Castelo poeta

Después de ver a Castelo como pícnico complacido y complaciente que rebosaba  inteligencia emocional, me es fácil imaginar que pasará a la posteridad como poeta de la amistad.

Para mí, poeta es el que escribe poemas y también el que transmite sentimientos.

Separatismos: de Maragall a Rivera pasando por Colau, Sostres y ABC con su tercera

Pienso que, básicamente, la trampa del separatismo catalán es siempre  la misma, de igual manera que, en el fondo más hondo,  ese separatismo es siempre el mismo.

En la práctica, la trampa  puede cobrar forma de añagaza o  trampantojo, de gesto de amistad o  promesa de lealtad, de cesión o concesión coyuntural al servicio de la política de la puta i la Ramoneta, de abrazo del oso, de maniobra envolvente o  de cualquier otra cosa que tenga que ver con el engaño.

Para mí, el separatista catalán, clérigo o feligrés laico, miente incluso cuando dice la verdad por la sencilla razón de que su intención es siempre engañar y salirse con la suya.

Eso, salirse con la suya y seguir avanzando hasta conseguir que el todo quede supeditado a la parte y sea esta –la parte– la que gobierne y mande en ella misma  y en todo lo demás, que ya no será el todo sino una parte o parcela, acaso mayoritaria pero nunca determinante, de  la antigua primera parte.

He tratado de explicárselo muchas veces a mis compatriotas españoles, pero, al parecer, estos siguen sin  entenderlo y, lo que es peor,  sin creerme y poner remedio.

¿Podrán poner fin al separatismo si no son capaces de situarse en el peor de los casos posibles para España y los españoles?

Por eso, los separatistas catalanes siguen adelante con su trampa, repetida una y cien veces con pleno éxito y ahora ya consagrada  definitivamente como maniobra envolvente al servicio del Proceso o Proyecto nacional.

Trampa o maniobra envolvente, según mis investigaciones el primero en aplicarla fue Pasqual Maragall, hace ya unos cuarenta años.

Su penúltima versión-edición, hasta ahora, ha correspondido a una tal Colau, que se presentó como defensora social de los desahuciados de Barcelona y ha terminado poniéndose al servicio del separatismo burgués más insolidario, arrastrando con ella a todos los  menesterosos, desahuciados incluidos, de esa ignominia llamada Cataluña.

Va de suyo que la inmensa mayoría del colectivo de la Colau pertenece a la charnegada, a la que, dicho sea de paso, yo también pertenezco.

Pero esa maniobra envolvente no es nada si se la compara con la que ahora mismo está urdiendo y tejiendo el ciudadano Rivera en cumplimiento de las instrucciones recibidas.

Por lo que sé y lo que, sin saber, intuyo,  Rivera trabaja ahora en formar un frente antiseparatista (en su vocabulario, antisoberanista), para luego, una vez formado y reformado,  llegar a un pacto de estado de carácter bilateral y constituyente.

De lo que no estoy seguro es de que el susodicho Rivera vaya a ser uno de los firmantes de ese pacto y parto de los montes.

En cualquier caso, maniobra envolvente, ¿la última?

Artur Mas tiene a punto la Declaración de Independencia y, por supuesto, los trabucaires que han de disparar las salvas de honor.

Mientras tanto, para  abrir boca, Salvador Sostres seguirá con sus dribblings en ABC, periódico que un día fue de todos los españoles,  dicho sea con permiso del Misacantano.  Su objetivo es llegar a la Tercera, que siempre fue la primera, además de manzana apetecida por el separatismo ilustrado e influyente.

Sigo pensando que el tal Sostres posee chispa e  ingenio pero, como  le faltan  conocimientos y formación, su techo (sostre)  es más bien bajo y no es probable que su magín alumbre grandes conjuras, aunque sí es probable que las transmita y las difunda.

En cualquier caso,  estoy convencido de que más pronto que tarde el muchacho dejará entrever y ver su vena separatista, pues para eso lo pusieron ahí los que lo pusieron.

Periodismo de intriga (¿investigación?) al servicio del Proyecto nacional.

Y, para terminar, una consideración intempestiva: todo lo que un ser humano piensa y escribe, sea cual fuere su techo, es una opinión.

Bueno, esa es, al menos, mi opinión.

Pitadas

Pienso: si pitar al himno de España en España y por españoles no es delito, entonces es delito que no sea delito.

¿O va a terminar ocurriendo como en Cataluña, donde ponto será delito no pitar al himno de España?

A Castelo

Vuelve la noche,

vuelve el silencio,

muere un poeta,

nace un recuerdo,

queda su obra,

queda su verso,

queda su imagen

de hombre bueno,

queda su nombre.

Adiós, Castelo.

Salvador Sostres, niño poeta

Quiero pensar que Salvador Sostres tiene vena poética e inspiración. Y, también, que, falto de una formación intelectual sólida y, por lo tanto, falto de referentes cardinales, el pobre tiende a refugiarse instintivamente en una retórica enmarañada  que le permite chapotear y, en definitiva, sobrevivir, sea penosamente, en las ciénagas  de una actualidad política y social que lo desborda y le amarga la vida.

