Artículos de julio de 2015

Grecia: quiebra y más allá

Grecia no paga; en realidad ni  puede ni quiere pagar.

A partir de ahí, con una situación de quiebra profunda y persistente, parece razonable y también aconsejable empezar a pensar en el peor de los casos posibles, tanto para Grecia como para el conjunto de  la UE, naturalmente incluida España.

En ese sentido, a la postre puede resultar irrelevante que Grecia continúe o no continúe en la UE,  pues, si este país no paga, los países que le prestaron  dinero y ahora lo reclaman, con Alemania a la cabeza, lo habrán perdido.

Alemania, siempre Alemania, Deutschland, immer Deutschland!

A mi modo de ver, todos o casi todos los grandes proyectos alemanes (y la UE es uno de ellos) tienen dos características fundamentales: un sello imperativo y/o militarista y una dinámica expansiva.

Después del fiasco inmenso que fue la Segunda Guerra Mundial y su Drang nach Osten (expansión hacia el Este), Alemania se rehizo y consiguió  la reunificación de sus territorios históricos en una proeza sin parangón en el mundo occidental de nuestros tiempos.

Quien quiera puede  entender y decir que la UE como proyecto esencialmente alemán responde a la misma dinámica básica en cuanto expansión hacia el Sur (Drang nach Süden).

En cualquier caso, nueva expansión y nuevo error de cálculo  por exceso.

La historia nos dice asimismo que todos o casi todos los grandes errores alemanes son errores por exceso. En  este caso, personalmente considero que el error ha consistido y consiste en aplicar a un país meridional como Grecia criterios de responsabilidad y eficacia propios (¿y exclusivos?) de Alemania y los alemanes.

En mi opinión, ahora sólo Alemania –no digo  Alemania sola– puede sacar a Grecia y a los griegos de su situación, una situación provocada, a todas luces, por la falta de eficiencia  o, si se prefiere, por el exceso de corrupción en sus diferentes niveles: social, político y económico.

Más allá de todo ello, entiendo que, una vez rescatada y puesta a flote su economía,  Grecia deberá seguir su propio  camino fuera de UE, pues no parece probable ni que el pueblo griego vaya a cambiar de manera de pensar y vivir ni que Alemania esté dispuesta a cargar de nuevo con un enfermo crónico e incurable.

En el ámbito de la economía no hay ni caminos de Damasco ni conversiones paulinas. Y, aunque parezca raro, también los alemanes aprenden de sus errores; perdón, quiero decir de sus fracasos.

Ruina

La ruina de mi Patria

es mi ruina, 

porque, al vivirla,

dejo de vivir.

Patriotismo

Me tengo por un patriota español.

Patriota español de la emigración y, por lo tanto, nostálgico y, por lo tanto, apátrida.

Emigrante de por vida, nostálgico de por vida, apátrida de por vida.

Patriota español y apátrida.

Es posible que nunca haya tenido una patria y, también,  que mi única patria haya sido la patria de mi infancia con sus ensoñaciones, casi toda ellas  heroicas.

Mis compatriotas no son compatriotas míos.

Considero que un patriota no tiene ideología, habida cuenta de que para él todas las ideologías están sometidas a la lealtad debida a la patria.

Todas, todas, empezando por la suya.

La envolvente separata

Me duele profundamente que un separatista como Salvador Sostres tenga su separata en ABC, periódico que vuelve a ser de todos los españoles, y cocine en ella su intriga personal contra el separatista Guardiola.

Biopic de mala baba y golpe de mano a traición. Lo suyo, lo de siempre.

Quiero creer que el catalán Sostres (Techos) ha tocado a un mismo tiempo techo y fondo  y que, si vino a ABC con intención de quedarse a comer y para comer, no le va a resultar fácil conseguirlo.

Y no tanto porque tenga en contra el grueso del equipo de redacción, que probablemente lo  tiene, cuanto porque su condumio informativo o periodístico es pobre en canti y en cali.

Pero aún hay algo más grave, infinitamente más grave. El tal Sostres pertenece a  una  subespecie autóctona y endémica que ahora se dedica a tareas tan  patrióticas y lucrativas como denunciar a otros separatistas con el insano propósito de hacer méritos y preparar el patio para la envolvente.

De acuerdo con la historia y la experiencia nuestra de cada día, que el ejecutante sea Pujol, Maragall, Duran, Mas, Colau,  Forcades o el abad de Montserrat  afecta poco o nada a la normativa y la operativa.

Por lo que sé, en última instancia todas las traiciones de los separatistas catalanes  –¿actos heroicos en honor de la patria?– responden al mismo esquema táctico-estratégico.

La envolvente es marca de la casa.

Considero que los españoles harían bien en verlo, aprenderlo y tenerlo en cuenta.

Muchos de los que aún vivimos y/o sobrevivimos en Cataluña se lo agradeceríamos.

Dicho sea sin pensamiento envolvente alguno.

Armonía, más armonía

Me refugio en la música,

busco la armonía,

la armonía como religión,

como revinculación,

como unción.

Armonía para el tránsito,

antes del tránsito,

en el tránsito,

¿después del tránsito?

