Adiós
Vuelo a Castilla en el AVE,
a ras del suelo.
Pongo el pie en Fuente de Santa Cruz.
Estoy en una casona,
rodeado de artilugios de varia e imprecisa genealogía,
desde la prehistoria carpetovetónica hasta la era más tecnológica.
¿Quincalla y andróminas?
Aquí los relojes no dan la hora,
ningún reloj,
ninguna hora.
Sólo los pájaros a la hora de madrugar,
que es la hora de cantar.
Quiero despedirme de España,
una vez más,
¿la última?
Castilla es eterna e inmóvil,
¿como eterna e inamovible la lealtad de un patriota?
Artículo sobre general escrito por el 23 de agosto de 2015 y sin comentarios de momento.
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