Para mí Salvador Sostres es, pues, ese niño poeta que no sabe ni cómo ni en qué emplear su inspiración, toda vez que  no ha adquirido los conocimientos necesarios  para levantar  una construcción racional y lógica en términos de arquitectura  literaria.

Eso es tanto como decir que Salvador Sostres es un escritor nato que no conoce una sola parcela de la cultura humana sobre la que escribir con un mínimo de dominio y coherencia.

A mi entender, por eso es por lo que tiende compulsivamente a echar mano de su inspiración, don innato que puede florecer sin cultivo, y, siempre que puede y le dejan, a darnos gato por liebre (en catalán, fer passar bou per bèstia grossa).

En la práctica, eso significa, entre otras cosas,  que Salvador Sostres puede escribir de todo y de nada (¿como Francisco Umbral o como Alfonso Paso?), máxime toda vez que él no es ni de  aquí ni de allí, ni de izquierdas ni de derechas, ni separatista ni antiseparatista.

Salvador Sostres es lo que puede y  cree que le conviene en cada momento para sobrevivir.

De acuerdo con mi experiencia, un catalán rara vez es una sola cosa y siempre la misma.

Y Salvador Sostres, además de catalán, es un niño con una indiscutible vena poética.

Niño poeta en la selva.

Yo le deseo suerte, pues creo que la necesita.

Nota

A mis 81 años, no creo en la existencia del mal absoluto, negación de Dios;  tampoco, pues, en un castigo eterno.

Creo, en cambio, que la maldad humana es, en cada caso concreto,  una forma de ignorancia o, si se prefiere, de impotencia.

Colau y el colauísmo: penúltima maniobra envolvente del separatismo catalán

Entiendo que si el republicano Alejandro Lerroux (1864-1949) ha pasado a la historia como uno de  los grandes demonios (demonio español) del separatismo catalán es porque el hombre entendió y defendió a su manera la españolidad de la clase obrera de Cataluña y, en un contexto más amplio, la españolidad de las capas populares de su sociedad.

Años treinta del siglo XX, años de la Segunda República española.

Desde entonces, para los separatistas catalanes lerrouxismo es esencialmente traición a Cataluña.

De hecho, los separatistas de estas tierras  nunca han aceptado ni la españolidad de los catalanes ni la existencia en Cataluña de una comunidad de lengua española, a pesar de que esa comunidad existe y es claramente mayoritaria y a pesar de que –oh ignominia– la oprimen   y explotan de acuerdo con un sistema de apartheid  de cuño colonialista y cínicamente burgués.  

Así fue en el pasado y así sigue siendo hoy, tras el hallazgo-invento de Pasqual Maragall y su implantación cuasi oficial con la llegada de la democracia formal a España, Cataluña incluida.

Desde entonces, en Cataluña, la política la hacen casi exclusivamente los catalanes, tanto para los catalanes como para los no catalanes.

Dictadura burguesa y régimen de apartheid  en la Europa comunitaria  y en este muy siglo XXI.

¿Fórmula? Derecho de voto para todos pero no de representación. La representación corresponde exclusivamente a nosotros, los que somos y seremos siempre catalanes.

Hace poco,  Ada Colau, cumpliendo el encargo recibido, se disfrazó de activista social y decidió acudir en ayuda de los menesterosos de Barcelona, yendo de  barriada en barriada, de desahucio en desahucio.

Su misión última y, a mi entender, menos solidaria  es hacerse con el control de las capas inferiores de esta sociedad para, acto seguido, inocularles el catalanismo insolidario o, si conviene,  recluirlas  en las cavernas del ya mítico PSC. Así las tendrán controladas y, a més a més, podrán volver a negociar sus votos como votos catalanistas con el Gobierno de España y/o cualquiera de sus partidos.

Vieja historia cien veces repetida y otras tantas por repetir, hasta que llegue el ciudadano Rivera.

Si Dios no lo remedia, el tal Rivera llevará a cabo la última y definitiva maniobra envolvente de España, en España y contra España.

Entonces, un catalán, que bien podría ser Mas o su sucesor, negociará con un ciudadano catalán, que bien podría llamarse Rivera o Ribera, las bases de la nueva Constitución, de acuerdo con la cual Cataluña, a partir de entonces siempre y sólo Catalunya, asumirá la dirección y la representación nacional e internacional del nuevo Estado europeo.

¿Resultado?

La parte –Cataluña– se ha comido al todo –España–, que dejará de existir como tal.

¡La madre que los parió!

Espíritu democrático

Entiendo que el espíritu democrático cristaliza en una actitud a la vez epistemológica y ética de acuerdo con la cual lo que un ser humano piensa y expresa es, en principio,  una opinión entre muchas.

Entiendo asimismo que una sociedad democrática es, además de otras cosas, un universo de opiniones.