Me gustaría vivir el tránsito embriagado de armonía.

Armonía sin sonido,

armonía sin movimiento,

armonía interior.

Armonía,

más armonía.

La traición a la Patria en la Constitución

En la Constitución vigente se habla de España, de la que se predica que es «patria común e indivisible de todos los españoles», pero en ella no se habla, en parte alguna, del delito de «traición a la Patria» y por lo tanto tampoco del castigo que conlleva ese delito.

En mi opinión se trata de una preterición deliberada y por lo tanto de un acto–¡el primero!– de TRAICIÓN A LA PATRIA.

Burguesía y democracia en Cataluña

Entiendo que una parte minoritaria pero poderosa e influyente de la burguesía catalana ha conseguido enajenar la democracia en Cataluña mediante una conjura política asentada en una estudiada cadena de fraudes de ley e instaurar en esta región española una dictadura burguesa de cuño israelí.

Israel como modelo y Estados Unidos como valedor.

Los españoles no estamos siendo ni especialmente inteligentes ni especialmente patriotas.

Entiendo y siento que, en estos momentos, la defensa de España como patria histórica de todos los españoles es una responsabilidad ineludible.

Albiol, español sin complejo en Cataluña

Considero que Albiol,  un español sincero, abierto y sin complejo, puede aunar a la comunidad de lengua española y sentimiento español de  Cataluña y acabar de una vez por todas con la dictadura implantada en esta región española  por un sector minoritario pero poderoso e influyente de su burguesía.

Esperemos que los políticos de Madrid y Barcelona no hagan con él  lo  que hicieron con Vidal-Quadras.

El diario ABC y los españoles

Entiendo que, históricamente, ABC es, entre otras muchas cosas, el diario de los españoles de provincias.

Quiero recordar que, en nuestra doble y larguísima posguerra, a Plasencia el diario ABC llegaba los martes y, una vez leído y releído, se guardaba y servía para toda la semana; o sea, hasta el martes siguiente.

Que yo sepa, lo leían los maestros de escuela, los picapleitos, los militares con mando en plaza, los comerciantes más ricos, los feligreses más devotos  y los curas; de manera especial, los canónigos de la catedral, entre cabezada y cabezada, en el coro.

Yo empecé a leerlo con doce años; naturalmente a hurtadillas, siempre y sólo en verano. En el colegio de San Calixto y en el seminario no podía, so pena de expulsión.

Allí, en invierno, se rezaba y se estudiaba latín; mucho latín, menos griego.

A partir de entonces,  el diario ABC fue para mí una ventana abierta  en el muro del oscurantismo levantado por el espíritu de los tiempos.

Oh tempora, oh mores!

ABC fue también mi diario español en los años de emigrante. De hecho, ABC fue el diario de todos los españoles de la diáspora que se inició allá por los años sesenta del siglo pasado y se extinguió, como agua de lluvia en el desierto, durante sus dos últimas décadas.

El emigrante no tiene ideología, sólo patria, una patria sublimada y transmutada  en nostalgia que, por eso mismo, no existe o sólo existe en su imaginación.

El emigrante es un patriota nostálgico y apátrida.

En aquellos años sesenta, España terminaba en los Pirineos y en los Pirineos empezaba el extranjero.

Para los españoles de la diáspora, el extranjero y Europa eran una misma cosa.

Ahora, con unas Provincias Vascongadas traumatizadas y desnaturalizadas por los crímenes de ETA y una Cataluña sometida a la dictadura mafiosa de una burguesía desleal, el extranjero empieza en la margen izquierda del Ebro, el río de los iberos.

Aquende esa margen izquierda sobrevivo, ya viejo, entre añoranzas y maldiciones, incapaz de inclinar la frente y rendirme a la traición e incapaz de levantar el brazo contra los traidores.

Y aquí sigo hojeando y ojeando el mismo ABC de mi infancia, el ABC de toda mi vida.

En la mayoría de casos no me identifico, ni en el fondo ni en la forma, con lo que escriben, por ejemplo, Gabriel Albiac, Hermann Tertsch, Edurne Uriarte, García de Cortázar, Juan Manuel de Prada (el Misacantano) y Bieito Rubido, pero procuro estudiar sus discursos y sermones, porque considero que, en conjunto, forman parte de las historias que componen mi historia de España y, dentro de ella, mi memoria histórica.

Entiendo que cada uno de ellos se dirige a su parroquia, pero juntos transmiten un mensaje relativamente unitario, relativamente coherente, si prescindimos del tal Sostres, conocido en este espacio virtual como el Rompetechos catalán (en vernáculo, Trencasostres).

Sinceramente, lo que he leído de él hasta ahora en las páginas de este periódico conservador, que lo es también de todos los heterodoxos españoles desde hace más de un siglo, no justifica ni explica su presencia. Naturalmente, de acuerdo con mi modo de leer y entender.

Es cierto que Rubido, su director actual, no es precisamente un maestro de la pluma, pero hoy, al menos, nos ha regalado a los españoles, ortodoxos y heterodoxos, un mensaje digno de pasar a la posteridad:

EN REALIDAD, TODOS SOMOS HIJOS DEL HAMBRE.