Posible guía gastronómica de ABC y una de sus eventuales consecuencias

Quiero pensar, por mi cuenta y riesgo, que, a poco que se esmerile,  el muchacho (S.S.) no tardará en tener en ABC, periódico que un día fue de todos los españoles de provincias,  una separata con su guía gastronómica y, a partir de ahí, con su servicio de restaurante.

Yo me he tomado la maliciosa libertad de  bautizarle en su nueva start-up periodística como el «Golafre de la Barceloneta». La palabra golafre, de genuina estirpe catalana, se corresponde con las españolas «glotón» y «tragón» y, por lo tanto, remite antes a gourmand que a gourmet.

En una crónica reciente, el susodicho,  acaso herido por la nostalgia de la andorga, evoca con mal disimulada fruición, pero sin mencionarla,  aquella edad dorada de las burguesías europeas que fue la Belle-Époque, período histórico que vino  a coincidir con la vida y muerte del Imperio Austro-húngaro, la Kakania de Musil, patria idealizada de apátridas de por vida.

Todo un destino.

Ahora, al muchacho S.S. le falta bastante menos para alcanzar la Tercera de ABC, que es su objetivo último y primero.

Justamente por eso me asalta,  herética e intempestiva, una pregunta.

¿Qué letanía de imprecaciones mascullará el Misacantano si, Dios no lo quiera, una mañana cae sobre él y su idolatrado diario tamaña ignominia?

Evidentemente, no lo sabemos, pero podemos imaginar que algún malicioso se partirá de risa. Los italianos llaman a eso sbudellarsi della risa.

De niños, místicos y poetas

Imagino que, como todos hemos sido niños,  nos puede resultar fácil admitir,  ¿acaso recordar?,  que el niño nace y vive en estado de gracia hasta que inicia su proceso de socialización y cobra conciencia de culpa.

Entonces es cuando, según nuestra genealogía mítico-religiosa, el ser humano cae en la cuenta de que está desnudo y corre a esconderse, que evidentemente es para él  la forma primera y más elemental de cubrirse.

El que se cubre algo esconde. Si lo sabrán nuestras mujeres…

Podemos imaginar asimismo que el místico también vive en estado de gracia, pero, evidentemente,  no ha accedido a él como el niño.

De hecho, el místico, ya ser humano adulto, decide un día desobedecer las convenciones sociales, pero, por encima de todo, despojarse de su personalidad, entendida  y percibida como esa máscara-coraza con la que los humanos acostumbramos a cubrirnos y protegernos  a la hora de  aparecer y comparecer no sólo ante nuestros semejantes sino también y de manera especial ante nosotros mismos.

El místico –he oído decir– no tiene personalidad. Y, por lo general, su papel social, si lo tiene, ni le define ni le limita.

En consecuencia, el místico  ni miente ni engaña.

Es un ser diáfano, ¿transparente?

A mi entender,  el que no es ni diáfano ni transparente es el poeta. En él, ya el lenguaje –lenguaje poético– es artificio.  Y su misma desnudez es, en muchos casos, vestidura y camuflaje.

Por eso entiendo que  el poeta lírico personifica la esquizofrenia que caracteriza al ser humano como criatura alienada, nacida para la muerte.

¿Fin de la alienación?

Pedro Sánchez: autenticidades

Parece ser que Pedro Sánchez, socialista de última hora, se ha definido como patriota. ¿Patriota español de izquierdas?

No es fácil que nos caiga esa breva.

De acuerdo con lo que he vivido durante los últimos cuarenta años en España y de acuerdo con lo que he aprendido en el curso de mi vida,

lo más auténtico de un separatista es la falsedad,

lo más auténtico de un español es la cobardía,

lo más auténtico de un ser humano es la alienación = mente escindida.

Democracia: control y sociedad civil

A estas alturas de la historia parece no sólo  lícito sino incluso obligado afirmar que para que un sistema democrático funcione tienen que funcionar sus mecanismos de control.

Los ingleses encontraron la forma de que sea así y acuñaron la fórmula checks and balances (controles y contrapesos).

Como en un régimen democrático, representado por una pirámide truncada, no hay un poder que esté por encima de los demás y los tres que conforman su estructura básica se hallan en el mismo plano jerárquico, deben vigilarse recíprocamente.

De hecho, en un régimen democrático todas las instancias integradas en su organigrama deben vigilar y deben ser vigiladas, si se quiere que ese régimen sea realmente operativo.

La experiencia aportada por los países europeos con una democracia consolidada y  realmente eficiente nos enseña que en último término el control de la máquina del Estado con todas sus instancias de poder y representación corresponde a la sociedad civil.

Sin control por parte de la sociedad civil no hay democracia real y eficiente.

¿Cuál es el caso de España?

¿Hay corrupción de la clase política sin corrupción de la sociedad civil?

Si la sociedad civil está corrompida,  ¿cómo se puede hacer cambiar a la clase política?

¿Cómo se pone en marcha el sistema de check and balance?

En mi opinión, si la clase política proviene de la sociedad civil, la corrupción de la clase política proviene, ¡necesariamente!, de la corrupción de la sociedad civil.